Vox conocía las presuntas irregularidades de Revuelta sobre donaciones para la dana: «No podemos funcionar así»
Los audios de una reunión entre la secretaria general adjunta del partido, Montserrat Lluis, y el secretario general de su organización juvenil satélite, Pablo González Gasca, evidencian que Abascal y los suyos sabían del supuesto fraude vinvulado a donaciones para víctimas de la catástrofe en Valencia
Se acabó el amor entre Vox y Revuelta, la organización juvenil que hunde sus raíces en El Yunque
“Tenemos que adelantarnos antes de que salga un titular de que Vox está metido en esto”. Con esa frase, pronunciada en una reunión interna y ahora recogida en unos audios a los que han accedido El Mundo y El Plural, la cúpula de Vox asumía que conocía desde hace meses las presuntas irregularidades contables de Revuelta, su organización juvenil satélite, con los fondos recaudados para destinar a las víctimas de la dana. Las grabaciones revelan no solo el grado de conocimiento de la dirección nacional del partido, sino también la implicación directa de Santiago Abascal, que seguía el asunto con inquietud para evitar un escándalo público.
Los audios corresponden, principalmente, a un encuentro celebrado el 17 de octubre en la sede de la fundación Disenso entre la secretaria general adjunta de Vox, Montserrat Lluis, y el secretario general de Revuelta, Pablo González Gasca, quien además trabaja en el partido como responsable de marketing digital. Durante 42 minutos de conversación, Lluis admite que Abascal estaba al tanto de “los pormenores del caso” y que tanto ella como Jorge Buxadé habían recibido el encargo de reconducir la situación. “No tener información pone a Santiago como una moto”, reconoce, al tiempo que deja claro que el mayor temor era el impacto que el caso pudiera tener para el partido de cara a la opinión pública.
En ese contexto, los enviados de Vox en las conversaciones con los responsables de la organización juvenil plantean soluciones como “contratar a un abogado”, “dárselo a los viejos de Paiporta”, “hacerse una puta foto”, “hacerse un Alvise” o justificar que la asociación “había estado comprando lavadoras o limpiando casas”.
En la grabación, Lluis apunta a un problema estructural dentro del partido. “Este partido es la casa de Tócame Roque. Si queremos gobernar España no podemos funcionar así”, lamenta, antes de insistir en la necesidad de profesionalizar y limpiar la gestión: “Hay que empezar a funcionar de una manera que sea todo más profesional y limpio”. En ese contexto, plantea que una auditoría externa podría haber servido para zanjar las dudas sobre Asoma, la asociación de apoyo a mayores utilizada por Revuelta como estructura operativa. “¿El partido se conformaría con una auditoría de Deloitte para asegurar que las cuentas están correctas?”, pregunta González Gasca. “Totalmente”, responde Lluis, aunque después, no resultó suficiente para Vox, que exigió un control directo de las cuentas y liquidar la asociación.
“Si Revuelta es Vox, que lo sea para todo”
La relación entre Vox y Revuelta aparece descrita en los audios como mucho más estrecha de lo que oficialmente se admite. Lluis llega a afirmar que el problema de fondo es la falta de control político: “Si Revuelta es Vox, que lo sea para todo; hagamos esto como un satélite de verdad del partido”. González Gasca respalda esa versión y defiende que la coordinación era constante, citando instrucciones directas sobre campañas y acciones territoriales: “Siempre había una comunicación, 100%”. Esa dinámica se había hecho visible desde 2023, cuando Revuelta ganó protagonismo en las protestas contra la amnistía en Ferraz, respaldadas por dirigentes de Vox, incluido Abascal.
La sospecha de irregularidades en la gestión de fondos a través de Asoma ha derivado en denuncias ante la Fiscalía y en un enfrentamiento entre ambas organizaciones. En un intento de desvincularse, Vox ha llevado el caso ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante y advierte de acciones legales contra quienes hablen de “calumnias”, mientras en Revuelta sostienen que todo responde a una maniobra para tomar el control de la asociación. “Yo lo que no quiero es presentar unas cuentas para que luego toda la maquinaria empiece a actuar contra mí”, se escucha decir a González Gasca en uno de los audios.