La enfermera María González analiza las recomendaciones sobre la mascarilla ante la gripe: «Su uso se ajusta al nivel de alerta»
Analizamos con una profesional sanitaria todo lo que debes saber del nuevo plan: quién debe llevarla, qué tipo usar y cómo cambia según el nivel de alerta
Aprobado el protocolo común contra la gripe que pide llevar mascarillas en centros sanitarios
La Comisión de Salud Pública ha aprobado este miércoles mantener el uso de mascarillas como recomendación dentro del plan contra la gripe y otros virus respiratorios ante el repunte observado en los últimos días. Con las mascarillas de nuevo en el centro de la conversación, recordamos las pautas a seguir para hacer un uso seguro de ellas.
“Lo fundamental del acuerdo de ayer entre el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas para publicar el ‘Documento Marco de Recomendaciones para el control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs)’ es que ahora contamos con un enfoque más preventivo y gradual”, destaca María González Flores, enfermera de Atención Primaria y divulgadora sanitaria tras la cuenta @curaconevidencia.
“Con el nuevo Plan de Medidas para Infecciones Respiratorias de Invierno 2025 se establecen cuatro niveles de alerta que permiten aplicar medidas escalonadas según la situación epidemiológica en cada territorio”, explica González. “Esto no solo ayuda a reducir la transmisión de estas infecciones, sino que también protege a los más vulnerables y disminuye la presión asistencial sobre la Atención Hospitalaria y Atención Primaria”.
¿Quién debe llevar mascarilla?
El nuevo plan mantiene la recomendación de que las personas con síntomas respiratorios lleven mascarilla, además de contar con una buena higiene de manos, la preferencia por el teletrabajo o la reducción del contacto social. “El uso de mascarilla ahora se ajusta según el nivel de alerta epidemiológico”, recuerda González Flores, que detalla el protocolo en cada uno de los niveles:
Escenario de epidemia de nivel bajo o medio. “La recomendación de mascarilla se centra en espacios vulnerables: Hospitales y Centros de Salud (en áreas sensibles como oncología o trasplantes) para pacientes, profesionales y acompañantes y residencias de mayores, donde los trabajadores con síntomas deben mantenerla además de aplicar medidas adicionales si en el centro hay transmisión interna”, aclara la experta. “Así mismo, se enfatiza que cualquier persona con síntomas respiratorios como tos, fiebre o congestión, debe usarla”.
Escenario de epidemia alta. “La mascarilla pasa a ser una recomendación generalizada en zonas comunes de centros sanitarios, como salas de espera y urgencias. En residencias, las políticas de visitas se deben revisar y las personas vulnerables deben extremar la protección, especialmente en interiores poco ventilados”, explica González Flores.
Escenario de epidemia muy alta. “Se activa una coordinación excepcional entre territorios y las autoridades pueden establecer medidas extraordinarias dirigidas a colectivos especialmente expuestos o a situaciones donde la transmisión sea muy intensa”, señala en este supuesto.
Así, el uso de mascarilla se adaptará dependiendo del nivel de riesgo, siendo imprescindible para personas sintomáticas y recomendado de manera progresiva según la gravedad de la epidemia y la vulnerabilidad de los espacios y personas. “Esto convierte al uso de mascarilla en una herramienta estratégica, adaptada al nivel de riesgo y enfocada en proteger tanto a la población general como a los grupos más vulnerables”, valora la sanitaria.
Qué tipo de mascarilla debemos usar
En cuanto al tipo de mascarilla recomendada, la experta tiene en cuenta el contexto y el nivel de riesgo a la hora de llevar a cabo la elección. “Las mascarillas quirúrgicas están diseñadas para proteger de dentro hacia fuera, es decir, evitan que quien las lleva transmita virus o bacterias al toser, estornudar o hablar”, recuerda Gonzalez Flores. “Por ello, son ideales para personas con síntomas respiratorios como tos, fiebre o resfriado, para proteger a los demás”, señala.
“Sin embargo, las mascarillas de protección tipo EPI, FFP o equivalentes evitan que el portador inhale partículas peligrosas, como virus y aerosoles, protegiendo de fuera hacia dentro”, explica. “Se recomiendan especialmente cuando se está en contacto cercano con personas vulnerables como personas mayores, inmunodeprimidas, o en hospitales, o en situaciones de epidemia alta o riesgo de transmisión aérea”, precisa la sanitaria.
“Las mascarillas higiénicas, de tela o reutilizables, no son producto sanitario ni EPI, pero si cumplen normas de filtración y respirabilidad también pueden usarse como medida complementaria, por ejemplo, en transporte público o espacios cerrados, cuando no hay disponibles mascarillas quirúrgicas o FFP”, aclara.