
La ultraderecha busca aprovechar la lucha contra la obra de la gran depuradora de Málaga en Vega Mestanza
La oposición contra la infraestructura, paralizada esta semana por el Tribunal Superior de Andalucía, aglutina a ecologistas, políticos de izquierda y agitadores de ultraderecha como Alvise, lo que genera malestar en algunos activistas
La Justicia ordena a la Junta que pare la obra de la depuradora malagueña de Vega Mestanza por su impacto ambiental
La Junta de Andalucía paralizó este pasado jueves la obra para construir una gran depuradora para el área metropolitana de Málaga en los terrenos de la Vega de Mestanza, ocupados actualmente por miles de frutales. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) da la razón a la asociación de vecinos y, de paso, a cientos de activistas y personas anónimas que desde hace cinco años visitan la vega para mostrar su apoyo a la causa, invitados por Mari Carmen Mestanza, 70 años e incansable embajadora.
También han pasado por allí representantes de todos los partidos políticos, pero ninguna visita ha causado tanto revuelo como la que, este mismo jueves, hizo Alvise Pérez. El agitador de ultraderecha, europarlamentario desde hace apenas un año, aprovechó la excursión para arremeter contra el proyecto comunitario. “Yo ya a Europa le tengo muy poca fe”, le dice a un hombre que pide “modificarla”. “Modificarla o salirse”, remata Alvise, mientras asiente a quienes jalean su propuesta: “Para vivir de rodillas con los franceses y alemanes, nos vamos”.
La Junta de Andalucía es la responsable de la infraestructura, prevista desde hace 13 años para depurar las aguas residuales de los 250.000 habitantes y las industrias de Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Cártama, Torremolinos y dos barrios de Málaga. El proyecto quedó arrumbado durante la crisis económica y fue rescatado por el Gobierno de Juan Manuel Moreno en 2020. Poco después, los alcaldes ratificaron que la ubicación idónea era esta, una vega inundable.
Las primeras máquinas llegaron hace un mes, pero tras un recurso contencioso liderado por el abogado asturiano Marcelino Abraira, esta semana el TSJA anuló el proyecto, adjudicado por 106 millones de euros, porque no comparaba el impacto ambiental de construir la infraestructura ahí con otras alternativas posibles. De inmediato, la Junta ha mandado parar máquinas cuando ya habían empezado los trabajos preparatorios y completado las expropiaciones, unas 150, entre parcelas de la vega y las afectadas por los colectores.
Abraira explica que la sentencia anula todas las actuaciones posteriores al anteproyecto, y que el revés es tan contundente que no es posible comenzar de nuevo manteniendo la ubicación.
Entre los ecologistas la posición no es unívoca. GENA-Ecologistas en Acción presentó inicialmente alegaciones a la ubicación, pero llegaron a la conclusión de que, por su tamaño, la alternativa no era posible, según explica su portavoz, Rafael Yus, quien subraya que el valor ecológico de esos árboles es escaso. “No más que cualquier cultivo intensivo”. Lo que realmente les preocupa es la falta de depuración. “Los ecosistema fluviales del Guadlahorce y de la Bahía de Málaga sí tienen ecosistemas de gran valor ecológico y están en situación muy crítica por los vertidos”.
El Gobierno andaluz ha reaccionado a la sentencia mostrando preocupación por las consecuencias medioambientales, para la salud pública y económicas de la paralización de la obra. Mientras no se culmine la depuradora, sea en Vega de Mestanza o en otro lugar, se está vertiendo sin depurar al río Guadalhorce. Desde 2019 Andalucía abona una multa de casi 1,3 millones de euros anuales a la Comisión Europea por este motivo. Y ahí es donde, con trazo grueso, apunta Alvise.
“Se da pábulo a un fascista”
“Se da pábulo a un fascista. Me da mucho coraje que esta gente se sume al carro, son muy listos y ven rápidamente donde deja el hueco la izquierda”, lamenta Mamen Borrego, una activista malagueña presente en múltiples luchas, como la de El Algarrobico, muy frustrada con la visita del ultra. “¿Cómo estar con un tipo al que le importa un carajo los árboles y que lo que hace es aprovechar para decir hay que salirse de Europa? Yo estoy allí y me voy. Me alegro de la paralización, pero conmigo ya que no cuenten para difundir la causa”. Sin embargo, la postura no es unitaria. Borrego admite que tiene compañeras, también con mucho recorrido activista, que no ven problema.
La presencia de Alvise ha sido la gota que colma el vaso de algunos activistas, porque se suma al hecho de que Vox lleve ya unos cuantos meses intentando capitalizar el asunto. El pasado 3 de junio acudieron Manuel Gavira, portavoz del grupo parlamentario, y Patricia Rueda, diputada nacional. A algunos ecologistas les dolió en su orgullo comprobar que la ultraderecha los ninguneaba para dominar la escena. “No hay que arrogarse ningún mérito ni quitárselo a los demás. Hay mucho interés por hacer ver que Vox está aquí, y no los ecologistas. Y no es así”, protestaba Antonio Calvo, un reconocido ecologista de la Asociación Pinsapo, luego director de la Eco Reserva de Ojén, molesto por la presencia de tantas banderas del partido.
Aquel día este periódico pudo observar una curiosa mezcolanza de simpatizantes que habían acudido a la llamada de urgencia de Mari Carmen Mestanza: ecologistas de toda la vida, activistas de toda causa, animalistas, antivacunas, personas que creen que nos fumigan, vecinos y señores de pulsera de España.
Gavira defendió con vehemencia su presencia por el altavoz público que presta a la causa. Vox ha llevado el asunto al Parlamento andaluz y también ha registrado una Proposición No de Ley en el Congreso de los Diputados pidiendo paralizar la obra.
La Vega de Mestanza le interesa porque apunta al PP en Andalucía, con el que compite, y porque encaja como un guante en el discurso que busca arañar votos entre el descontento por las consecuencias de algunas políticas comunitarias en el mundo rural. Los miles de frutales arrancados para hacer hueco a la depuradora (8.500 según la Junta, 20.000 según la asociación), caen en el mismo saco que los olivos sustituidos por placas paneles fotovoltaicas. Todo, para Vox, es Agenda 2030. Y ahí compite con Alvise: “El único que se ha dignado a venir a apoyar esta causa por España y los españoles”, se escucha a alguien en el vídeo con el que el agitador ha documentado su presencia.
“El único que ha faltado es Juanma Moreno”
Ocurre que la frase del supuesto espontáneo es falsa. El primero en ponerse de parte de los vecinos y contar su lucha a los medios de comunicación fue Juan Manuel Mancebo, exconcejal de Verdes-Equo en Alhaurín de la Torre, a finales de 2020.
Tras él, por allí han pasado todos los grupos del Ayuntamiento de Málaga y Alhaurín de la Torre, los alcaldes de Cártama o Mijas (PSOE), los de Alhaurín el Grande o Torremolinos (PP), el presidente de la Diputación Provincial (PP), el parlamentario de Adelante Andalucía José Ignacio García, Juan Espadas (PSOE), Elías Bendodo (PP), los de Vox y hasta el consejero responsable de la obra Ramón Fernández-Pacheco. También Ecologistas en Acción, el divulgador del CSIC Fernando Valladares, el rector de la Universidad de Málaga, Teodomiro López con varios catedráticos o el cómico Manolo Sarria, en una recapitulación rápida que hace Mari Carmen Mestanza.
Mari Carmen Mestanza, durante una rueda de prensa el pasado 17 de mayo | N.C.
“El único que ha faltado es Juanma Moreno, que me prometió que vendría”, lamenta Mestanza, que no ve problema en la disparidad de sensibilidades. “Lo tengo clarísimo: un día me encontré con una amenaza en el BOJA y empecé a pedir ayuda. El que viene es bien recibido, porque viene a conocer el problema, a ver qué puede hacer y nos arropa. Han venido de extrema izquierda y de extrema derecha, pero yo no pregunto a nadie qué piensa y no dejo que aquí se hable mal de nadie”.
Antonio Calvo, el ecologista que se revolvió contra Vox sobre el terreno, se muestra también conciliador: “En política puede haber vecinos extraños cuando hay un objetivo común, que era dar visibilidad a que la infraestructura es necesaria, pero ahí es un atentado ecológico catastrófico. Y se ha conseguido, aunque no es definitivo”. En cambio, Mamen Borrego cree que no se pueden compartir espacios con determinados personajes, y apunta a una cierta dejación de la izquierda, que se habría dejado comer el terreno. “Si se ceden, los copan”.
Pero ni los ecologistas ni el PSOE o los partidos a su izquierda han dejado de reivindicar el asunto como propio. Lina Gálvez, europarlamentaria socialista, preguntó en marzo a la comisaria Jessica Roswall si un proyecto así se alinea con los objetivos europeos. Toni Valero, diputado de Sumar, preguntó hace apenas un mes al Gobierno si podía frenar el “disparate”. Este mismo viernes, Toni Morillas, portavoz de Con Málaga, volvió a pedir la “reubicación inmediata” del proyecto, al que calificó de “aberración ecológica y despilfarro económico”. Y el mismo día de la visita de Gavira estaba por allí, mucho más discreto, el concejal socialista Salvador Trujillo.
Ninguna de esas iniciativas ha levantado el revuelo de la presencia de Vox o Alvise.
Mari Carmen Mestanza: “Si la hay, será una utilización mutua”
Mari Carmen Mestanza no durmió este jueves. Pasó uno de sus mejores días en años, primero con la noticia de la sentencia, luego con la visita de unas 150 personas, según calcula, que llevaron hasta champán. “A la gente le duelen los árboles”, dice.
En realidad, su lucha es personal. Su abuelo empezó alquilando las tierras al Marqués de Larios en 1924, hace más de un siglo. “Eran baldías, con cañas y vegetación de ribera, porque el río era muy bravo y se desbordaba”, cuenta emocionada. “Por eso mi abuelo las alquiló muy baratas, pero como tenía diez hijos y eso era un valor para la familia, se arriesgó”.
Carmen y María Díaz Mestanza, en la Vega Mestanza
Y le llegó la suerte: se hizo el embalse del Conde del Guadalhorce, aguas arriba, y el río se amansó. De repente, aquella ribera indomable se convirtió en vega fértil. Y acabaron quedándosela los diez hijos, y luego los 35 nietos, y más bisnietos… “Ahora todo el mundo tiene su trabajo y su amor por el trocito que ha heredado. Y si no tienes maquinaria, se alquila a dos empresas, Vega Verde y Cítricos El Romeral, que pagan un pequeño alquiler”.
Cada año, la vega produce entre 1,5 y 2 millones de kilos de cítricos. Es, por tanto, un lugar que tiene un notable valor económico, más allá del ecológico. “La raíz de la oposición a la EDAR es simplemente una lucha por conservar la propiedad y su producción, nada tiene que ver con el medio ambiente”, apunta, en este sentido, Rafael Yus.
Mestanza tiene el recuerdo de plantar su primer naranjo con 12 años, y quizá por eso no siente la contradicción de compartir espacios que sí genera en personas más ideologizadas. “Unos y otros se sientan juntos en tertulias y en el Parlamento y no dicen ”yo me levanto porque ha entrado uno de IU o de Vox“. Tampoco se siente utilizada. ”Si la hay, será una utilización mutua: éramos invisibles, ahora un poquito un menos“.