
Fango, más fango hasta que nos ahogue la extrema derecha
El caso Gürtel fue el más voluminoso de todos cuantos se han visto en la Audiencia Nacional, incluido el 11M; se sobrepasaron los 2.000 tomos; más de 200 imputados, 70 de ellos cargos del PP; se cursaron 147 comisiones rogatorias a 21 países
Una insufrible mezcla de fango y estiércol sube desde la ciénaga apestosa que unos tipos indeseables han logrado establecer como el hábitat natural donde campan a sus anchas. Medran y expanden sus mefíticas influencias unos cuantos -muchos, muchísimos, desgraciadamente- políticos, jueces, fiscales y periodistas. El ambiente es irrespirable. Y tóxico, muy especialmente en la reserva zoológica de Madrid, DF. Como en las novelas de ciencia ficción, nada decente, nada honesto, nada bello puede nacer en estos páramos en los que nos han obligado a convivir, el hombre es un lobo para el hombre y otras lindezas que proclaman estos desalmados. ¿Cataclismo natural? ¿Una mera casualidad la conjunción universal de tantos asesinos del alma? ¿Un inevitable accidente en la historia?
En absoluto. Decenas de años, y acelerándose en la última década, lleva la extrema derecha sembrando la semilla del odio que poco a poco ha ido germinando en estas sociedades desarrolladas en las que prima el individualismo, en las que lo social, lo colectivo, apenas si interesa. Decidido el objetivo, alcanzar el nivel vital de la selva salvaje, había que buscar las tácticas para alcanzar la meta. Y Steve Bannon, el más conocido gurú de estas malas gentes entre otros muchos, tampoco demos demasiada importancia a ese tipo, que quizá su máxima virtud fue encontrar las frases brillantes con la que enmascarar sus más abyectas intenciones, nos lo dejó muy claro: ganar a los oponentes políticos implica ocupar los medios de comunicación con múltiples escándalos a la vez que nosotros mismos nos inventemos. “Lo único que tenemos que hacer”, nos dijo, “es inundar la zona de mierda”. Y añadió: “Los medios –porque son estúpidos y perezosos– solo pueden concentrarse en una cosa a la vez. Cada día los golpearemos con tres cosas, ellos se agarrarán de una y nosotros haremos lo que queramos”.
No necesitan ustedes que el Ojo les amplíe esta evidencia. Basta con que echen un vistazo a la mayoría de la prensa, las tertulias de las televisiones privadas o de las radios de los obispos, por ejemplo, además de las infinitas miserias que llenan las redes sociales para entender que esa táctica excrementicia ha dado generosos frutos en este nuestro sufrido país. Si alguna vez, por accidente o perversión malsana osan acercarse a esos medios, en papel o en digital, háganme caso: máscara antigás. ¿Me piden, no obstante, un ejemplo para corroborar lo dicho? Sea. Dos perlas de ayer mismo de El Confidencial: “Pedro Sánchez es el responsable de una degradación extraordinaria del orden constitucional y del debilitamiento de los derechos y libertades públicas, entre ellas de las de expresión y prensa”. Y en el mismo medio, Rubén Amón. Título: “Cuando el sanchismo es la cloaca”. Texto: “La basura que emerge de las cañerías del PSOE es una anécdota respecto al hedor que traslada la degradación del sistema”. Y un copete. Agustín Pery, Abc: “Un Gobierno en el fango por la Bego, el David y el presi. ¿Es soportable ver a tanto cantamañanas defender el putiferio y los enchufes del sanchismo porque son de la famiglia?”. Porque como aquí les hemos contado tantas veces, con la ayuda de mi amigo el Catavenenos, ya es imposible diferenciar a la llamada prensa seria de la amarilla. Similar carga de bazofia en el centenario periódico de la grapa que en el digital de Eduardo Inda. Puaf.
Con todo, lo más grave de esta historia es constatar cómo esa roña delirante que se ha comido el rigor y la decencia profesional de los medios de comunicación se ha enseñoreado, además, de las ágoras políticas en teoría más nobles, y así vemos, consternados, cómo becerros con traje mugen barbaridades e insultos dignos de la peor taberna del puerto en nobles edificios. Un señor que presume de moderado – “No vengo a insultar a Sánchez, vengo a ganarle”, dijo en abril de 2022- ahora llama “capo de la mafia” al presidente del Gobierno en el solemne Congreso de los Diputados. No será necesario repetir los exabruptos de Tellado, Gamarra o de cualquier marine de Vox, siempre en lucha para ver quién logra el nivel más brutal y grosero. Ustedes ya los oyen, una y otra vez, consignas cuartelarias. Y ahora, con la más que previsible luz verde del Constitucional a la Ley de Amnistía, el delirio rastrero se va a multiplicar. ¡Átese los machos, Conde-Pumpido! ¡Empuñe la adarga, que le van a llover dardos, flechas, sapos y culebras desde todos los azimuts!
¿Primera consecuencia de esta estudiada táctica, el sistema está podrido? Impedir el debate racional, la discusión sensata sobre propuestas concretas de los temas que afectan a los ciudadanos, desde la vivienda a la sanidad o la educación. Tú me hablas de topar los alquileres y yo te respondo con tu hermano o tu esposa. Imposible encontrar soluciones válidas a las necesidades de la ciudadanía si no se deja salir a la política del pantano de porquería que ahoga el entendimiento. Todo es miseria, golpes bajos, juego sucio, que lo único que importa es que la verdad o la justicia no logre levantar el vuelo. No van a dejar que las fuerzas progresistas puedan, ni tan siquiera, explicar sus proyectos, cuánto menos ayudar a salir del estercolero.
Segunda consecuencia: el auge de la extrema derecha a la que empujan estos descerebrados de la derecha dizque democrática, abriendo las puertas del gobierno, como en Valencia – ¡qué vergüenza Mazón! – o en Baleares. Copiar a la ultraderecha, en inmigración, memoria histórica o derechos LGTBI no es otra cosa que ceder ante el salvaje: menos campo para la democracia, más anchura para el fascismo. Ellos son los beneficiados. Pero sobre todo, echando basura y más basura sobre los políticos, así, en general, sin advertir que sus cubos de pringue les van a chorrear por sus propias cabezas. Ese afán de insultar y denigrar es agua bendita para la ultraderecha, abono para sus ramas en crecimiento. Así ha pasado en América y en el resto de Europa. No se dan cuenta los Feijóo de turno que toda descalificación del sistema sólo sirve para engordar a los más extremistas del lugar. Son ustedes, señores de la derecha, con su verborrea suicida, quienes ceban a los salvajes que asaltan el Capitolio.
Hay más, claro que hay más. ¿Es inocente y virginal la izquierda, cual novicia de Zorrilla? Quiá. Ábalos, Koldo y ahora, Leire. Paralizado se ha quedado el PSOE ante esta estrella fulgurante que ha aparecido por ensalmo en los medios que todos conocemos, escuchas repugnantes que captan conversaciones indignas. Permitan al Ojo, tan vetusto, que eche mano de un antiguo refrán, yerro no creer nada y culpa creerlo todo, y de una broma colegial: quien con infantes pernocta, excrementado alborea. Ya están tardando en Ferraz, como siempre, qué desastre de comunicación, hemos dicho aquí una y otra vez, en contar con pelos y señales de la Mata Hari Leire Díez, perejil en todas las salsas nauseabundas de golfos y corruptos. Y por allí, nadando en una incómoda nebulosa, la UCO y sus informes fantasmas, amén de misteriosas bombas lapa. Por supuesto que estos casos, pongan el límite donde quieran, alimentan la mugre y ayudan al desistimiento ciudadano, al engorde de esa frase odiosa del todos son iguales. Mentira. Unos son unos canallas demostrados y otros aún estamos en ya veremos.
Núñez, pobrecillo, qué alma tan sensible, no aguanta este aberrante nivel de corrupción del Gobierno socialista y más concretamente del presidente del Gobierno, el capo de la familia Pedro Sánchez y aunque arrojado como el Príncipe Valiente, no se atreve con una moción de censura, no, sino que convoca una manifestación. Otra. Cuánta audacia, rediós. Quieren hacernos creer que hoy existe un clima de corrupción semejante al que ahogó a Rajoy en 2018. Como la memoria es débil, dejen que les recuerde algunos datos sobre el caso Gürtel, al que intentan comparar los estrategas del PP con las hazañas bélicas de Leire y compañía. Los tribunales condenaron a cárcel a 69 personas, con penas que superan los 570 años de prisión. Incluso el propio PP fue condenado en dos ocasiones por beneficiarse de la red corrupta y tuvo que pagar casi 370.000 euros. Palabras de los magistrados de la Audiencia Nacional: “Entre el Grupo Correa y el PP se tejió una estructura de colaboración estable. Se creó un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional a través de mecanismos de manipulación de la contratación pública central, autonómica y local; a través de su estrecha y continua relación con influyentes militantes de dicho partido, que tenían posibilidades de influir en los procedimientos de toma de decisión en la contratación pública de determinados entes y organismos públicos que dirigían o controlaban directamente o a través de terceras personas”.
¿Quieren más datos para que los pongan en un platillo de la balanza, a ver si igualan al peso de los casos -por muy repugnantes que sean- que hoy nos anegan? El caso Gürtel fue el más voluminoso de todos cuantos se han visto en la Audiencia Nacional, incluido el 11-M; se sobrepasaron los 2.000 tomos; más de 200 imputados, 70 de ellos cargos del PP; se cursaron 147 comisiones rogatorias a 21 países. Sólo a Suiza se enviaron 38, entre otras cosas para saber dónde estaban los 50 millones de euros -se dice pronto- que guardaba a buen recaudo el tesorero del partido, Luis Bárcenas, su despacho a diez metros del que ocupaba el mismísimo Mariano Rajoy. Luis, sé fuerte, ya recordarán. Todo eso llevan en la mochila los dirigentes del PP, por no hablar de la policía patriótica del milagrero ministro Fernández-Díaz, su mano derecha hoy en prisión, o todas las cloacas policiales que visitaba tan asiduamente el comisario Villarejo. Y por llegarnos a esta misma semana, hagan el favor en Génova, sede pagada con dinero negro, por cierto, de echar una mirada a la Comunidad de Madrid, donde anda suelto -por ahora- un defraudador confeso y algunos jueces van echando mano a los protocolos de la vergüenza. ¿Bazofia, iniquidad? Desde luego.
Y mientras, allá lejos, pero cerca en nuestro entendimiento, el loco de Trump y el genocida Netanyahu. ¿Hasta cuándo esta sinrazón, este virulento despropósito, estos crímenes de lesa humanidad, bombardeos sobre las colas del hambre?
Adenda. El Hierro, 9,30 de la mañana del miércoles 28 de mayo de 2025. La salvamar Diphda llega al muelle de la Restinga escoltando un cayuco con 152 personas ―19 niñas y 10 niños a bordo―. La tragedia. Lo cuenta el presidente canario, por azar allí presente: “Fue horroroso. Un drama. Asistir a la búsqueda de las personas desaparecidas, entre ellas una niña, ver una ambulancia evacuando a una menor que, finalmente, no pudo sobrevivir; o a cómo se entuba a dos niños más para sacarlos en helicóptero. Y, sobre todo, las imágenes de cadáveres de bebés envueltos en las mantitas de la Cruz Roja. Horrible”.
Siete mujeres muertas, tres de ellas menores, 2 niñas de entre 3 y 6 años y otra niña de unos 10 años.
No hay, ni habrá, perdón para los culpables.