Marisancho Menjón: «Si los técnicos en Aragón vieran que las pinturas de Sijena no se puede trasladar, se plantarían»

Marisancho Menjón: «Si los técnicos en Aragón vieran que las pinturas de Sijena no se puede trasladar, se plantarían»

La historiadora y exresponsable de Patrimonio autonómica pide un voto de confianza para los expertos en la comunidad y ve «viable con las máximas garantías» el traslado de los murales a Huesca

Aragón abandona el grupo de trabajo sobre Sijena tras las últimas trabas del MNAC para el regreso de las pinturas

Historiadora y exdirectora general de Patrimonio en el Gobierno de Javier Lambán, Menjón califica de “muy sensato” el comunicado de más de 150 conservadores de arte sobre las pinturas murales de Sijena y pide un voto de confianza para los técnicos aragoneses: “Si estuvieran convencidos de que no se puede hacer el traslado, los primeros que se plantarían serían ellos: los conozco bien. No estamos tan locos, de verdad”, afirma. Esta experta, que ha estudiado en profundidad el devenir del arte expoliado en el monasterio románico altoaragonés, recuerda que Sijena “es una pieza emblemática de la historia de Aragón y supone ”una herida abierta“: ”Supuso la mayor pérdida artística ocurrida en la Guerra Civil“.

En su papel de historiadora observadora y ya exdirigente política, ¿cómo contempla la situación con las pinturas murales de Sijena?

Similar a la que hemos vivido en conflictos anteriores: siempre hay algo que se aduce por la otra parte para que sea inviable el poder entregar las piezas. Se decía ya con los bienes de Sijena; que si las cajas sepulcrales estaban muy mal y se iban a estropear en el traslado, y ahora puedes ir al espacio expositivo inaugurado hace poco en el Monasterio y las ves estupendas. Ninguna de esas argumentaciones se ha revelado que tuviera fondo. En este caso, las pinturas son frágiles, es cierto; es una operación de mucha más envergadura y complejidad. Pero creo que se está extremando esa postura inamovible que hace que los técnicos no puedan ni hablar.

El Gobierno de Azcón remite a un protocolo de traslado de las piezas en el que participó usted.

En 2020, cuando estaba en la Dirección General de Patrimonio, se empezó a trabajar en ese protocolo. Fueron dos años con reuniones de técnicos, no de políticos: yo estuve solo en la primera, cuando se constituyó el grupo, y no volvió a haber ningún cargo político que interfiriera. Había arquitectos, historiadores, estaban los técnicos de la Dirección General… y nadie que les dijera por aquí o por allá. En la actualidad, la situación es más opaca, porque ni el Gobierno de Aragón ni el Museo Nacional de Arte de Cataluña dan información sobre lo que está pasando. Entiendo que quieran preservar la tranquilidad de los técnicos, pero creo que institucionalmente deberían ser más transparentes.

¿Ve posible a nivel técnico trasladar las obras?

Sí, pero no por mi opinión, sino por las consultas que he hecho a conservadores. Personas que no hablan públicamente porque saben que se les echarán encima. La misma Asociación de Conservadores Restauradores de España, que ha suscrito un manifiesto muy sensato para que dejen trabajar a los técnicos en paz, sin injerencias políticas, hoy está siendo acusada de “conservadores-restauradores con tricornio” por un historiador de Lleida. Si solo con no hablar ya te atacan, imagínese defender que el traslado es viable. Lo que sí que hay que hacer es llevarlo a cabo con las máximas garantías.

En el caso de que desde el MNAC no colaboren, ¿tiene capacidad Aragón para llevar a cabo el transporte de las obras?

Lo ideal sería que los hicieran en conjunto: estar presente o participar en las labores de desmontaje también permite al restaurador observar cómo son los anclajes y cómo se hace la operación en general; aporta información a la hora de volverlo a colocar. Al fin y al cabo, todo el mundo quiere que las cosas salgan bien: por muy opuesto que seas a que la operación se lleve a cabo, tú eres un técnico del museo, has estado años haciéndote cargo de esas pinturas. Estoy segura de que no serían capaces de inhibirse, la profesionalidad se le supone a todo el mundo. Yo de los técnicos me fío, y lógicamente también de los nuestros: si los técnicos aragoneses estuvieran inseguros sobre algún aspecto, consultarían a otros expertos, da igual que sean de Jaén o de Villabolillos de Abajo.

¿Está el Monasterio de Sijena lo suficientemente preparado como para albergar estas obras?

La Sala Capitular está lista desde hace años. Se instaló ya un sistema de control de temperatura y humedad; la panda del Claustro también está cerrada para evitar el contacto con el exterior al abrir las puertas. Lo que digo es: por favor, fíense de los técnicos aragoneses: si estuvieran convencidos de que no se puede hacer, los primeros que se plantarían serían ellos: los conozco bien. No estamos tan locos, de verdad.

Mientras el Gobierno de Aragón dice que las pinturas ya han sido objeto de traslados en el pasado, desde el MNAC argumentan que han sido solo “fragmentos” y de manera “puntual”.

Ahí puedo hablar con conocimiento de causa porque lo he estudiado en profundidad. Hubo varias exposiciones, en Nueva York y en distintas ciudades en Europa y en América, de lo que se llaman los intradoses de los arcos: en una ocasión viajaron siete, en otras cinco y en otras dos. Pero la mayor parte de los traslados han sido dentro del propio MNAC o dentro de Barcelona. Las pinturas se terminaron de restaurar en 1949 y se instalaron en el museo, pero en una sala no visitable. Así estuvieron hasta 1961, en que fueron trasladadas al circuito de exposición del Museo y se enseñaron por primera vez. En 1973 se volvieron a trasladar por una reforma en el museo. En 1987 se desmontó todo y las pinturas pasaron ocho años en un área de reserva provisional mientras duraban las obras en el piso primero del Museo. Así hasta 1995, cuando se volvieron a montar donde ahora están. Es decir: traslados sí que han tenido.

¿Han evolucionado los medios técnicos para estas labores?

Claro: ahora hay empresas de transportes especiales que trabajan para exposiciones temporales, con camiones que tienen unos sistemas de suspensión muy reforzados para evitar cualquier movimiento brusco que pueda perjudicar a las obras de arte.

Más de 150 conservadores de arte argumentan en el manifiesto que ha mencionado antes, ‘El patrimonio no es una bandera’, que la cuestión debe resolverse con criterios técnicos y no políticos, aunque dejan claro que los profesionales en España están preparados para dar “respuesta a cualquier reto de carácter técnico”.

El Estatuto de Aragón nos manda recuperar en lo que sea posible el arte que está fuera de la comunidad. Eso es política, pero yo entiendo que buena política. Recuerdo que, en el primer contacto que planteó el Gobierno de Aragón al Govern de Catalunya, ni contestaron. ¿Qué esperaban? Fuimos a los tribunales y nos han dado la razón. Ha sido una cuestión jurídica pero también patrimonial: tratamos de revertir la época más desastrosa que ha tenido el Monasterio, desde 1936 hasta finales del siglo XX. El Monasterio de Sijena es una pieza emblemática de nuestra historia, una herida abierta: supuso la mayor pérdida artística ocurrida en la Guerra Civil, algo que afirmó el mismo Marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes en el franquismo. Esas pinturas se reclamaron ya en el año 1939, lo hizo la Diputación Provincial de Huesca; se insistió en los años cuarenta y en los cincuenta. Que nos digan que no hemos hecho nada… Se dijo desde el principio que esas pinturas estaban en depósito hasta que el Monasterio estuviera restaurado: aparece en los papeles.

No sé si esperaba la sentencia del Supremo en ese sentido. ¿Qué sintió cuando se conoció el fallo?

Con la ley en la mano, y con las argumentaciones esgrimidas por las dos partes, tenía la plena convicción de que nos darían la razón. Pero nunca se sabe, siempre puede haber algún tipo de presión, y de hecho existía el precedente del Tribunal Constitucional con el primer litigio por la venta de los bienes. Cuando el Supremo dio la razón a Aragón sentí alegría, claro, y un alivio de poder decir que por fin, que se terminaba todo este proceso más de diez años después.

Pero por lo que estamos viendo aún no ha terminado.

Recorrido legal no tiene más. Pero sí, aunque tanto el ministro (Ernest Urtasun) como el presidente de la Generalitat (Salvador Illa) han dicho que abogan por el cumplimiento de la sentencia, sigue habiendo mucho revuelo. Sobre la sentencia, sí quiero decir una cosa: se ha aireado mucho que el Supremo no ha tenido en cuenta todos los informes técnicos de la parte catalana, según los cuales son pinturas inamovibles o que se destruirán si se hace el traslado. Pero el Tribunal no los ha tenido en cuenta porque no se presentaron.

¿No?

Se puede comprobar en la sentencia, con los recursos de la Generalitat y el MNAC. Alegan cuestiones que nada tienen que ver con aspectos técnicos. Y otro punto que me parece relevante es que el plazo de veinte días es imposible de cumplir: en ese tiempo casi no puedes ni mover un cuadro, entre papeleos y seguros.

El Gobierno de Aragón pide que se reduzca el plazo de nueve meses que piden en Cataluña.

Por dos meses más o menos tampoco me parece oportuno reñir. Cuando hay buena voluntad, esa deja de ser una cuestión crucial.

Ha denunciado que detrás de la polémica generada hay cierto “complejo de superioridad” desde Cataluña.

Es lo que deduzco de las declaraciones en redes sociales, de políticos y de periodistas, incluso de restauradores. Se dicen barbaridades y se consiente, no oigo protestar a nadie por ello. Recuerdo el regreso de los bienes en 2017, que fue muy traumático porque tuvo que intervenir la Guardia Civil: uno de los técnicos aragoneses se echó a llorar cuando llegó a Sijena de la presión a la que habían sido sometidos. Luego hay algo muy triste y es que se acuse a los aragoneses de actuar por anticatalanismo, que no es cierto, pero que sirve para incendiar a la gente.

¿Hay más piezas en situación similar que deberían también regresar a Aragón?

Por la vía de lo judicial, yo creo que solamente quedan dos: una pieza robada de siglo XIV, un porta, y una bandejita gótica que está en la reserva, no expuesta. Luego hay un fragmento de pintura mural, un Maiestas Domini, que se arrancó del coro en 1936 que también debería volver, aunque no he visto que se refieran a ella.