Javier Alcázar, paciente oncológico de próstata: “La virilidad es ser un tío sensible y aceptarte a ti mismo”

Javier Alcázar, paciente oncológico de próstata: “La virilidad es ser un tío sensible y aceptarte a ti mismo”

Esta variedad de cáncer registra los mismos datos anuales que el de mama, pero la falta de movilización y el silencio de los hombres hace que sea casi invisible para la sociedad. El Hospital Miguel Servet de Zaragoza y TheMoveMen trabajan para mejorar la calidad de vida de los pacientes con la enfermedad avanzada

En Aragón se detectan más de 1.100 casos de cáncer de próstata al año. En el conjunto del país la cifra se eleva a 35.000, el mismo dato que se registra en el cáncer de mama, sin embargo, la visibilidad de uno y de otro son completamente distintas. Los tabúes entre los varones afectados, una sociedad que penalizar la virilidad del paciente y el silencio, hacen del cáncer de próstata una enfermedad que convive con nosotros ocultándose en las sombras.

“Me detectaron cáncer de próstata hace cuatro años. Entonces tenía 46 y como es una enfermedad asintomática lo descubrí por casualidad. Mi vida dio un vuelco, tuve que parar, respirar, organizar mis pensamientos, y lo que sentía, pedirme perdón a mí mismo y entender que no era culpa mía. Ahora valoro más el amor, la amistad y la salud”, es el testimonio de Javier Alcázar, paciente oncológico de próstata.

Javier es un caso aislado, ya que solo el 0,1% de los pacientes de cáncer de próstata son varones de menos de 50 años. Alcázar es diabético desde los 26, su endocrino leyó un artículo sobre la posible relación entre el cáncer de próstata y la diabetes, le propuso hacerse un PSA -la prueba que se utiliza para ayudar a detectar y monitorear el cáncer de próstata- y ahí comenzó el cambio de vida de este aragonés.

Antes de la operación llegaron las secuelas psicológicas: “Es duro que te digan que tienes un cáncer, la cabeza se te queda mal, además yo no tuve referentes porque los hombres no hablan, no comparten la situación por la que están pasando”. Pero después de la intervención y del tratamiento también hay secuelas físicas. Las que resultan más traumáticas: “Siempre recordaré el primer día que compré pañales y me vi en el espejo con ellos puestos, lo intenté tomar con humor porque falta naturalidad”, lamenta Javier.

Afortunadamente la incontinencia no duró mucho tiempo. Sin embargo, otro efecto secundario sí ha cambiado la vida de este hombre joven es la disfunción eréctil. “Es difícil hacerse a la idea de que tienes que pincharte si quieres tener una erección, pero también es importante normalizar esta parte y recordar que hay otras muchas formas de relacionarse sentimental y sexualmente”, añade.

Socialmente, la idea de que el pene se acorta tras una operación de próstata o que la disfunción eréctil es una realidad se consideran la pérdida de la virilidad del hombre. “Esto, además de ser faso, es un tabú, y pasa porque falta información a veces y porque los hombres no hablamos”, confiesa Javier. Con el objetivo de cambiar esta situación nace desde Aragón, con ámbito nacional, la asociación TheMoveMen. Desde su fundación en noviembre de 2023 han organizado campañas como “Afeita tus prejuicios”; acción que se celebra en Las Armas en noviembre, el mes de la salud masculina, y “La Gilda solidaria”; en la que participan 35 establecimientos hosteleros que por cada unidad vendida donan 30 céntimos que se destinarán a investigación contra el cáncer. A esta cantidad se sumará el 10% de la recaudación en banderillas que las tiendas Martín Martín consigan en Zaragoza hasta el 22 de junio.

Javier Alcázar no tiene problemas a la hora de hablar de su enfermedad y de los que ha derivado de ella y, aunque confiesa que al principio sí le daba pudor, el apoyo de su entorno le ha ayudado a enfocar la situación desde otro punto de vista: “Tenemos mucho que aprender de las mujeres, de su capacidad de asociarse, de exteriorizar emociones, de normalizar, sois las primeras prescriptoras de salud en los hombres”.

Cuando hablar salva vidas

Cada año 6.000 hombres mueren en España a causa del cáncer de próstata. Sensibilizar a los varones para que hagan suya la detección precoz de este tipo de cáncer es uno de los objetivos que persiguen, entre otros profesionales, Ángel Borque, jefe de sección de la Unidad de Próstata en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

A día de hoy se desconoce cuáles son los factores causales del cáncer de próstata, pero sí se conocen los factores de riesgo: la edad (después de los 50 años y a partir de los 70 especialmente), la raza (los varones de raza negra tienen mayor riesgo de padecer un cáncer, y que sea más agresivo), y tener antecedentes familiares de este u otros tipos cáncer.

Con esta información, los especialistas recomiendan ir al menos a una primera visita entre los 50 y los 59 años. Si el paciente es de raza negra, la recomendación se adelanta a los 45 años. En estos momentos, profesionales como Ángel Borque, están estudiando “cómo poder llegar a hacer un cribado organizado de cáncer de próstata para toda la población”. La cuestión clave para que sea posible implantarlo es hacer sostenible para los distintos sistemas sanitarios el coste económico, de tiempo, y de recursos humanos y técnicos que son necesarios.

Hasta que esta cuestión se resuelva, dar visibilidad a la enfermedad es fundamental y la palabra es una de las herramientas más poderosas, porque como dice Javier Alcázar: “Hablar salva vidas”. Las otras herramientas que aportan desde el plano médico son la nutrición y el ejercicio físico.

Ejercicio físico y una nutrición adecuada

Con más de 4.400 visitas cáncer de próstata, desde septiembre de 2024 la Unidad de Oncología del Miguel Servet cuenta con una enfermera dedicada a la atención de pacientes oncológicos de próstata: “gracias a este cambio el paciente varón empieza a estar más presente en la ACCE y en la sociedad, porque antes raramente estaban reflejados, a no ser que se acercaran para obtener información como parejas de otras pacientes oncológicas”, reflexiona el doctor Borque.

Movidos por la necesidad de implementar la calidad asistencial en la atención a los pacientes de cáncer de próstata, pero conscientes de las limitaciones de los sistemas sanitarios en este ámbito, los doctores Raquel Espílez y Ángel Borque, especialistas del Servicio de Urología del Hospital Universitario Miguel Servet (HUMS) e investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, decidieron optar con los proyectos “VIGORES-PRO” y “PRONE” a dos de las tres becas nacionales otorgadas en la Tercera Convocatoria de Becas en Calidad Asistencial en Cáncer de Próstata, promovida por Bayer.

Estas iniciativas suponen un avance innovador y disruptivo porque buscan ofrecer un enfoque integral y humanizado en el cuidado del cáncer masculino, marcando así un hito en el tratamiento del cáncer de próstata avanzado. Ambos proyectos resultaron ganadores, entre los 14 presentados de ámbito nacional, y han conseguido 15.000 euros cada uno: “con esta financiación de 30.000 euros podremos mantener ambos programas dos años. Tenemos 36 pacientes participando en ellos y lista de espera”, apunta Borque.


Javier Alcázar, su mujer y el presidente de AECC Aragón, Patxi García Izuel.

El programa de Borque se centra en orientación nutricional respaldada por inteligencia artificial para el cuidado del cáncer masculino. El programa liderado por Espílez, “VIGORES-PRO”, integra la actividad física como parte de la terapia oncológica. Se desarrolla junto con NaturFit, empresa de referencia en entrenamiento personal como motor de salud, y cuenta con la colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer. “Ojalá pudiéramos llegar a todos los pacientes”, explica Ángel Borque, pero al ser una iniciativa de la unidad de oncología del Miguel Servet, de estos proyectos se benefician pacientes tratados en el Sector II de Zaragoza.

“Pensamos en todo para que pudieran participar sin poner pegas”, comenta el doctor. Para facilitar la asistencia se becó al paciente y a su pareja, incluso los horarios están pensados para ser compatibles con las cargas familiares, como ir al colegio a recoger a los nietos. Actualmente son 36 los pacientes de próstata que hacen ejercicio por grupos dos días a la semana. “Algunos venían con camisa, pantalones y zapatos”, apunta Borque. Y es que, la mayor parte ellos son hijos de una generación que se ha callado sus emociones, hombres de más de 70 años acostumbrados a trabajar y proveer, educados sin fragilidad emocional e incapaces de pedir ayuda, porque “los hombres no lloran”.

El sistema sanitario no dispone hasta la fecha de nutricionistas oncológicos ni de profesionales del ejercicio físico, por eso esta experiencia está siendo muy enriquecedora para ambas partes. Para los profesionales, ya que: “poder poner en marcha dos proyectos que no tienen en cuenta la edad de los pacientes, y que de otro modo no hubiera sido posible porque los hubieran mandado a caminar, y lo que los pacientes necesitan es hacer ejercicios de fuerza, nos alegra, mucho”, explica el doctor Ángel Borque. Y para los usuarios porque sienten los beneficios que les aporta el ejercicio físico: “algunos preferirían dejar de tomar el tratamiento antes que dejar el ejercicio”.