
Claves para entender las elecciones de este domingo en Portugal: qué dicen las encuestas y posibles escenarios
Con la extrema derecha fuera de la ecuación para un posible gobierno, los escenarios alternativos parecen lejos de asegurar una mayoría en el Parlamento que permita la ansiada estabilidad
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Portugal acude este domingo a las urnas para elegir la composición del nuevo Parlamento. Estas elecciones legislativas se celebran por cuarta vez en poco más de cinco años, y poco más de un año después de las elecciones del 10 de marzo de 2024. Sin vencedores de antemano, los escenarios de estabilidad parecen difíciles de concretar en un Parlamento tripartito entre la izquierda, la extrema derecha y la derecha.
Los principales partidos son Partido Social Demócrata (PSD), conservador y formación del actual primer ministro, Luís Montenegro; CDS-Partido Popular, aliado del PSD; Partido Socialista (PS), principal opositor, y Chega, de extrema derecha. Después están Iniciativa Liberal, comunistas, el Bloco y Livre.
¿Por qué más elecciones?
Hay dos razones principales. La primera tiene que ver con el actual marco parlamentario: no hay una mayoría clara en el Parlamento que dé estabilidad al Gobierno que salió de las elecciones del año pasado. Además de la falta de apoyo parlamentario, la situación se ha agravado en los últimos meses, cuando se supo que el primer ministro seguía recibiendo anticipos de empresas privadas a través de sus negocios familiares.
En febrero, el diario Correio da Manhã publicó un artículo en el que denunciaba la existencia de Spinumviva, una empresa propiedad del primer ministro, Luís Montenegro, que realiza negocios en el sector inmobiliario, en un momento en el que Portugal debatía un cambio en la ley de ordenación del territorio para facilitar la construcción en suelo rústico. Las primeras noticias llevaron a pensar que Luís Montenegro podría beneficiarse del cambio de la ley, pero pronto se comprobó que la principal área de negocio de Spinumviva no era el sector inmobiliario, sino la prestación de servicios de consultoría en el ámbito del análisis de datos.
Tras unas explicaciones poco claras de Montenegro, el diario Expresso descubrió que uno de los principales clientes de la empresa del primer ministro era Solverde, una empresa de casinos, hoteles y juegos de azar en internet que pagaba a la empresa una cuota mensual de 4.500 euros y siguió haciéndolo incluso cuando Montenegro era primer ministro, lo que levantó sospechas en un año en el que el contrato de concesión a Solverde para explotar los casinos se presentaba a un nuevo concurso público.
Durante este periodo se presentaron dos mociones de censura contra el Gobierno —una por el partido de extrema derecha Chega y otra por el Partido Comunista—, pero ambas fueron rechazadas. Ante la situación de sospecha y la parálisis legislativa y gubernamental, el primer ministro creyó que podría ganar con una aclaración electoral y el gobierno decidió presentar una moción de confianza, que finalmente acabó perdiendo.
Desde el principio de la legislatura, el Partido Socialista había garantizado que no aprobaría mociones de censura, pero tampoco mociones de confianza. Eso es lo que ocurrió. La moción de confianza fue rechazada y el Presidente de la República decidió volver a dar la palabra a los portugueses.
¿Qué dicen las encuestas?
Las encuestas no muestran un escenario muy diferente al de hace un año y esto podría complicar las cosas. Según el agregador de sondeos realizado por el diario Público, ningún partido o coalición alcanzaría los 116 diputados necesarios para la mayoría absoluta.
Por ahora, es más probable una victoria de la coalición de derechas AD (que reúne al PSD y al CDS), beneficiada por el hecho de estar ya en el poder y por el desgaste de ocho años de gobierno del Partido Socialista. Pero el Partido Socialista de Pedro Nuno Santos sigue estando al alcance de la coalición de derechas y espera beneficiarse del ‘voto útil’, cuando los electores, sobre todo en circunscripciones donde los partidos pequeños tienen dificultades para salir elegidos, prefieren votar a los partidos más grandes y con más posibilidades de conseguir la elección en lugar de votar a su opción preferida.
Según el agregador de encuestas, la coalición de derechas pasaría de 80 a 84 diputados, los socialistas mantendrían los mismos 78 y la ultraderecha perdería un diputado y se quedaría con 49.
El partido Iniciativa Liberal perdería un diputado y se quedaría con siete. Los comunistas recuperarían un diputado y pasarían a tener cinco y el resto de los partidos de izquierda —el Bloco y Livre— ganarían tres o cuatro diputados. Completa las cuentas el partido animalista PAN, que podría conservar su escaño en el Parlamento (donde sólo tiene una diputada electa).
También hay indicios de que un partido regional con sede en la Región Autónoma de Madeira podría entrar en el Parlamento nacional: Juntos Pelo Povo (JPP). Aunque la Constitución portuguesa prohíbe los partidos regionales, para sortearlo el JPP se presenta en varias circunscripciones, aunque sólo tiene posibilidades de ser elegido en la región de Madeira. El JPP es un partido de izquierdas surgido de una escisión del Partido Socialista de Madeira y actualmente lidera la oposición en el archipiélago.
En la práctica, la izquierda está empatada con la derecha democrática, cada uno con 91 diputados. Esta será también una de las grandes batallas de la noche electoral del próximo domingo: ver si es la izquierda o la derecha democrática la que sale vencedora.
¿Puede la extrema derecha llegar al gobierno?
No con los actuales protagonistas. El actual primer ministro conservador, Luís Montenegro, ya ha rechazado incluir a Chega en una solución de gobierno, pero hay una posibilidad sobre la mesa: un cambio de líder del PSD que permitiría formalizar una coalición más estable. Sin embargo, este escenario sólo puede darse si el Partido Socialista obtiene el mayor número de votos en las elecciones, lo que dejaría al PSD dependiendo de la extrema derecha para mantenerse en el poder.
¿Qué otros escenarios están sobre la mesa?
La mayor esperanza de la derecha democrática es que haya una mayoría entre AD e Iniciativa Liberal que les permita gobernar durante cuatro años, pero ese escenario parece lejano. El Partido Socialista, consciente de que es prácticamente imposible que la izquierda tenga mayoría en estas elecciones, apuesta por acabar como el partido más votado, exigiendo a AD que haga lo mismo que hizo el PS el año pasado: posibilitar un gobierno en minoría que garantice la gobernabilidad del país.
Si pierde, el líder de los socialistas debería permanecer al frente del Partido Socialista al menos hasta las elecciones municipales, que deben celebrarse en septiembre u octubre, y entonces volver a evaluar la situación política.
También existe la tercera alternativa: un cambio de liderazgo a la derecha por un líder que favorezca un acuerdo con la extrema derecha.
¿Qué temas dominan estas elecciones?
El estado de la sanidad nacional —con dificultades por falta de médicos—, los problemas de vivienda y el elevado precio de la vivienda —sobre todo en las grandes ciudades— y las cuestiones de inmigración están marcando la campaña. El caso de la empresa del primer ministro ha quedado en un relativo segundo plano y los partidos políticos han optado por mostrar las diferencias de sus programas.
Aun así, en los últimos días se han producido algunos incidentes durante la campaña, como los insultos de la comunidad gitana a la campaña de Chega —el líder ultraderechista acusa a los gitanos de no trabajar y ha sido recibido con protestas por parte de esta comunidad— y el líder de Iniciativa Liberal que fue atacado con tinta verde durante una protesta de activistas por el clima.
¿Y si nadie suma mayoría?
La situación es aún más compleja que el año pasado. Si el programa de un posible gobierno es rechazado por los diputados y no hay solución alternativa, no se pueden convocar nuevas elecciones a corto plazo —la Constitución portuguesa estipula que las elecciones deben celebrarse en los seis meses siguientes a unas elecciones, y como estamos llegando al final de un mandato presidencial, tampoco es posible que el presidente de la República convoque elecciones en los últimos seis meses de su mandato—. Tampoco es legalmente posible celebrar elecciones legislativas en los primeros 90 días después de unas elecciones presidenciales.
Con las elecciones previstas para finales de enero, no hay otra oportunidad de convocar elecciones en más de un año, por lo que un posible rechazo del gobierno pondría al país en una situación de ingobernabilidad que todos los partidos dicen querer evitar.