Proyecto Aljamía: combatir la xenofobia y fomentar la convivencia a través del patrimonio mudéjar aragonés

Proyecto Aljamía: combatir la xenofobia y fomentar la convivencia a través del patrimonio mudéjar aragonés

La Asociación AFRICagua y el equipo Multaka de la Universidad de Zaragoza promueven una iniciativa dirigida sobre todo a jóvenes de 18 a 30 años

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Los discursos de odio, la violencia en las calles o el rechazo a los migrantes constituyen fenómenos a erradicar. Lograrlo a través del patrimonio mudéjar aragonés es lo que reivindica Aljamía, un proyecto de la Asociación AFRICagua y el equipo Multaka de la Universidad de Zaragoza dirigido sobre todo a jóvenes de 18 a 30 años. La iniciativa, financiada por el Ayuntamiento de la capital aragonesa que cuenta con fondos europeos (FEDER), ha comenzado este mes y se compone de dos fases: una primera, con diez charlas formativas para consolidar la base teórica, y una segunda más práctica, para construir herramientas de mediación intercultural.

¿Pero qué significa la palabra Aljamía y por qué le han llamado así al proyecto? Se trata de una lengua romance escrita con caracteres árabes que nace tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I a principios del siglo XII. “Aquí los mudéjares de la época, que eran los árabes que vivían en tierras aragonesas, inicialmente los que habitaban los pueblos del Valle de Ebro, comenzaron a escribir textos sobre todo religiosos en esta lengua que se considera una hibridación cultural de la época”, explica María José Cervera, profesora de lingüística de la Universidad de Zaragoza.

Tomando como referencia este mestizaje cultural literario se decidió poner Aljamía como nombre de una iniciativa que, según expone Jorge Jiménez, profesor de Historia del Arte, “busca apoyarse en la historia del arte mudéjar, un referente internacional de la cultura española, desde una mirada crítica y a la vez reflexiva para poner cara a la desigualdad de razas e interceder por una convivencia pacífica entre las diferentes culturas”. “Son parte de una historia que nos pertenece a todos, se trata de utilizar el arte de esa época para reflexionar problemas del presente”, añade.

Del laboratorio al café

Todo comenzó de manera voluntaria por parte del alumnado del Laboratorio de Derechos Culturales de la Universidad de Zaragoza junto con los activistas de la red AFRICagua, a través de varios encuentros denominados Café de Letras. “La actividad consistía en un espacio de diálogo e intercambio a la hora del café, durante cuatro viernes de los meses de abril y mayo. Todos se desarrollaron en las instalaciones universitarias y contaron con la asistencia de nuevas compañeras docentes y personal externo, lo que puso en valor el éxito de la iniciativa, más allá de los objetivos de naturaleza académica”, relata Paola Mercado, coordinadora de la red de asociaciones africanas en Zaragoza, AFRIcagua.


Charlas impartida por la profesora de literatura Ana González de la Universidad Autónoma de Madrid

Desde esa propuesta, el mencionado Laboratorio, que además es sede del proyecto cultural europeo MULTAKA –con sedes en otras universidades como la de Oxford o la de Florencia–, decidió aportar un respaldo académico a la formación de los participantes en los talleres. “El impacto social de la historia del arte es clave en la mediación cultural y el conocimiento intercultural”,  argumenta Paula Iruzubieta, encargada de la coordinación de las y los estudiantes desde Multaka.

Las ganas de concretar estas actividades y trasmitirlas sobre todo entre los jóvenes de hoy en día fue lo que inspiró a insistir y presentar el proyecto a una escala superior. 

Más que charlas, reflexión

Las personas que completen la formación tendrán un diploma en estrategias y herramientas para la mediación intercultural a través del patrimonio mudéjar. Para ello se han diseñado dos fases de aprendizaje con una duración de treinta horas en total. La primera compuesta por diez charlas, de las cuales ya se han impartido seis, “con el objetivo de acercar al alumnado a un conjunto de contenidos y a través de actividades que los hagan reflexionar”, plantea Jiménez desde la cátedra.  El programa docente expone títulos de actualidad: ‘Cómo ser antirracista’, ‘Literatura aljamiada’, ‘Feminismos y literatura actual’, ‘Patrimonio local y aprendizaje de idiomas’, ‘Herramientas pedagógicas’, ‘Migraciones y desplazamientos’, ‘Arte Islámico’, ‘Arte Mudéjar’ y ‘Vida cotidiana de las culturas africanas’.

Los talleres serán impartidos básicamente por docentes de la Universidad de Zaragoza, y en casos concretos por expertos en temáticas afines. “Una de las conferencias más esperada ha sido la impartida por la profesora de literatura Ana González, de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha trabajado con mujeres desde la cárcel de Marruecos y ha estudiado la literatura feminista en el mundo árabe, un tema poco conocido en la sociedad”, apunta Jiménez.

La segunda parte de la formación consistirá en crear tres cuadernos de actividades para diferentes niveles: uno integrado en el currículum de instituto, otro diseñado para museos y el tercero para entidades sociales. “Quienes participan en su composición, que serán los propios alumnos de esta formación, van a estar capacitados para ser ellos quienes vayan al instituto, al museo o a la asociación y, por su cuenta, puedan mostrar el patrimonio mudéjar. Lo podrán hacer a través de las actividades didácticas recogidas en la guía que generarán debates sobre el feminismo, la hibridación cultural, el trabajo o la mano de obra”, explica el docente.

Formación para la igualdad

Y de ahí que otra de las misiones de los encuentros sea capacitar a los alumnos para la mediación cultural, de manera que luego puedan extrapolarlo no sólo a su vida profesional sino a la cotidiana. Es por eso que no hay un perfil específico a la hora de seleccionar el alumnado, sino que se aceptan de todas las carreras del campus universitario o fuera de este. “Hasta el momento están inscritas personas muy variadas y estoy muy contenta porque así se proyecta un discurso más completo del que surgiría si todos proviniéramos de la Historia del Arte”, valora Iruzubieta.


Un momento de la charla de Jorge Jiménez, profesor de Historia del Arte.

En ese sentido, la mediadora insiste en “la importancia del carácter horizontal del proyecto, que se debe a la Asociación AFRICagua como eje central e impulsor del proyecto, y no solo a la presencia institucional de la Universidad en este caso. Es un detalle que aporta un tono menos académico y muestra a los ojos del estudiantado las intenciones reales de crear valores sociales desde la convivencia genuina, como nos ha manifestado Imane, una estudiante de Filosofía”, desgrana.

Paula Iruzubieta destaca, desde su experiencia vital, el valor laboral de este espacio, que cataloga de “maravilloso”, y también el personal: “Utilizar mis dos pasiones, el arte y la cultura, para generar relaciones humanas que no tiene por qué implicar diferencias o similitudes, sino para crear espacios seguros para todos. Me hubiera gustado que cuando tenía dieciocho años me hubieran dado estas charlas para así comprender que lo más significativo en una persona no es sacar un diez, sino acoger, entender y respetar a todos y sus costumbres.”

El proyecto, de hecho, aspira a transmitir un discurso que desmitifique las diferencias entre cristianos y musulmanes o entre razas. “Somos diversidad cultural en un mundo global”, afirman sus organizadores.