
Feijóo y Abascal se reúnen en el peor momento del Gobierno pero sin pactar una moción de censura
Los líderes de PP y Vox intentaron verse en el despacho parlamentario del jefe de la oposición en secreto y abordaron a solas «el contexto político nacional e internacional» en plena tormenta en las derechas sobre la forma de terminar con Sánchez y con el futuro de Mazón sin definir
La sombra de la corrupción del PP amenaza la ofensiva de Feijóo contra Sánchez
Dos años menos dos meses. Es el tiempo que ha pasado sin que Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal se hayan reunido en persona. Lo hicieron en septiembre de 2023, justo antes de la investidura fallida del líder del PP. Y lo han vuelto a hacer este miércoles. Según explicó el PP y ratificó Vox, el motivo era “comentar el contexto político nacional e internacional”. El encuentro llega en un momento muy delicado para el Gobierno, asediado por las sospechas de corrupción. Abascal presiona para una moción de censura que, tras la reunión, Feijóo sigue sin querer presentar, según confirman desde la dirección de su partido.
Ambos líderes, cuyos partidos comparten gobiernos municipales y alianzas autonómicas, no tienen la mejor de las relaciones personales ni políticas, ni comparten la táctica a seguir en la oposición al Gobierno que lidera Pedro Sánchez. Abascal pretende una ruptura total con el PSOE y el resto de partidos de la coalición del Gobierno, también en la UE, pero Feijóo se resiste a una táctica que ya usó en su día José María Aznar contra Felipe González.
La cita se celebró en el despacho de Feijóo en el Congreso y pretendía, sin éxito, ser secreta. elDiario.es adelantó la reunión, que se produjo tras la sesión de control del último pleno ordinario previo al verano. Salvo la comparecencia de Sánchez prevista para el 9 de julio y un posible pleno de los llamados “escoba” que se convocará el 22 del mismo mes, los líderes no tienen que regresar al edificio noble de la madrileña Carrera de San Jerónimo hasta la segunda semana de septiembre.
El PP calificó de “cordial y respetuoso desde la lógica discrepancia entre partidos diferentes”. Unas palabras que ratificó Vox posteriormente, aunque el partido de extrema derecha añadió sobre el contenido de la reunión: “Santiago Abascal dice lo mismo en público que en privado”.
Y lo que ha dicho en público Abascal en las últimas semanas es que Feijóo tiene que liderar una moción de censura contra Pedro Sánchez. Incluso aunque, como parece, esté abocada al fracaso porque la mayoría parlamentaria no está por la labor de echar al secretario general del PSOE para llevar a la Moncloa al líder del PP. Incluso aquellos que como Junts o Podemos muestran, por distintos motivos, su rechazo expreso al Ejecutivo, no están dispuestos a apoyar a Feijóo.
En el PP son conscientes de que, hoy por hoy, no es viable lograr los 176 votos necesarios para una moción de censura exitosa. “Somos incapaces de convencer a cuatro diputados para una moción de censura porque tenemos principios”, dijo la semana pasada el portavoz nacional, Borja Sémper.
Son los mismos cuatro votos que separaron a Feijóo de la Moncloa en su investidura fallida, en 2023. Y eso que lo intentó. El PP negoció con el PNV, al que llegó a ofrecer ministerios, según relató luego el hoy líder del partido, Aitor Esteban. Pero también con Junts. En el PP se plantearon como propuesta para Carles Puigdemont unos indultos que el líder independentista no quería, ya que su primera opción era la amnistía.
Que el Gobierno caiga solo
“Tenemos tiempo. No tenemos ansiedad. No tenemos prisa”. Es el mantra que repiten en el PP ante la sucesión de titulares, informes policiales y resoluciones judiciales que asedian al Gobierno por distintos frentes.
Por un lado, está la causa instruida por el juez Juan Carlos Peinado sobre la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, y a partir de la cual quiere sentar ante el Tribunal Supremo al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Por otro, el intento de meter en la cárcel al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por supuestamente haber filtrado la confesión de culpabilidad de la pareja de Isabel Díaz Ayuso que previamente había filtrado su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez.
La tercera pata de la ofensiva es la más complicada para el PSOE, ya que afecta no solo a los dos secretarios de Organización que ha tenido Pedro Sánchez desde que recuperó el control del partido en mayo de 2017, sino que implica un caso de corrupción que ha escalado hasta tocar a cuadros medios del actual Ejecutivo. Y el Gobierno no sabe si seguirá escalando.
El informe de la UCO sobre Santos Cerdán volvió a encender los ánimos de la derecha. Se produjeron concentraciones ante la sede socialista en la calle de Ferraz, en Madrid, además de en las proximidades del Palacio de la Moncloa, sede del Gobierno y residencia del presidente y su familia. Feijóo compareció para hacer una declaración solemne en la que acusó a Sánchez del “mayor aluvión de corrupción que ha vivido la democracia”. Y Abascal, de viaje en Paraguay para una cumbre de la internacional ultra, tuvo que suspender su agenda y regresar a España para no perderse el carrusel televisivo que se puso en marcha.
Abascal volvió a pedir la censura, pero la decisión de Feijóo es firme, y está avalada por toda la organización. Desde el PP de Madrid de Isabel Díaz Ayuso al expresidente José María Aznar. Ambos, muy beligerantes con las estrategias que consideran blandas, han optado por secundar fielmente a su jefe de filas. Ayuso ha renunciado incluso a dar la batalla de las primarias en el inminente congreso nacional del partido.
Tras la reunión de este miércoles en el PP han sido concisos y breves sobre una hipotética moción de censura: “Sin cambios”.
Presupuestos, política migratoria… Y Mazón
La amplia agenda de la reunión, “el contexto político nacional e internacional”, se puede aterrizar en algunos asuntos de actualidad. En las últimas semanas, PP y Vox han cerrado acuerdos presupuestarios en la Comunidad Valenciana, Murcia e Illes Balears, pero quedan pendientes las cuentas de Castilla y León, Extremadura y Aragón.
Los presidentes de estas tres comunidades están ya preparando el proyecto de 2026 o incluso unas elecciones. En Castilla y León serán, como muy tarde, al final del próximo invierno. Una de las justificaciones dadas por Vox para alargar la negociación de presupuestos fue que, según Abascal, el PP tiene la misma política migratoria que el PSOE. Y esta es, además, la mandatada por la UE.
Efectivamente, ambos partidos apoyaron el Pacto Migratorio sellado por la UE en la pasada legislatura, pero mantienen abierta una dura pugna por el destino de los cientos de menores migrantes que esperan en Canarias a que las comunidades autónomas cumplan la ley y los acojan.
Vox se salió de los gobiernos autonómicos precisamente para no tener que hacerse cargo del acuerdo político para atender a los chavales que han llegado solos a España. Un pacto que el PP se resiste a cumplir. De hecho, los ultras han puesto como condición para los presupuestos que han acordado que esas regiones no reciban a más menores migrantes.
Pero sobre la mesa de las relaciones de PP y Vox hay un elemento muy importante que está todavía pendiente. Es, hoy por hoy, el elefante en la habitación de las derechas: Carlos Mazón.
El presidente valenciano resiste al frente de la Generalitat pese a su gestión de la DANA que en octubre de 2024 provocó 228 muertos, según los datos del tribunal que investiga lo ocurrido. Feijóo ha intentado obligar a Mazón a dimitir, pero el líder del PP valenciano se ha resistido. Y para ello ha contado con la inestimable colaboración de Vox.
El relevo de Mazón es complicado porque el PP no tiene la mayoría en Les Corts, y Vox ha apostado de momento por sostenerle y lograr mucha más incidencia e influencia de la que tenían. Mazón estará ahí mientras quieran los de Abascal. Y Feijóo solo puede arriesgarse a sacarlo si hay un acuerdo con Vox, ya que, en caso contrario, podría encontrarse con una convocatoria electoral anticipada, sin candidato claro y con las responsabilidades de la tragedia todavía en disputa.
En el PP han sostenido discursos diferentes en los últimos meses sobre el futuro de Mazón. Frases interpretables que parecían acercarle más a su final, seguidas de otras que aparentaban ser un respaldo. Lo único seguro es que el fin de semana del 5 y 6 de julio será uno de los protagonistas de la reelección de Feijóo al frente del PP para un segundo mandato, algo que el líder gallego no quería que ocurriera y que, salvo giro de guion en los próximos diez días, ocurrirá.