Sabrina Carpenter se mete al público del Primavera Sound en el bolsillo en la jornada del viernes con el estreno de su nueva canción

Sabrina Carpenter se mete al público del Primavera Sound en el bolsillo en la jornada del viernes con el estreno de su nueva canción

La ex «chica Disney» estrena en directo ‘Manchild’, un tema dedicado a su antiguo novio que unas horas antes había colgado en Spotify, en un concierto lleno de colores chillones, baile y mucha ironía sobre el mundo de la publicidad y el consunismo

Un Primavera Sound muy femenino y muy británico con Charli xcx define la jornada del jueves

Se suele decir que la inteligencia es saber leer las situaciones cambiantes y adaptarse a ellas del modo más discreto y pragmático posible. Y a tenor de esta definición, Sabrina Carpenter es una artista sumamente inteligente. Se sabe un producto comercial genuinamente americano –como ex “chica Disney” pero también por su aspecto de rubia anglosajona de bote, la típica chica del medio oeste– y en consecuencia acomoda sus composiciones y su espectáculo a esta imagen estereotipada.

Ni tiene una voz excesivamente destacable ni baila especialmente bien –más bien no baila–, pero sabe rodearse de buenos bailarines, acomodar la voz y plantear un espectáculo que abrigue debidamente sus limitaciones: lleno de glamour y brillante, con su body azul forrado de lentejuelas, pero también de ironía hacia el mundo de la publicidad y el espectáculo de consumo del que ella procede. Así ha llegado a ser una de las artistas más populares de Estados Unidos.

De hecho, la mayor virtud de su show es el aprovechar el potencial de las pantallas gigantes que rodean al escenario –y permiten disfrutar del concierto a la gran mayoría de espectadores, ya que el escenario queda a centenares de metros– para plantear una suerte de concierto televisado en el que se alternan imitaciones de spots televisivos para presentar las canciones.

Precisamente uno de estos falsos, e irónicos, comerciales ha servido a la cantante de Pensilvania para cantar por primera vez en vivo y en directo su nuevo tema, recién estrenado en Spotify: Manchild. Habla de esos hombres que en el amor son como niños caprichosos, descerebrados e inmaduros. Al conocer su estreno, entre los fans se ha comentado que va dirigida a su ex pareja.

Con su mezcla de pop, folk, country e incluso electro-pop, la Carpenter ha desgranado durante una hora y diez minutos los éxitos de sus cuatro trabajos –especialmente, su exitoso Short n’ Sweet–, como Taste, Coincidence o Please, please, please. También se ha atrevido a versionar un himno gay como It’s raining men, que hizo famoso el duo The Weather Girls. Así, a base de darle al público lo que pedía y de la discreción de sus aptitudes escénicas, la artista se ha metido en el bolsillo a su público. Eso, sí: sin cosechar un éxito apabullante.

Porque acaso cabe preguntarse si Sabrina Carpenter tiene el perfil del Primavera Sound, y si la respuesta es afirmativa, entonces hay que reflexionar sobre la dirección que el festival ha tomado este año, en que ha relegado su esencia más experimental, artística y alternativa a escenarios menores –Levi’s Plaza, Cupra, Amazon Music–, para poner toda la carne del entretenimiento musical –no solo el de Carpenter– en el asador de los grandes recintos, los quilométricos Estrella Damm y Revolut.

Wolf Alice y Haim: pop rock eficaz y son complicaciones

Por ellos pasaron el viernes bandas como Wolf Alice y Haim. La primera, que actuó sobre las siete y media, es un combo británico de éxito en el ámbito anglosajón –abrumadoramente mayoritario en esta edición del Primavera, hay que reconocerlo– con temas simpáticos y en ocasiones rockeros y contundentes. Su mezcla de esencias setenteras, a veces con aroma a los Stooges, pero sobre todo a Queen con una pizca de Led Zeppelin, les ha dado merecida fama en Reino Unido, en especial con su trabajo Visions of a life.

Estuvieron eficaces en el escenario Estrella Damm, pero poco más, de modo que parecían más centrados en no molestar los corros que el público hacía en el césped artificial que en mostrar verdadera actitud no ya rockera, sino también popera. Buena ejecución de toda la banda pero sin correr ningún tipo de riesgos, aunque si tuvieron algunas complicidades con el público. Alabanzas a Barcelona que fueron saludadas por un público que en su mayor parte no vive ni en la ciudad ni en el país. Hay que tener en cuenta de que el festival concentra cerca de 300.000 personas de las que más o menos un 70% tiene procedencia foránea.

También eficaces y entretenidas estuvieron las tres hermanas Haim, músicas californianas y fundadoras de la banda del mismo nombre. Una de ellas, Alana, fue coprotagonista de la película Licorice Pizza, una bella rememoración de la adolescencia en los 70 en el valle de San Fernando firmada por Paul Thomas Anderson. En directo mostró el mismo magnetismo que desplegaba en el filme, y que se suma al desparpajo de sus dos hermanas. Juntas, interpretaron sus temas más populares, todos en clave de rock americano sencillo y eficaz, con algún himno de alto voltaje, como la pegadiza y coreable Down to be wrong.

La alternativa Amazon Music

Pero tanto Haim como Wolf Alice representan ese pop rock de consumo y de gran festival que se suponía que en sus orígenes el Primavera Sound quería contraprogramar. No obstante, esta contradicción pareció resolverse merced al escenario Amazon Music, que ayer fue más que nunca el de “los viejos rockeros” o, si se quiere, el del rock alternativo clásico. Por allí pasó el nuevo proyecto de Stephen Malkmus, fundador de Pavement, la banda que como pocas sacó el hardcore de los locales de ensayo para convertirlo en alternativa al mainstream a finales de los ochenta merced el lo fi y el noise.

Malkmus presento The hard Quartet, un supergrupo en el que también están Emmett Kelly (The Cairo Gang), Matt Sweeney (Superwolf, Cat Power) y Jim White (Dirty Three, Xylouris White). Ahí es nada. Como no podía ser de otra manera, en tres cuartos de hora y en un petit comité de parroquianas y parroquianos talluditos, The hard Quartet despachó una lección magistral del rock y actitud.

Y lo mismo hicieron una hora después los franco británicos Stereolab, otra gran referencia del pop independiente de los noventa. Liderados por Laetitia Sadier, dieron rienda suelta a sus temas clásicos, donde mezclan las melodías de ascensor de los 50 con los sintetizadores e incluso los coqueteos con el jazz y el krautrock germano de los 60. En plena comunidad con el público, entre el que se contaba un ministro del actual gobierno, disfrutaron e hicieron bailar y disfrutar a sus fans, que lo son desde hace muchos años, manteniendo así la esencia que lo que fue el Primavera antaño.

Hay que reconocer que en el otro extremo del parc de Fòrum, el de los grandes escenarios, Beach House le dio la réplica a Stereolab con ese dream pop tan característico que ha hecho célebre al dúo de Baltimore. Durante más de una hora, expusieron sus canciones más populares, mecidos en un escenario brumoso, para goce de sus fans, algunos de los cuales terminaron el concierto entre lágrimas.

Y de regreso al escenario Amazon Music, mientras Sabrina Carpenter triunfaba con su pop sintético y comercial, el grupo español Carolina Durante regalaba a sus seguidores un emocionante concierto con acompañamiento de sección de cuerda ya de madrugada, en el que su cantante Diego Ibáñez defendía las canciones apoyado en sus muletas tras haberse roto en abril el ligamento cruzado de la rodilla. Si eso no es actitud…