La prensa del régimen
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¿Te acuerdas del detective Sonny Crockett? ¿De su americana blanca con camiseta negra? ¿De sus coches deportivos? ¿De sus gafas de sol? Don Johnson le puso cara en ‘Corrupción en Miami’ (Miami Vice). Crockett tenía una identidad secreta: Sonny Burnett. Era el nombre que usaba para infiltrarse en una banda de narcotraficantes y llegar hasta su capo. Más tarde esa trama se complicó; las series de acción de los 80 eran así. En una temporada, Crockett recibe un golpe en la cabeza, pierde la memoria y termina trabajando como un narco, convertido en Sonny Burnett y olvidando su verdadera identidad.
En la cabeza de Alberto González Amador, esta historia sonaba espectacular. En 2022, la pareja de Isabel Díaz Ayuso utilizó la referencia televisiva para bautizar una empresa: ‘Burnet & Brown Investments’, con la que canalizó una inversión inmobiliaria en Boca Ratón, al norte de Miami. Solo quitó una letra: Burnet, en vez de Burnett.
Ese mismo apellido inventado es el que después sirvió para otra operación encubierta, en 2023. Para esconder todo lo posible que ese “técnico sanitario” con el que Isabel Díaz Ayuso había empezado una relación era, en realidad, un directivo del grupo Quirón: el principal contratista privado de la sanidad pública de Madrid.
La exclusiva la publicamos este jueves en elDiario.es. Es una información de José Precedo, que ha destapado que Alberto González Amador figura oficialmente en la intranet de Quirón con una identidad falsa: “Alberto Burnet González”. Y confirma algo más: que nunca fue un simple “proveedor externo”, como en su momento se contó. Aparece en ese registro interno como “Director de Proyectos, Servicios Centrales”, adscrito a la oficina principal de Quirón Prevención.
En vez de un Ferrari –como el que conducía Sonny Crockett–, Alberto Burnet tiene un Maserati, dos pisos en uno de los barrios más caros de Madrid y varios problemas con la Justicia: entre otros presuntos delitos, está procesado por fraude fiscal y acusado de corrupción (en Madrid, no en Miami).
El grupo Quirón –como también desveló elDiario.es– ha facturado durante los últimos cuatro años casi cinco mil millones de euros de la Comunidad de Madrid: el doble de lo presupuestado. Al mismo tiempo los ingresos de González Amador procedentes de Quirón desde que es pareja de Ayuso se han multiplicado por cuatro. El “técnico sanitario” cobró un millón de euros de Quirón en 2021, el año en que se supo por primera vez de su relación.
La respuesta de Isabel Díaz Ayuso a nuestra última exclusiva sobre “Alberto Burnet González” es para enmarcar. “Yo creo que en un país libre cualquier ciudadano anónimo puede ponerse el correo electrónico que le da la mismísima gana”, asegura Ayuso, como si estuviera hablando de una dirección de hotmail y no de un perfil falso con el que se oculta su identidad y sus funciones en la intranet de la compañía. “Desde la prensa del régimen están acosando a un particular”, criticó también.
¿Un ciudadano “particular”? Ni siquiera el Tribunal Supremo lo ha considerado así, al no aplicar ese agravante en la injusta condena contra el fiscal general.
En cuanto a lo de “prensa del régimen”, merece una explicación más amplia.
Esta semana, elDiario.es ha publicado varias exclusivas de enorme relevancia política. Investigaciones sólidas, documentadas, contrastadas. Algunas molestan a Isabel Díaz Ayuso o al Partido Popular –como nuestra portada del martes, cuando desvelamos que la Audiencia Nacional lleva dos años escondiendo en un cajón un informe policial que señala a María Dolores de Cospedal en la Kitchen–. Otras afectan al Gobierno y al PSOE, como nuestra investigación del caso Salazar.
En elDiario.es no ocultamos información ni aplicamos distintos raseros en función de quién sea el protagonista. Nuestros socios y socias lo saben bien y estos días tan convulsos para el Gobierno lo hemos vuelto a demostrar.
Desde el primer momento, en portada, hemos informado al minuto de todas las novedades judiciales y policiales de los últimos y graves casos de corrupción que salpican al Gobierno. A diferencia de lo que ocurre en otros medios, nuestros lectores no reciben solo la mitad de la información.
También ha sido elDiario.es el periódico que ha destapado las denuncias de varias mujeres contra quien fue altísimo cargo en La Moncloa, Paco Salazar; un caso que está erosionando la credibilidad del PSOE tanto o más que la corrupción. En julio, publicamos las primeras denuncias. Y ahora en diciembre, hemos desvelado que este partido ignoró durante cinco meses las denuncias de otras dos mujeres distintas –no son las mismas con las que hablamos en verano–. Hasta que no preguntamos por esas denuncias, el PSOE arrastró los pies.
Esta investigación de nuestros compañeros Esther Palomera y José Enrique Monrosi ha tenido una enorme repercusión. La que normalmente no tienen otras noticias de elDiario.es tan graves o más. Medios que suelen ignorar o desacreditar nuestro trabajo, en esta ocasión se han pasado varios días abriendo sus portadas o sus tertulias con nuestra exclusiva. Ahora sí nos dan credibilidad.
Somos el único periódico que ha accedido a las denuncias y ha hablado directamente con las mujeres afectadas. Hoy detallamos, también en exclusiva, la investigación interna que ha hecho el PSOE, donde se da credibilidad a estas mujeres. Todos los entrecomillados del ‘caso Salazar’ que aparecen en los demás medios toman como única fuente la investigación de elDiario.es. Nadie más tiene información directa sobre este feo asunto, en un partido que presume de feminista y que, con estas denuncias, no ha hecho las cosas bien.
La pregunta es obvia. ¿Por qué los medios que niegan credibilidad a elDiario.es cuando habla de Ayuso sí se la dan cuando incomoda al PSOE?
No es la primera vez que nos pasa. En 2015, cuando destapamos el escándalo de los máster fraudulentos de la Universidad Rey Juan Carlos, muchos medios se dedicaron a respaldar a Cristina Cifuentes. A intentar desacreditar nuestras fuentes o a poner en duda nuestra información. Pero unos meses después, cuando publicamos que una ministra socialista, Carmen Montón, también había recibido ese título universitario sin merecerlo, sí nos dieron credibilidad.
Solo cuatro horas después de publicar las primeras denuncias contra Paco Salazar, el PSOE lo apartó tanto de La Moncloa como de ese puesto en la Ejecutiva socialista donde se le iba a nombrar. Lo mismo pasó con Montón, que dimitió apenas dos días después de nuestra primera información.
Pero parece que da igual lo que publiquemos de Isabel Díaz Ayuso, o del PP, o de Vox. El juego de la polarización hace que la presidenta de la Comunidad de Madrid sea impune frente a cualquier noticia que destapemos, por grave que sea.
Es impune, en gran medida, por el papel de esos medios que solo incomodan al poder cuando está en manos de la izquierda. Esos que luego dan lecciones de independencia y de periodismo a los demás. Esos que nos acusan de formar parte del “régimen”, ocultando que el poder está muy repartido en España y que la derecha –incluso cuando pierde La Moncloa– siempre manda mucho más.
¿Acaso Isabel Díaz Ayuso no tiene poder? ¿Ni todos los gobiernos autonómicos del PP? ¿No lo tiene el Tribunal Supremo? ¿Ni las grandes empresas?
Es un curioso periodismo que se presenta como irredento frente al poder… del “régimen sanchista”. Esa peculiar dictadura, la primera de la historia entre todos los gobiernos totalitarios que no controla ni a la prensa, ni a los jueces, ni a las fuerzas policiales de su propio país. Esa autocracia donde los tribunales persiguen con saña a la mujer y al hermano del “dictador”.
Mientras tanto, la impunidad de la derecha se muestra sin rubor. Y con el “régimen” de Madrid –el PP lleva ya treinta años seguidos gobernando esta comunidad– casi todos se ponen de perfil.
Como resumió José Precedo: “Un gobierno paga 5.000 millones en cuatro años a una empresa. La empresa tiene a la pareja de la presidenta operando dentro con una identidad falsa. La pareja de la presidenta está investigada por corrupción en los negocios”.
Por publicar esto hay quien nos tacha de “prensa del régimen”. Y es justo al revés.