La caída de Frank de la Jungla: el animal televisivo que se convirtió en influencer de la ‘fachosfera’

La caída de Frank de la Jungla: el animal televisivo que se convirtió en influencer de la ‘fachosfera’

El presentador de programas sobre animales afincado en Tailandia, descubierto en 2010 por Cuatro de manera fortuita, acumula vídeos en los que desmiente su trayectoria y después se desmiente a sí mismo tras años entregado a la derecha política y mediática española

Frank Cuesta asegura que ha “engañado a todos”: “No tengo cáncer y los animales son comprados”

Francisco Javier Cuesta Ramos se convirtió en ‘Frank de la Jungla’ en 2010. Cuando un equipo del programa ‘Callejeros Viajeros‘ lo encontró en Tailandia después de que un autóctono afirmara que allí vivía “un Indiana Jones español que está como una cabra”. Desde entonces, su carrera como supuesto experto en animales y estrella de la televisión ha viajado de la cima hasta el abismo: de un tempranero premio Ondas en 2011 a un vídeo esta semana en el que se enmienda a sí mismo en la totalidad, reconociendo 15 años que ha “engañado a todos”. Todo mientras su apoyo explícito a Vox, su devoción por Isabel Díaz Ayuso y sus mensajes contra las “lerdas feministas” han completado el arco de su personaje: de príncipe aventurero a rey de la ‘fachosfera’.

El leonés explicó su historia en su primera aparición televisiva en ‘Cuatro’, antes de disfrutar del primero de muchos programas propios: en su juventud había sido tenista y se había trasladado a Tailandia para montar su propia academia. Su pasión por el tenis, representada por su gorra blanca hacia atrás, solo rivalizaba con su amor por la naturaleza: se dedicaba a cazar reptiles que se aventuraban en la ciudad, serpientes gigantes por ejemplo, y los devolvía a su hábitat natural. En su primer programa sacó una cobra de un retrete.

Sus éxitos televisivos, desde Cuatro hasta Discovery Max, desde ‘Frank de la Jungla’ hasta ‘Wild Frank’, ‘Natural Frank’ o ‘La Selva en Casa’, se solaparon con su personalidad de estrella de la pequeña pantalla. Deslenguado, directo, desprovisto de la solemnidad habitual de los documentales y bendecido con el arma secreta de las palomas: la ausencia de miedo. El premio Ondas a la innovación televisiva llegó un año después de su salto a la televisión.


Frank Cuesta en ‘Wild Frank’ de Discovery Max con un pulpo en la cabeza

El personaje no tardó mucho en hacer sombra al presentador. Por su característica forma de estar delante de la cámara pero también por todo lo que no tenía que ver con su programa. El encarcelamiento de su entonces pareja, Yuyee Alissa Intusmith, por tener una pequeña cantidad de cocaína, le llevó a recrear la celda de su esposa en el plató de El Hormiguero. Las salidas y entradas de las grandes cadenas de televisión para empezar a explorar la que sería su gran plataforma propia: YouTube. Y sus iniciativas para abrir y mantener un supuesto santuario en Tailandia donde los animales vivan en lo más parecido a la libertad.

Cuesta nunca ha mostrado ningún respeto por el concepto televisivo de charco. “Si yo me meto en política sería el tío más corrupto del mundo”, contó en 2018 a verTele. Para entonces ya estaba empezando a descubrir la faceta que las redes sociales han despertado en muchos personajes públicos: el comentarista ocasional de la actualidad. Un año antes ya había llamado “Vileda con patas” –en alusión a la marca de fregonas– a Carles Puigdemont. Llamó “sinvergüenzas” al partido animalista PACMA, se disfrazó de Greta Thumberg para decir que era un “bicho” y calificó de “recogepelotas de regímenes totalitarios” al tenista Rafa Nadal por jugar en Arabia Saudí.

De forma inexorable, Frank de la Jungla obtuvo el título nobiliario al que aspiran todos los influencers de centro-derecha: políticamente incorrecto. Y de ahí, mientras sus problemas personales iban y venían, al posicionamiento político y el apoyo explícito a una facción muy concreta del arco parlamentario y extraparlamentario: en 2022 anunció que votaría a Vox para que el partido de extrema derecha pusiera “un poco de orden” y en las elecciones europeas del año pasado afirmó que su papeleta sería para el Frente Obrero de Roberto Vaquero.

Una vez instalado en un canal propio de YouTube, donde la polémica son visitas y las visitas son dinero, Frank Cuesta echó a rodar su incorrección política por la ladera habitual: del machismo a la gordofobia pasando por la transfobia y la homofobia, todo siempre blanqueado con la lejía del término “polémica” en los medios entregados al algoritmo.


Frank Cuesta en un vídeo de 2023 en el que anunciaba un santuario «trans-inclusivo» con una peluca y una falda

La lista es inabarcable: bautizar a una de sus vacas con el nombre de Ángela Rodríguez ‘Pam’, entonces secretaria de Estado de Igualdad, ponerse una falda y una peluca para decir que su santuario es ‘trans-inclusivo’ o, directamente, cargar contra las “lerdas feministas” en defensa de Luis Rubiales. En una ocasión también comparó a los homosexuales con perros para después negar que fuese homófobo porque, dijo, la verdadera homofobia es cuando los skins pegaban palizas a los homosexuales en su barrio de Sitges.

El presentador y supuesto experto en animales ha dado bandazos políticos por distintos partidos de la derecha hasta centrar su atención y sus bendiciones en una figura concreta: Isabel Díaz Ayuso. “Tiene que ser presidenta, creo que es la única ahora mismo que si se presentase a unas elecciones yo la votaría”, dijo en una entrevista. En El Hormiguero, Cuesta llegó a decir que había bautizado a un mono con las iniciales de la presidenta madrileña: “Es muy dulce”. Llegó a componer una canción para la líder del PP madrileño al grito de “¡Qué buena estás!”. Hace un mes, con el agitador ultra Vito Quiles, llamó a Alberto Núñez Feijóo a irse “de una puta vez pa’ Galicia”, dejar a Ayuso al frente del PP y “así le votábamos todos al popular”.

La propia Ayuso bendijo las instalaciones de Frank Cuesta, su denominado “santuario” tailandés para animales, las pasadas Navidades. “Ni hoz ni martillo, aquí libertad”, decía la presidenta madrileña mientras bautizaba una parte del recinto como “Plaza Isabel Díaz Ayuso”. Otro documento difundido por Frank Cuesta, la política con un loro en la cabeza, documentaba la visita. También expuso su amistad con la agitadora ultra Cristina Seguí, truncada para tornarse en enemistad manifiesta poco después.

El santuario de Tailandia se ha convertido, precisamente, en el último foco de los problemas de Frank Cuesta. A finales de febrero fue detenido por las autoridades tailandesas y acusado de hacer lo contrario de lo que le ha hecho famoso: tener de forma ilegal animales protegidos. Y en las últimas semanas el drama se ha sumado a sus problemas legales: vídeos en los que reconoce que lleva años engañando al gran público presa de su propio ego, más vídeos desmintiendo su desmentido y audios filtrados por un antiguo socio en los que, supuestamente, el youtuber reconoce que ha comprado animales o amenaza con envenenar a perros y gatos.

Una confesión y un desmentido

La situación actual de Frank Cuesta, otrora estrella de la televisión y los contenidos sobre animales y vida salvaje, es difícil de catalogar. Los audios filtrados por su antiguo amigo y colaborador ‘Chi’, en los que Cuesta supuestamente admite incluso maltrato animal, ha llevado al extenista a denunciar “amenazas de muerte”, a llorar en varios vídeos mientras denuncia ser víctima de una persecución y a negar, en definitiva, los hechos que se le atribuyen. Hasta que hace unos días dos vídeos de varios minutos de duración en el que afirmaba, matiz arriba matiz abajo, que toda su imagen pública es una farsa.

El vídeo despejaba muchas incógnitas y ponía, al menos en un principio, muchos puntos encima de bastantes íes. Sin su característica gorra blanca y leyendo un texto escrito previamente, Frank Cuesta presentaba una enmienda a la totalidad de Frank de la Jungla: no es ni “veterinario” ni tampoco “herpetólogo”, los animales de su santuario son efectivamente “comprados” y es, más bien, una “granja”. Sus conocimientos sobre los animales son “básicos” pero no “profesionales” y ni siquiera tiene un cáncer, como ha afirmado varias veces.

“Nunca he rescatado animales y ha sido todo parte de un show que poco a poco se me ha ido de las manos también”, decía Cuesta, apuntando a su “grave problema de mitomanía y ego”. Disculpas a su antiguo socio, a su exmujer y confesiones suficientes para tirar por tierra buena parte de su carrera. Todo, decía, parte de un “acuerdo” del que no se conocen más detalles.


Frank Cuesta en el vídeo en el que lee un «guion» confesando varias mentiras

Lo que apuntaba a un texto leído para evitar problemas legales lo convirtió Cuesta horas después en un supuesto episodio de “acoso”. De vuelta a su imagen habitual con la gorra y una camiseta sin mangas, el expresentador de televisión afirmó que había leído ese “guion” para llegar a un “acuerdo” y evitar un acoso que, denuncia, ha llegado hasta sus hijos.

Entre vídeos, explicaciones a medio cocinar y filtraciones, es complicado hacerse a la idea de la situación real de Frank Cuesta en Tailandia mientras en España ocupa un sillón de honor en el salón de la fama de la ‘fachosfera’. “¿Soy un mentiroso? Sí. ¿Tengo un ego grandísimo? Sí. ¿Me cuesta admitir las cosas? Sí. ¿Intento tapar las cosas para no quedar mal? Pues como todo el mundo. ¿Exagero mucho? Sí. Pero estoy trabajando en ello. Yo no soy mala persona, soy un gilipollas”, zanjó en su último directo.