Agentes de noticias

Agentes de noticias

Hace tiempo que los medios perdimos la batalla de la producción masiva de información, aunque nos cueste reconocerlo. La IA puede ser el golpe final para muchos. Cómo serán los supervivientes está por ver

¿Sabes cómo es un pavo real bebé? La inteligencia artificial no y es un problema grave para Internet

Hace unos días, en un seminario en Oxford sobre el efecto de los llamados “agentes de noticias” basados en inteligencia artificial, una persona experta en tecnología de un gran diario explicaba su conclusión después de muchos meses trabajando en cómo utilizar estas herramientas para su redacción. En un discurso que se convirtió en apasionado, su receta para un medio era simple y a la vez sorprendentemente inalcanzable: haz sólo lo que de verdad te importa.

“Debemos dejar de hacer cosas que no nos importan. Qué te importa de verdad debería ser la pregunta cada día”, dijo para insistir en la importancia de tener “más foco” en la rutina diaria de la selección: sobre qué informar y cómo.

Su alegato era contra la avalancha de producción a la que estamos acostumbrados desde la explosión de Internet y que ahora puede hacer igual bien, o igual de mal, en unos pocos segundos un software de inteligencia artificial. Los debates en los medios -incluso en los que dependen en parte de sus suscriptores, como éste- siguen girando alrededor de la tensión entre el volumen y la calidad, y a menudo están a merced de grandes plataformas tecnológicas, caprichosas y cuyo negocio es ajeno al periodismo. Ha sido así en las últimas dos décadas, pero la diferencia es ahora tenemos un competidor capaz de producir a coste casi cero y en pocos segundos información infinita.

Las ventajas de la IA son obvias para investigar en grandes bases de datos o ayudar a los desarrolladores en la carpintería detrás de un gráfico o una animación, pero la producción automática de información ataca la esencia de lo que puede merecer la pena del periodismo. Como escribía hace unas semanas Zach Seward, el responsable de los proyectos de IA en el New York Times, “la inteligencia artificial por su cuenta es un truco de magia barato” y “es útil cuando se une a datos adecuadamente estructurados y a alguien que se sabe lo que está haciendo”.

Las chapuzas IA ya han jugado malas pasadas, como la publicación de la lista de recomendaciones de libros para el verano con títulos inventados (y creíbles) en el Chicago Sun-Times y el Philadelphia Inquirer. Según explicó el Sun-Times, que ahora es propiedad de la gran radio pública de Chicago, el artículo venía de una división de la empresa de revistas Hearst especializada en contenido “ligero” para “complementar” su oferta de periodismo de investigación local, su principal foco. “Éste tiene que ser un momento de aprendizaje para todas las organizaciones periodísticas: nuestro trabajo se valora y es valioso por la humanidad que hay detrás de él”, dijo después el periódico en un comunicado.

El autor del artículo, que ya no trabaja para la empresa que lo contrató, reconoció el uso de la IA y dijo al medio The Atlantic que era la única manera de producir las decenas de artículos que le pedían al día y que las ofertas para un colaborador como él eran de 15 dólares (unos 13 euros) por artículos de 500 palabras.

Éste es un caso extremo, pero la mayoría de las veces los medios que producen a escala con la ayuda de la inteligencia artificial -pasa en cadenas de medios locales en el Reino Unido- llenan sus webs del llamado slop, es decir contenido automático de poca calidad e intercambiable por cualquier otro. El slop también aparece en Instagram y otras redes, incluidos vídeos de trucos, imágenes recicladas, animales fantásticos y chistes. Nada que los humanos no sean capaces de hacer por sí solos, pero con la IA se da a una escala que está ahogando todavía más nuestras pantallas y nuestra efímera atención.

La reflexión en Oxford de la persona que tanto sabe de la información y la tecnología es más relevante que nunca. Hace tiempo que los medios perdimos la batalla de la producción masiva de información, aunque nos cueste reconocerlo. La IA puede ser el golpe final para muchos. Cómo serán los supervivientes está por ver.