Nadie sabe nada de lo suyo

Nadie sabe nada de lo suyo

Sabemos que un gobierno de Feijóo apoyado en la extrema derecha no dejará piedra sobre piedra del legado sanchista y la lista de demoledores se ha reforzado y mejorado aún más en el congreso. Pero seguimos conociendo más bien poco sobre lo que planea construir, la lista de constructores y el porqué de sus políticas

Los socialistas celebraron un comité federal para hablar de ellos y no hablaron de otra cosa. Los populares convocaron un congreso para hablar de ellos ante el inminente final del sanchismo y se lo pasaron hablando del sanchismo como si fuera a resucitar mañana. De lo suyo nadie sabe nada. Los populares se han especializado en hablar mucho de los asuntos de los demás y poco de los propios. Así estamos. No sabemos qué harían los socialistas sin Pedro Sánchez, pero tampoco sabemos muy bien qué harían los populares sin Pedro Sánchez. Tanta ignorancia no puede ser buena; ni para la democracia, ni para cualquier cosa en general.

Se anunciaron medidas de control a paladas, pero las habilidades del líder como reclutador no han salido precisamente reforzadas tras haber elegido a un presunto baboso para sustituir a un presunto corrupto, que venía de sustituir a otro presunto corrupto y además algo putero. Parece que ahora sí se está más atento a las señales. Aunque parece que todavía sin la suficiente anticipación. El radar continúa desajustado.

Lo peor para los socialistas es no saber quién más puede acabar en la pira de los informes de la UCO y los grandes éxitos de Koldo García, pero, sobre todo, ignorar qué pasará si efectivamente acaban incorporándose más nombres a la lista de grandes éxitos corruptos. Además, ahora ya ni hace falta serlo; basta con parecerlo. La curiosidad acabará matando al gato y a los votantes socialistas si no se andan con cuidado.

Los nombramientos del partido le importan casi exclusivamente al partido. Para la gran mayoría todos los elegidos resultan nombres muy conocidos en sus casas a la hora de comer. Los votantes andan a otra cosa ahora mismo. Si esperan algo es esa comparecencia del presidente en el parlamento; que les sirva para liberar la indignación, desfogar la tristeza y recuperar un poco de la confianza tocada. Si algo ha dejado claro el barómetro de la Ser de esta misma semana sobre el caso de los Three Amigos, se resume en que sus votantes están dispuestos a creer a Sánchez. Únicamente tiene que darles una razón. Excepto a Emiliano García Page, cada día más a gusto en su papel de héroe de la resistencia para la derecha.

Alberto Núñez Feijóo sale del congreso popular como estaba. Investido de un poder absoluto, pero que aún no le da para buscar apoyos más allá de la extrema derecha; o para hablar de una visión diferente de España más allá de Madrid; o para no tener que pasarse los días entre la el centro e Isabel Díaz Ayuso. Sumó un 99,24% de los votos. Pocos me parecen, la verdad, para el servicio que da.

Sabemos que un gobierno de Feijóo apoyado en la extrema derecha no dejará piedra sobre piedra del legado sanchista y la lista de demoledores se ha reforzado y mejorado aún más en el congreso. Pero seguimos conociendo más bien poco sobre lo que planea construir, la lista de constructores y el porqué de sus políticas. Los precedentes de sus pactos con Vox en las comunidades autónomas únicamente prometen aún más destrucción. Del extremo centro hasta la centralidad queda una tirada larga. Lo peor de no saber no reside tanto en la ignorancia. Es más la ansiedad que genera.