Bob Hardy, bajista de Franz Ferdinand: «Hemos logrado hacer la música que llevamos 20 años queriendo crear»

Bob Hardy, bajista de Franz Ferdinand: «Hemos logrado hacer la música que llevamos 20 años queriendo crear»

En plena madurez artística y con una nueva formación, Bob Hardy reflexiona sobre el miedo como impulso creativo y el poder de la conexión humana en tiempos inciertos: «La música es algo muy primario en el ser humano y ver a tanta gente movida por el mismo sentimiento es un gran punto de partida»

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Desde sus inicios en los clubes nocturnos de Glasgow hasta convertirse en una de las bandas más influyentes del indie rock del siglo XXI, Franz Ferdinand ha sabido mantenerse fiel a una idea: hacer música que invite a moverse, que golpee directo al cuerpo y que, al mismo tiempo, contenga capas de significado para quienes eligen escuchar con atención. Más de dos décadas después de su debut, la banda sigue explorando nuevas formas de expresión, sin perder la energía ni la actitud que los convirtió en un fenómeno global con canciones como ‘Take Me Out’.

Con un nuevo disco bajo el brazo y una formación renovada, el bajista Bob Hardy reflexiona sobre la evolución del sonido de la banda, el papel del miedo como motor creativo y el valor de la música como punto de encuentro en tiempos turbulentos. Hardy repasa los momentos clave de su trayectoria, comparte cómo han vivido estos años de cambio y revela la filosofía que sigue guiando su manera de hacer música.

Cuénteme cómo fueron esos primeros años en la música, cuando todo comenzaba y aún estaban descubriendo su identidad como banda. ¿Han cambiado mucho desde entonces?

Me mudé a Glasgow para estudiar en la escuela de arte y allí conocí a Alex. Trabajábamos juntos en una cocina: él era cocinero y yo lavaba los platos. Mientras trabajábamos, solíamos hablar sobre cómo sonaría una hipotética banda en la que estuviéramos juntos. Por entonces, era solo una idea, ya que yo no tocaba ningún instrumento —aunque era un gran fanático de la música—, mientras que él había estado en varias bandas y dominaba varios instrumentos. Decidimos que queríamos formar un grupo: uno que no pidiera disculpas por estar en el escenario, que mirara al público y que, con su música, te hiciera querer moverte y bailar. Buscábamos recrear la atmósfera de esos clubes nocturnos a los que solíamos ir en Glasgow, donde tanto mujeres como hombres acudían a escuchar música y salir de fiesta. Aquella música era muy distinta a la de los conciertos a los que asistíamos en ese momento: un montón de chicos con la camisa abierta y un sonido de guitarra aburrido. Por eso queríamos llevar esa energía a los clubes, pero con bandas de guitarra en directo.

Han pasado más de dos décadas desde que comenzaron como banda, tiempo en el que su sonido y su forma de crear han atravesado una evolución notable. ¿Cómo han vivido ese cambio desde dentro?

A lo largo de los años hemos mejorado como músicos, pero nuestra forma de aproximarnos a lo que queremos crear ha permanecido bastante constante. De hecho, en este último álbum siento que hemos logrado hacer la música que llevamos queriendo crear durante los últimos 20 años. Hay canciones en este nuevo disco, como ‘Audacious’ o ‘Everyday Dreamer’, que representan todo lo que hubiésemos querido que Franz Ferdinand hiciera desde el principio. Estás constantemente moviéndote hacia un estilo ideal, pero nunca logras alcanzarlo. Al final, esa es la naturaleza de crear arte. Aun así, creo que seguimos capturando la misma emoción y el mismo sentimiento: esa música que te atrapa de forma inmediata, que puedes disfrutar a nivel superficial porque te hace querer bailar, pero que también recompensa a quienes la escuchan caminando por ahí con sus cascos puestos y atienden a la letra de manera más profunda. Al final, la música tiene distintos niveles de interés.

¿Qué sienten al ver cómo ‘Take Me Out’ sigue siendo un himno para nuevas generaciones?

Es un honor tener una canción que ha estado vigente durante tanto tiempo y que sigue significando tanto para mucha gente. Además, nunca me aburro de tocarla, así que siempre es divertido interpretarla en directo. Me encanta.

Han estado siete años sin lanzar un nuevo disco. ¿A qué se debió ese paréntesis tan largo y cómo influyó en el proceso creativo del nuevo material?

No habría sido tan largo si no fuera por la pandemia. Publicamos un álbum de grandes éxitos que teníamos previsto lanzar en 2020, pero la COVID-19 retrasó su salida hasta 2022. Y después, cuando terminamos este nuevo disco, ya estábamos en 2025. Sin embargo, creo que ese tiempo extra que tuvimos como banda fue algo positivo. El confinamiento fue el periodo más largo que hemos estado sin hacer un show, una gira o mismamente sin vernos. Alex estuvo escribiendo durante todo ese tiempo, y creo que la calidad de las canciones mejoró gracias a ese periodo de quietud y reflexión. Creo que esa es una parte clave del proceso: pasar por momentos de aburrimiento para luego crear música. Hay canciones en este álbum, ‘Hits To The Head’, que empezamos para ‘Always Ascending’, pero que nunca acabamos de grabar. Pudimos darnos ese tiempo y perspectiva para alejarnos de ellas y luego regresar para hacer los cambios. Normalmente, aceleramos este proceso —si tenemos una canción nueva, al día siguiente ya la estamos grabando—, pero con el tiempo siempre surgen arrepentimientos y pensamos que ojalá hubiésemos hecho las cosas de otra manera. Así que esta vez tuvimos todo el tiempo para hacerlo bien y pasar por todos los procesos.

En ‘The Human Fear’ se percibe una carga emocional distinta, como si hablaran de miedos, dudas o algo más introspectivo. ¿Qué historia hay detrás de esa canción?

El título viene de la canción ‘Hooked’, que fue la última que escribimos. Su letra, ‘I’ve got the fear, I’ve got the human fear’, siempre nos llamó la atención, y pensamos que podría ser un buen título para el álbum. Luego revisamos las canciones que ya estaban escritas y nos dimos cuenta de que muchas podían entenderse desde la perspectiva del miedo. Por ejemplo, ‘The Doctor’ habla del miedo a dejar una institución, y ‘Night or Day’ trata sobre el miedo a comprometerse en una relación.

El miedo parece ser un hilo conductor en el disco, incluso desde el título. ¿Cree que su forma de enfrentar esa emoción ha cambiado al explorarla en estas canciones?

Durante el proceso de creación del álbum comenzamos a cuestionarnos si el miedo es necesariamente algo negativo. Si nunca te pones en una situación que te da miedo, ¿estás realmente viviendo? Las mejores cosas parecen estar justo al otro lado de eso, como hacer la cola para una montaña rusa y luego sentir esa adrenalina, o pedirle a alguien una cita. Tienes que atravesar esos momentos de miedo para llegar a lo bueno. Reflexionar sobre el miedo es algo que nunca había hecho tan profundamente en mi vida. Así que sí, puedo decir que ha cambiado mi forma de verlo.

Comenzamos a cuestionarnos si el miedo es necesariamente algo negativo. Si nunca te pones en una situación que te da miedo, ¿estás realmente viviendo?

En un momento tan incierto y desafiante como el que vivimos, donde cada crisis parece seguir a la anterior, ¿qué papel creen que juega la música para ayudarnos a encontrar algo de consuelo y escapatoria, o incluso en hacernos reflexionar sobre lo que estamos viviendo?

Creo que hay muchas fuerzas en el mundo que intentan dividir a la gente y crear diferencias innecesarias. Por eso, creo que es muy importante encontrar puntos de conexión, y la música es un buen lugar para empezar. Cuando vas a un concierto de un grupo que te gusta, ya sea ante 50, 5.000 o 50.000 personas, todos compartís algo en común. La música es algo muy primario en el ser humano, y ver a tanta gente movida por el mismo sentimiento es un gran punto de partida.

A lo largo de los años, Franz Ferdinand ha experimentado cambios significativos en su formación, desde la salida de Nick McCarthy hasta la incorporación de Audrey Tait. ¿Han influido estos cambios en la dinámica interna del grupo y en la evolución de su sonido?

Se siente diferente en muchos sentidos, pero para mí sigue siendo Franz Ferdinand. Creo que el entusiasmo que Audrey, Dino y Julian aportan a la banda es increíble, y ha sido un placer trabajar con ellos tanto en el estudio como en las giras. Nunca había disfrutado tanto como lo hago ahora. Musicalmente, se nota que la banda está en muy buena sintonía, y socialmente está siendo una experiencia muy divertida y relajada.

¿Y cómo abordan el proceso de composición y cómo de colaborativo es dentro de la banda?

Cada canción es diferente. Alex es el principal compositor, Julian también escribe, y yo de vez en cuando también trabajo con Alex en la composición. A veces él llega con una canción completa tocada en guitarra acústica o piano, y luego la adaptamos para que encaje en el sonido de Franz Ferdinand. Otras veces empezamos con una melodía en piano, guitarra, bajo o incluso con alguna idea para la letra, y la canción se va formando desde ahí. No hay un método fijo para hacer música, es una mezcla, y cada canción nace de una manera distinta. Pero el arreglo para que suene como una canción de Franz Ferdinand es constante. Siempre hacemos lo mismo: nos reunimos y empezamos a jugar con lo que tenemos. Al final del proceso, la canción suena a Franz Ferdinand. Esa es la parte que siempre permanece igual, pero el camino para llegar ahí varía en cada caso.