Siete muertos y una absolución que reabre heridas: así se escribe el año más aciago de la minería asturleonesa

Siete muertos y una absolución que reabre heridas: así se escribe el año más aciago de la minería asturleonesa

Dos tragedias en ocho meses, una absolución que deja seis muertes sin responsable y una pregunta que recorre las cuencas: ¿quién responde cuando la mina mata?

La centenaria Brigada Central de Salvamento Minero de Hunosa, en peligro de extinción tras la renuncia de sus 19 brigadistas

En Asturias y en León, la minería siempre ha sido una mezcla de orgullo, identidad y dolor. Una industria que construyó pueblos enteros, levantó generaciones y dejó huellas que todavía palpitan bajo tierra; hoy, en plena descarbonización y con prácticamente todas las minas cerradas, casi nadie puede lograr entender cómo en el año 2025 pueden haber fallecido siete mineros en lo que va de año. Dos accidentes mortales en apenas ocho meses —primero en Zarréu, luego en Vega de Rengos— han devuelto a las cuencas la sombra más temida: la de la muerte que llega sin anunciarla y que no permite escapar de debajo de la tierra.


La mina de Cangas del Narcea en la que este viernes han fallecido dos trabajadores a causa de un desprendimiento de materiales ha sido inspeccionada en varias ocasiones, la última de ellas ayer, jueves, según ha informado el consejero de Ciencia, Industria y Empleo, Borja Sánchez. EFE/Paco Paredes

Este año se ha convertido en uno de los más aciagos para la minería y a las desgracias personales hay que sumarles la sentencia absolutoria en León sobre el mayor siniestro minero de las últimas décadas, un escape de grisú que dejó seis muertos y cinco heridos en el Pozo Emilio del Valle que la Hullera Vasco Leonesa tenía en Llombrera de Gordón.

Cinco muertos en marzo. Dos más en noviembre. Y la justicia, doce años después, absolviendo a todos los acusados de un accidente que mató a seis mineros en 2013. La sensación se torna insoportable para las familias y seres queridos: parece que nada cambia y que nadie asume responsabilidades cuando la mina mata.

31 de marzo: Zarréu explota y Asturias vuelve a temblar

Aquel lunes de primavera, en la mina de Zarréu — municipio de Degaña— los trabajadores bajaron a la mina como siempre, con la misma rutina aprendida de generaciones. A las pocas horas, una explosión de grisú desató el infierno bajo tierra. Cinco mineros murieron, varios más resultaron heridos y la Brigada de Salvamento Minero volvió a convertirse en el último hilo de esperanza entre el polvo, el humo y la oscuridad.

Las primeras hipótesis apuntaron al grisú, el viejo enemigo de los mineros, silencioso y letal. La onda expansiva recorrió la galería como un latigazo. Asturias se paralizó. Otra vez velas, silencio, banderas a media asta. Otra vez la pregunta que ya forma parte de nuestra memoria colectiva: ¿Qué falló esta vez?


Accidente mortal en Vega de Rengos.

Ocho meses después, el resultado sigue difuso. La comisión de investigación se ha convertido en un reguero de testimonios que declaran un día tras otro como en Zarréu se llevaban a cabo extraciones ilegales. Se deja en entredicho la seguridad de la mina y el silencio se ha instalado en un pueblo que teme cargar contra el patrón porque no ven muchas más posibilidades para vivir que comer de la mina, del trabajo del minero. Zarréu calla de miedo.

21 de noviembre: Vega de Rengos, otro mazazo

El segundo mazazo llegó cuando el año ya agonizaba. Un derrumbamiento en el nivel -2 de la explotación de Vega de Rengos, en Cangas del Narcea, sepultó a dos mineros que trabajaban en la zona. No hubo explosión. No hubo aviso. Solo un hundimiento brutal, repentino, que convirtió la galería de antracita en una trampa mortal. El presidente del Principado, la delegada del Gobierno y el propietario de la explotación insisten en que la mina trabajaba con todas las medidas de seguridad y que justo este jueves había pasado una inspección, pero está claro que algo falló.

Murieron dos mineros, uno de Cangas del Narcea y otro de Laciana. Y otra vez la Brigada de Salvamento Minero volvió a bajar al lugar de los hechos, a intentar rescatar a sus compañeros, pero la mina no entiende de treguas.

Seis fallecidos en 2013

El Principado dice que hay que esperar los resultados de la investigación para saber qué pasó, mientras que familiares y amigos de Óscar y Anilson no pueden con el dolor; dos tragedias en solo un año se les tornan más un síntoma que una casualidad y quieren respuestas y responsabilidades.

Los sentimientos están a flor de piel y más cuando esta misma semana la justicia ha absuelto a todos los acusados por el accidente que mató a seis mineros en 2013 en la provincia de León. Una sentencia que se hizo esperar casi tres años desde la celebración del juicio y que ha finalizado con una sensación de injusticia en las cuencas mineras.

El Juzgado de lo Penal de León absolvió a los 15 acusados —directivos, ingenieros, responsables de seguridad— por la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle (Hullera Vasco Leonesa), ocurrido el 28 de octubre de 2013. Aquel día, a las 13:24 horas, un escape masivo de grisú barrió la planta 7ª Este. El oxígeno desapareció en segundos. Los mineros no tuvieron tiempo ni para colocarse el autorrescatador. Murieron casi en el acto: José Antonio Blanco Barrio, 43 años; Juan Carlos Pérez Fernández, 41; Manuel Antonio Moure Fernández, 40; Orlando González Fernández, 44; Roberto Álvarez García, 36; José Luis Arias Gutiérrez, 45.

Compañeros con lesiones permanentes

Nueve compañeros que bajaron a rescatarles quedaron con lesiones permanentes, condenados a nunca superar la secuelas del brutal accidente. La sentencia, de más de quinientas páginas, concluye que la tragedia fue “imprevisible” y que ningún acusado cometió imprudencia grave. Un fallo judicial que no ha hecho más que reabrir heridas y que deja entre los familiars y allegados la sensación de que no hay justicia para quienes pierden la vida en la mina.


La mina accidentada en Asturias en Vega de Rengos.

Doce años de espera. Doce años de informes, autos, recursos y la sensación, como aseguran las familias, de que “los responsables fueron los muertos”. Tres tragedias, una misma herida: la sensación de que nadie rinde cuentas.

Temor por la Brigada de Salvamento

La secuencia completa del año —Zarréu, Vega de Rengos y la absolución de León— dibuja una conclusión dolorosa: cuando una mina explota o se derrumba, casi nunca hay responsables penales. A todo ello, hay que sumarle aún otro hecho preocupante, y es que la Brigada Central de Salvamento Minero, creada en 1912 y convertida en un cuerpo de élite único en España, atraviesa su mayor crisis en más de un siglo de historia.

Sus 19 miembros han presentado la renuncia voluntaria y solicitado su regreso a sus antiguos puestos en Hunosa tras acumular, según denuncian, más de 9.000 horas extraordinarias sin cobrar, una situación que consideran insostenible y que deja al borde de la desaparición a una unidad que ha sobrevivido al cierre de las minas, a explosiones de grisú, a derrumbes y a intervenciones extremas dentro y fuera de Asturias. Fueron ellos los que entraron a rescatar a sus compañeros en Zarréu y este viernes hicieron lo propio en Vega de Rengos.

Asturias y León llorando con sus heridas abiertas en pleno 2025, y el lunes, a las ocho de la mañana, vuelta a la mina.