Los silencios de Santos Cerdán en el Senado: tarjeta de Servinabar, alquileres pagados y mensajes con Koldo
El ex secretario de Organización del PSOE trató de desacreditar los audios que le incriminan y evitó responder sobre los gastos personales que le pagó la constructora de Antxon Alonso o su relación con Pedro Sánchez
Santos Cerdán niega en el Senado que sea socio de Servinabar y cuestiona los audios que le incriminan: “No soy un corrupto”
El ex secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán se sentó por segunda vez este miércoles ante la comisión de investigación del Senado sobre el llamado caso Koldo. Esta vez lo hizo solo, sin el respaldo de los senadores socialistas que le guardaron las espaldas en su intervención de abril de 2024, cuando todavía atesoraba un enorme poder en el partido. Acusado de graves delitos y tras pasar casi cinco meses en prisión, Cerdán trató de mostrarse como víctima de una investigación “sin justificación” y “propia de la Inquisición”.
En su primera intervención ya advirtió de que se iba a acoger a su derecho a no declarar sobre “hechos concretos” que son objeto de la causa abierta contra él en el Tribunal Supremo. Cuando intervino, lo hizo para intentar desacreditar la investigación de la Guardia Civil —habló de “especulaciones policiales” basadas en “conjeturas”— o calificar de “falsos” los audios en los que aparece hablando del presunto reparto de mordidas y que constituyen, según el juez, el principal indicio contra él.
Sin embargo, pasó de puntillas o dio la callada por respuesta ante otros aspectos controvertidos que sustentan la causa, como los gastos personales que él y sus familiares cargaron en una tarjeta bancaria a nombre de Antxon Alonso o sus mensajes con el exasesor Koldo García; o ante cuestiones más concretas relacionadas con su etapa en el PSOE, como su relación con Pedro Sánchez o con la exmilitante Leire Díez, investigada en dos sumarios judiciales.
El exdirigente negó tener vinculación con Servinabar, la sociedad de Antxon Alonso considerada el vínculo para cobrar mordidas en la causa que investiga el Tribunal Supremo. “No hay pruebas de nada”, afirmó cuando la senadora de UPN María Caballero le mostró el contrato privado de compraventa de 2015 que la UCO incautó a Antxon Alonso y que le hace dueño del 45% de la constructora. El otro socio se quedaría con el 51% restante, de acuerdo a ese documento.
“No es mi empresa, ni la mitad ni el 45%”, reiteró después. Y se remitió a la explicación que dio ante el juez que lo investiga: que era un plan frustrado, una salida laboral en un momento en que la política era adversa y que no se llegó a fraguar. Sin embargo, la UCO recogió en su último informe otro contrato de seis meses después firmado entre Antxon Alonso y un nuevo socio que se quedaría con ese 4% que permanecía sin dueño en el acuerdo con Santos Cerdán de seis meses antes. Para la UCO es un indicio de que el plan del reparto de Servinabar nunca se frustró y que en diciembre de 2016 seguía vigente. El exdirigente socialista se ha limitado a señalar que no tiene “veracidad” y “tendrán que demostrar que es cierto”.
Más allá de negar la vinculación, Cerdán evitó pronunciarse sobre el hecho de que, según la UCO, él y sus familiares utilizaron a partir de diciembre de 2021 y hasta el día antes de la detención de Koldo García, en diciembre de 2024, una tarjeta bancaria a nombre de Antxon Alonso con la que habrían abonado comidas o viajes a Canarias e Ibiza. O sobre el hecho de que la pequeña constructora pagara el alquiler de su casa entre junio de 2018 y julio de 2025 o diera empleo a su mujer, su hermana y su cuñado, algo que la Guardia Civil considera otro indicio de su “efectiva capacidad de control” sobre esta empresa. Se limitó a pedir “respeto” para su mujer y a afirmar que su familia “es mucho más amplia”.
Santos Cerdán también permaneció en silencio cuando diferentes senadores le preguntaron si dio órdenes a la exmilitante del PSOE Leire Díez para que “frenase” las investigaciones de la UCO o si le encargó que “extorsionase” a dos fiscales “ofreciendo favores”. “Usted se imagina muchas cosas, pero no sabe muchas cosas. Montan una película sin conocimiento ninguno y sobre suposiciones en las que yo no aparezco en ningún sitio”, le dijo a la senadora de UPN.
Según los audios que han trascendido, Díez se presentaba en sus reuniones para abordar estas cuestiones como su “mano derecha” en la sombra. Ante el juez de Madrid que la investiga por delitos de cohecho y tráfico de influencias, la exmilitante declaró que mantuvo dos reuniones con Cerdán como “periodista” pero negó tener vinculación con el PSOE.
Sí respondió cuando fue interpelado sobre si tenía algún tipo de relación con la presunta trama de corrupción desmantelada la semana pasada y que tiene como protagonistas al expresidente de la SEPI Vicente Fernández, la citada de Leire Díez y el empresario Antxon Alonso, dueño de Servinabar. “Si hubiera habido [alguna relación], habría aparecido”, respondió a preguntas del senador de Vox Ángel Gordillo.
Otro de los asuntos sobre los que Cerdán prefirió guardar silencio fue la supuesta reunión que, según José Luis Ábalos y Koldo García, Pedro Sánchez mantuvo con Arnaldo Otegi previa a la moción de censura de 2018. Es una presunta cita que tanto el presidente como el líder de EH Bildu han desmentido categóricamente. Pero, preguntado por ello, el exdirigente socialista ni hizo ninguna consideración.
El senador de Vox también le preguntó si era el líder de su partido quién daba las instrucciones o si él actuaba a sus espaldas. Y Cerdán optó, de nuevo, por guardar silencio. Tampoco respondió cuando este parlamentario le preguntó si se sentía traicionado por él.
Aunque el ex secretario de Organización del PSOE puso en duda la veracidad de los audios que le incriminan, no hizo referencia a los mensajes de WhatsApp incautados y que la UCO también ha acumulado como indicios a sus informes. Entre ellos están conversaciones que muestran cómo Cerdán gestionaba pagos de Servinabar a una ONG vinculada a Ábalos, la fundación Fiadelso; o cómo trataba de influir en los nombramientos del Ministerio de Fomento ya desde 2018, cuando el PSOE llegó a la Moncloa.
“Se han hecho varios nombramientos. Como no podamos meter a alguno, nada será posible”, le escribió Cerdán a Koldo García el 16 de junio de 2018, apenas diez días después de la elección de Ábalos como ministro y en plena configuración del organigrama del departamento. Días antes, el exasesor había hecho llegar a un alto cargo de Acciona una relación de nombres y cargos que días después volvió a llegar a Koldo García a través de Cerdán con algunas modificaciones y “una serie de anotaciones en color rojo”.
El rastro de Cerdán, que negó ante el Senado su intervención en adjudicaciones del Gobierno de España y del navarro, también aparece en conversaciones incautadas por la UCO sobre las adjudicaciones investigadas. Es el caso, por ejemplo, del Puente Centenario de Sevilla. En agosto de 2018, el entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda aprobó una declaración de emergencia para reparar las tirantes del Puente y dos obras de los accesos al puerto de la capital andaluza por las autovías SE-30 y SE-40.
El ex secretario de Organización del PSOE ordenó a Koldo “cerrar Sevilla” el 2 de abril de 2019, según los mensajes de WhatsApp del informe. Dos días después, el 4 de abril, le volvió a preguntar por “Sevilla” al asesor, que le respondió que “falta hablar con subse”. Cerdán replicó: “Madre mía!”.
Extracto del informe de la UCO
En esa ocasión, Antxon Alonso y el también imputado José García Alconchel —alto cargo de Acciona— firmaron un memorándum para “trabajar conjuntamente” en la reconstrucción y acordaron que, de conseguir Acciona Construcción la licitación, contratarían a Servinabar “por valor del 2% de los cobros netos” que percibiera la constructora, según la UCO. Es esa obra la que contó con su cuñado Antonio Muñoz como el único empleado de la empresa navarra certificado para incorporarse a los trabajos.