Gernika, lugar de memoria

Gernika, lugar de memoria

Siguiendo la corriente de Alemania, bien debe el Estado español y, en su nombre, todos los gobiernos, pedir perdón y asumir responsabilidades por todas las atrocidades cometidas desde su núcleo o desde sus aledaño

El pasado viernes, 28 de noviembre, tuvo lugar en la villa de Gernika un acto verdaderamente relevante. Un acto que, esta vez con toda justicia, ha sido calificado de “histórico”. No en vano tuvo como objetivo recordar a las víctimas del bombardeo de Gernika, ocurrido el 26 de abril de 1937, en un ataque aéreo de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, en apoyo del bando sublevado contra la Segunda República Española. 

No fue el único ni el primero de los bombardeos, pues el 31 de marzo anterior, la villa de Durango, a pocos kilómetros, fue igualmente atacada por aviones italianos y alemanes, en lo que constituyó, según gran número de historiadores, uno de los primeros experimentos de los bombardeos del terror, para vencer la moral de la población civil y destruir las comunicaciones por carretera. Una auténtica atrocidad, incluso en guerra.

Una barbarie de entre muchas, pues hubo en España, además de otros horrores, más ataques de los mismos ejércitos – en particular, de la aviación italiana -, intensificándose en 1938 en Barcelona, Alicante, Granollers y otras ciudades, concentrándose en la costa mediterránea, aún bajo el mando de la República.

Sin embargo, ha sido Gernika la que ha protagonizado el mayor simbolismo de estos ataques, tanto por el propio salvaje ataque que la destruyó como por la relevancia de la villa en la historia vasca y por el hecho de haber sido plasmado todo ese horror en el célebre cuadro de Pablo Picasso.

Durante años la mentira se impuso y alguna prensa de la época imputó a “los rojos” y/o a “los separatistas” la destrucción de la villa y achacó a “las radios rojas” de mentir sobre la autoría del bombardeo. El silencio se hizo también un hueco, debido al miedo en los tiempos negros de este país.

Pues bien, el pasado viernes el Presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, acompañado del Rey Felipe VI y del Lehendakari Pradales, protagonizó un acto de tributo y homenaje a las víctimas de aquel bombardeo. Un acto en el que depositó una corona de flores blancas, permaneció en pie en silencio durante un minuto, claramente inclinado, reconoció “la responsabilidad histórica” de su país en aquellos hechos, pidió perdón en nombre del pueblo de Alemania y se reunió con dos mujeres supervivientes, Cruxita y María del Carmen. Lo que quiero resaltar son algunas de sus palabras: “Eran nazis, pero lo hicieron en nombre de Alemania”. Lo que se puede calificar de un acto completo de asunción de responsabilidad, una responsabilidad ya asumida en 1997 cuando el Presidente alemán Roman Herzog dirigió una carta en tal sentido, pero con especial intensidad en esta ocasión, en la que ello tiene lugar in situ

Este acto ha sido resaltado en los medios de comunicación con variedad de enfoques, como es de esperar. Algunos – bastantes – medios se han hecho eco de las intervenciones de varios líderes políticos que reprochan a “España” “no haber reconocido aún el daño causado en Gernika”. En estos términos se ha pronunciado el Lehendakari, que ha expresado su decepción por “el silencio del Estado español” y por “haber dejado pasar esta magnífica oportunidad” de pedir perdón por el bombardeo de Gernika. Como digo, no es el Lehendakari el único en pronunciarse en este sentido, puesto que así ha hablado también Aitor Esteban, presidente del PNV, y Oskar Matute, Diputado por EHBilldu.

Y esta es la cuestión que me planteo: ¿Debe España pedir perdón por el bombardeo de Gernika? Es una pregunta sencilla de formular y tremendamente complicada de responder. Al menos para mí. De hecho, para responder, solamente se me ocurre preguntar. Ya ven.

Porque, ¿qué y quién es el “Estado”?

¿Es el Estado, en su configuración constitucional actual, heredero directo del franquismo? Y, lo fuera o no, ¿ha de asumir una responsabilidad por todo lo hecho por los sublevados contra la II República? ¿No se alzaron en armas los sublevados contra el Estado español? ¿No fue el régimen franquista un régimen contrario al legítimamente establecido antes del golpe de 1936, esto es, a la II República? ¿No fue el Estado español, con su Gobierno legítimo al frente, víctima del golpe franquista y de todos los horrores posteriores? (Además de todos los horrores por todos cometidos en su día, sin excepción).

¿Es la Constitución de 1978 heredera directa del franquismo y responsable de todos sus actos? ¿Es el Rey, Jefe del Estado, directo heredero del dictador?

Si el “Estado” es responsable del horror de Gernika, ¿no lo sería también el Gobierno Vasco como parte del Estado, habiendo asumido su estructura constitucional actual y formando parte de él?

¿No había encargado el Gobierno de la II República Española a Picasso el cuadro “Guernica” para ser expuesto en la Exposición Internacional de 1937 en París y favorecer así la legítima causa republicana? Un Gobierno del que el PNV formaba parte en la persona de Manuel de Irujo, ministro sin cartera entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, y como ministro de Justicia hasta diciembre de 1937.

¿Obvió entonces el Estado español algún deber con Gernika? ¿No fue también aquel Gobierno y el régimen republicano víctima de semejante atrocidad?

¿No fue el bombardeo de Gernika un ataque tremendo contra el Gobierno del Estado? ¿No se trataba de golpear y anular dicho Gobierno y constituir un Estado nuevo, fascista, como así se hizo?

Parece que el “Estado” no fuera nadie: como si nadie fuéramos Estado. Como si el Gobierno Vasco no fuera Estado. Entonces, todas y cada una de las personas que formamos parte de él deberíamos pedir perdón y asumir nuestra responsabilidad.

Pero, en este caso de Gernika, no lo veo. Quienes atacaron Gernika eran rebeldes alzados contra el Gobierno legítimo de la II República, por más que vencieran y establecieran un Estado de terror. El actual sistema constitucional ha tratado de superar esa realidad, ciertamente, asumiendo una nueva Jefatura del Estado en forma de monarquía y una nueva estructura territorial y en otros órdenes.

No soy yo monárquica, sino lo contrario, por razones de esencial democracia, de derechos de ciudadanía y por pura racionalidad. Quiero que se me consulte a este respecto, lo que no se ha hecho y cuyo debate ha sido obviado en el marco institucional por los partidos que han gobernado desde 1978. Pero, en todo caso, no creo que pueda afirmarse que el Rey es heredero del dictador Franco. Lo es, sin duda, pero con el concurso del pueblo español. Yo no lo comparto y quiero hablar, deliberar y decidir sobre ello. 

En Alemania asumen el pasado como propio, ya que fue el Estado el que actuó y, en su nombre, un Gobierno “legítimo” que descansaba en la soberanía popular y que, en nombre de tremendas ideas, fue el causante del Holocausto, acerca del que también ha mostrado su petición de perdón y reparación. Sin embargo, ello es algo bien distinto a lo que ocurrió en Gernika pues, como digo, no fue el Estado el autor del ataque, sino una víctima más.

En este sentido, el Estado ha declarado el espacio urbano de Gernika-Lumo como “Lugar de Memoria Democrática”, en Acuerdo de 13 de marzo de 2024 publicado en el BOE de 13 de abril siguiente. Acuerdo en el que puede leerse, entre otras reflexiones, que la villa, “con la recuperación de la democracia, se ha convertido en referente de la acción institucional y social en la recuperación crítica del pasado para construir y reforzar una cultura de paz y respeto a los derechos humanos a través de importantes acciones memoriales en el espacio público”, y pone de relieve “su vinculación a la memoria democrática, la lucha de la ciudadanía española por sus derechos y libertades, la memoria de las mujeres, la represión y violencia sobre la población como consecuencia de la resistencia al golpe de Estado de julio de 1936, la Guerra, la Dictadura, el exilio y la lucha por la recuperación y profundización de la cultura de paz, los derechos humanos y los valores democráticos”. 

Y, siguiendo la corriente de Alemania, bien debe – aquí sí – el Estado español y, en su nombre, todos los Gobiernos, pedir perdón y asumir responsabilidades por todas las atrocidades cometidas desde su núcleo o desde sus aledaños – guerra sucia desde 1975 y también tras la Constitución, GAL y similares… -, pues esto sí lo hicieron los Gobiernos “legítimos”, algo de lo que nadie ha rendido cuentas en ningún momento. Y esto sí es realmente grave.

Nota final: Me habría gustado leer a Elisa Beni a este respecto en este medio. Me interesa su opinión formada, en este y en otros temas. Ya no es posible. No sé si ha contrariado deberes periodísticos que yo desconozco por falta de formación y experiencia mía al respecto. He leído a Ignacio Escolar, cuyo criterio respeto. En todo caso, me causa infinita pena.