
El matón vende mercancía adulterada
Es la ley del más fuerte. De los matones de todos los ámbitos y en distintos países. A veces usan micrófonos, bulos a manos llenas, órdenes y amenazas, togas con cierta frecuencia, hasta llegar a cuando se sobrepasa toda lógica y se utilizan las bombas e incluso el hambre para matar. Su éxito se basa en la debilidad o la cobardía de sus víctimas
El matón del colegio no solo vende, sino que obliga a comprar su mercancía adulterada. El éxito de todo bravucón se basa en la cobardía de sus víctimas. No solo en la debilidad de los atacados, con los que los matones se ensañan, sin dudar. Ahí tenemos al pobre Donald, un anciano iracundo, no especialmente inteligente ni culto, pleno de soberbia e inmensa necesidad de ser halagado. Una estrella de la sociedad del espectáculo a la que se ha dotado de un poder casi omnímodo. Tiene bombas y todo. Y las usa. Dos impeachments superados en su mandato anterior por la complicidad de su partido, 32 delitos a sus espaldas y un asalto al Capitolio que ha quedado en suspenso con su elección como presidente de los Estados Unidos de la América Grande otra vez. Le gusta dominar, humillar, textualmente que le besen el culo. Y cuenta con millones de personas que se prestan a ello, incluidos mandatarios de todo el mundo. Todos han de adorarle, nadie mostrar ni el menor asomo de crítica o rechazo.
Es el matón del mundo. Aunque también nos han robado esa palabra para desgastarla y vaciarla. Leo que hasta a nuestro Patxi López le llaman “matón” por haber desairado a un forajido al que dejan entrar en el Congreso habilitado como periodista. Es la clave. Lo que ahora funciona es la ley de la fuerza, la violencia, la agresión, la dominación, el sometimiento. Y los cobardes y sumisos, cómplices indispensables sin los que los matones no podrían actuar.
Dice El Español de Pedro J. Ramírez que “el pulso de Sánchez por el gasto en Defensa lleva a España a su mayor crisis con EEUU desde la Guerra de Cuba”. Nada menos. Hay que comprarle al matón la mercancía adulterada. Vergonzosa reacción de la “prensa” conservadora de España a las amenazas e insultos de Donald Trump a nuestro país. Y la de políticos a los que sirven. Además, Trump necesita las bases españolas de Morón y Rota, pero eso se cuenta poco.
Siempre fue así, por cierto. Estados Unidos fue el primer país en avalar la dictadura de Franco. La visita del presidente republicano Eisenhower en 1959, con abrazo incluido, abrió una brecha en el aislamiento internacional al que, con razón, se sometía al régimen dictatorial nacido de un golpe de Estado y una sangrienta guerra y que tteníaal país sometido a una dictadura miserable y férrea. Nos instalaron sus bases militares a cambio de esa foto. Y repartieron por los colegios de la hambrienta posguerra queso “amarillo” y leche en polvo. Europa sí reaccionó entonces a la barbarie fascista, tanto del nazismo como de su apéndice español en el sur, nos mantuvo el aislamiento durante muchos años más. Cómo hemos cambiado, cómo han cambiado a la sociedad, cómo la sociedad se ha dejado hacer semejante trepanación de los valores.
Hasta la incorporación de España a la CEE, luego Unión Europea, en 1986, no se nos otorgó algo así como la mayoría de edad democrática. Lo consiguió Felipe González, el entonces presidente del gobierno por un partido llamado PSOE. Vista la furia con la que ahora se apresta a hacer lo que puede hacer para tumbar al gobierno de su presunto partido al mandato de Aznar, se diría que algo raro pasó ahí también. Pobres de nosotros, siempre con esos agujeros negros en la verdadera historia. Porque claro, González amnistió o contribuyó a amnistiar o indultar a franquistas, golpistas y asesinos del GAL, esto de no admitirla para unos políticos electos que pusieron urnas para votar con papeletas está en otra dimensión.
De nuevo la prensa de derechas se ha volcado en la misma dirección. La portada editorial de ABC podría ser incluso delictiva. La Razón recurre al señalamiento en foto de los magistrados cuyo voto no les gusta. Los señalamientos en tiempos de violencia ultra, los actuales sin ir más lejos, son una diana. Como no se ponga seria la democracia con estas desviaciones llevamos muy mal camino: el que buscan. Nunca dijeron nada de otras amnistías. Y de hecho el ministro franquista y fundador del PP, Manuel Fraga, les hubiera secuestrado las ediciones nada más llegar a la calle.
Visto quiénes atacan a Pedro Sánchez desde flancos diversos y leídas sus alegaciones e insultos, de todo hay, casi es de agradecer su actitud de superviviente buscando salidas por las grietas de la posibilidad. Porque vaya la cantidad de gente que se está emporcando en la gestación de lo que parece un golpe en toda la regla. Qué agotamiento produce ese avispero. Dicho sin ánimo de embadurnarme en discusiones bizantinas.
Mi querido amigo Javier Valenzuela y yo nos mandamos mensajes estos días a través de las columnas de elDiario.es. “Los nazis han entrado en París, me dice comentando mi artículo, y ahora toca ser muy duros y muy pacientes. Y, por supuesto, actuar con unidad inquebrantable, para sacarlos de ahí, para vivir un nuevo 25 de agosto de 1944. Por lo demás, hay que extraer lecciones de la derrota”. Y tiene razón, porque se está aguantando demasiado y que se salde con total impunidad. Y tolerar siempre implica autorizar a que se repitan y prodiguen todo tipo de ataques.
Hace mucho tiempo que hablamos de esto, de su genial teoría sobre modos deportivos aplicados al debate político, que he comentado varias veces porque es tan visual como necesaria. “Ellos juegan un partido de fútbol americano, nosotros un partido de tenis en campo inglés”, me describía hace tiempo Javier. “Cuando nos dan una patada en la espinilla, llamamos al árbitro y él se encoge de hombros. Ellos juegan en su campo y marcan las reglas. Lo que se disputa es un campeonato de fútbol americano, con zancadillas, puntapiés, y agarrando por el cuello; no tenis británico. Ignorarlo conduce a la derrota”.
Ni árbitros han dejado operativos. Es la ley del que parece más fuerte aunque tenga tantos fallos. Del autócrata, del dictador, hablando con precisión. De los matones de todos los ámbitos y en distintos países. A veces usan micrófonos, bulos a manos y voces llenas, órdenes, togas con cierta frecuencia ya, hasta llegar a cuando se sobrepasa toda la lógica y se utilizan las bombas e incluso el hambre para matar.
La dignidad es un valor irrenunciable, como la justicia estricta. La valentía nace de ellas si no anida por sí misma en pueblos y personas. Y desde luego, pocas cosas más patéticas que arrodillarse ante un fantoche cualquiera de los que pululan.