El fenómeno de los cuadernos de actividades para adultos, entre los pasatiempos y los deberes en vacaciones

El fenómeno de los cuadernos de actividades para adultos, entre los pasatiempos y los deberes en vacaciones

En los últimos años se han popularizado los libros de ejercicios para adultos, una versión actual de los tradicionales cuadernos de pasatiempos

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Todo comenzó hace una década, cuando irrumpieron en las librerías los cuadernos para colorear destinados al público adulto. Con reclamos como “arteterapia”, “antiestrés” o “relajación”, las ilustraciones de mandalas, flores o paisajes entraron en los hogares para quedarse. Porque ha ocurrido así: lo que en principio parecía una moda pasajera para las vacaciones de verano no solo se ha asentado, con la consiguiente multiplicación de la oferta, sino que ha normalizado que hoy se hable de esta afición y de su potencial valor terapéutico para cualquier edad.

El fenómeno no se quedó ahí: la última tendencia son los cuadernos de actividades para adultos, una suerte de evolución sofisticada de esos libritos de pasatiempos del quiosco que en la era analógica se llevaban en el bolso para amenizar la espera en la consulta del dentista, los viajes en tren o las tardes en la piscina vigilando a los niños. Eran baratos, se podían hacer en ratos sueltos, los había de diferentes tipos (crucigramas, sopas de letras, sudokus…) y con distintos grados de dificultad, los ejercicios no pasaban de moda y eran fáciles de compartir. En suma: un pasatiempo al alcance de cualquiera.

Con la proliferación del teléfono móvil, el entretenimiento pareció derivar al solitario, al Candy Crush y otros juegos en línea aptos para todos los públicos. Sin embargo, al igual que los canales de cocina no han acabado con los libros de recetas, que siguen siendo un importante caudal de beneficios para las editoriales, los videojuegos conviven ahora con este revival de una fórmula de pasatiempos que se puede considerar atemporal.

Blackie Books, siempre atenta las últimas tendencias, fue una de las primeras editoriales en apostar por ello con sus Cuadernos Blackie Books de actividades para adultos, de los que ya llevan, solo en su colección principal, catorce tomos a razón de uno por verano; en total, más de 250.000 ejemplares vendidos, según información de su página web. ¿Y qué ofrecen? El último propone 60 ejercicios “para desoxidar la mente y reforestar el cerebro”, que engloban “música, cine, series, literatura, ciencia, sexo, deporte, arte”, haciendo hincapié en la seña distintiva de la editorial: la cultura popular.


Imagen de uno de los cuadernos de actividades para adultos de Blackie Books

Pueden considerarse algo así como una fusión de los mencionados pasatiempos clásicos con los cuadernos de refuerzo escolares para las vacaciones y los tests de las revistas de papel couché. Entretenimiento, sí, pero buscando algo más, unas píldoras de aprendizaje de temas más o menos actuales. Con ilustraciones a todo color –una diferencia notable con respecto a los librillos modestos del quiosco–, entre los ejercicios hay curiosidades sobre figuras históricas, personajes literarios, películas, idiomas, jeroglíficos y retos matemáticos. Están pensados “para aprender disfrutando y disfrutar aprendiendo”, en palabras de la editorial.

Eso fue solo el comienzo: al constatar su excelente acogida, Blackie Books amplió la oferta con tres variedades más: el Cuaderno Kids, dirigido a niños a partir de seis años y con ejercicios de diferentes niveles, para adaptarse a cada edad; el Cuaderno Golden, para los mayores (o “los más experimentados”, como dicen ellos), con actividades dirigidas a entrenar el cerebro y cuestiones sobre personajes de la farándula de los de siempre, para los que no estén al muy al día de lo que se cuece entre reels y “memes”; y, por último, el Quadern, en catalán, que no es una mera traducción del original, sino que contiene más referentes de la cultura autóctona, como Mercè Rodoreda, Carme Ruscalleda, Manel, la montaña de Montserrat, los castellers o el Floquet de Neu, y tiene también versión infantil.

Resuelve el misterio

Blackie Books encendió la mecha, pero el resto de editoriales no se han quedado a la zaga. Intentan ir un poco más allá, ofrecer algo que distinga su producto del montón. Debate, por ejemplo, acaba de lanzar El Verano Today. Cuaderno de actividades de El Mundo Today, creado por los responsables del periódico satírico y con ejercicios para poner a prueba la capacidad de distinguir entre realidad y ficción. GeoPlaneta, por su parte, ya lleva cinco volúmenes de su Cuaderno de actividades para mentes viajeras, para “dar la vuelta al mundo saltando de página en página”, Con destinos populares y otros menos conocidos, además de pasatiempos al uso incluye una lista de canciones y una pequeña guía gastronómica para hacer una inmersión completa en cada país.

Sin embargo, donde más están triunfando los cuadernos en los últimos tiempos es en el género policial: inspirados por el auge de la novela negra y el true crime, y evocando el mítico juego de mesa Cluedo, los libros con enigmas para resolver un misterio con lápiz y desde la comodidad del sofá son la tendencia más reciente. El más popular es Murdle. Resuelve el crimen (Temas de Hoy), que ya cuenta con tres tomos diferentes, además de una versión para lectores a partir de 9 años, Murdle Junior. Casos curiosos para mentes curiosas (Alfaguara).


‘El verano today’ es el libro de actividades de El Mundo Today

El ideólogo de Murdle, que comenzó como un juego diario en línea y se convirtió en un superventas internacional con su salto al formato de libro en papel, es el estadounidense G. T. Karber, graduado summa cum laude en dos disciplinas que el sistema educativo se empeña en enemistar: Matemáticas y Filología inglesa. Esta formación multidisciplinar es clave para entender su éxito: por un lado, los ejercicios beben de los juegos de lógica y los acertijos convencionales; por el otro, un dominio lingüístico solvente, junto con un bagaje de lecturas del género policial, le permiten presentar esos problemas de números con planteamientos más estimulantes que contar peras y manzanas.

Esa combinación de enigma matemático con un revestimiento literario se acentúa aún más en el reciente libro colectivo Los casos de Agatha Christie: 100 acertijos y un misterio por resolver (Espasa), el primer cuaderno de actividades oficial sobre la autora británica. Comprende ejercicios basados en sus novelas, una especie de revisión de sus casos célebres que invita al lector a ponerse en el lugar de Hercule Poirot o Miss Marple para jugar a los detectives. En esta tendencia de los libros para resolver crímenes se entrevé una influencia de los juegos de rol y de los videojuegos, en el sentido de que pretenden implicar al lector, hacerlo partícipe de la acción, en contraste con su posición pasiva de espectador de la misma cuando se limita a leerla en una novela.

Entre la nostalgia y la necesidad de desconectar

Es probable que detrás de esta moda, al igual que ocurre con los cuadernos para colorear y otras manualidades, palpite un deseo, una necesidad de desconectar del mundo digital. Es una realidad que cada vez más gente intenta volver, aunque sea por un rato, a la vida analógica, y sentarse con un cuaderno, lápiz en mano, no deja de ser una opción más. El pasatiempo en papel, por ingenioso o elaborado que sea, no podrá competir con el grado de sofisticación que alcanza hoy un videojuego.

No, lo que se busca en el libro de ejercicios no es lo más novedoso ni lo más desafiante. Tampoco, claro, lo más atractivo en un sentido visual. Esto va de otra cosa. Y, aunque de entrada pueda ser tachada de moda insustancial (algo discutible: cuando menos, invita a entrenar la mente y se aprende un poco de cultura general), e incluso de ser una muestra más de esa tendencia a infantilizar a la sociedad (¡cómo si el juego fuera exclusivo de los niños!), los éxitos comerciales suelen decir mucho de cómo es una población en cada contexto sociohistórico, cuáles son sus preocupaciones, sus carencias, sus divertimentos, de modo que no conviene despreciarlos ni ignorarlos.

La nostalgia puede ser peligrosa cuando va ligada a la idealización del pasado o cuando encorseta la creatividad para repetir con más o menos gracia ciertas fórmulas de antaño. Al menos, este concepto del cuaderno de actividades reformulado tiene un poco de todo: el retorno al pasatiempo en papel, pero también la innovación de añadirle nuevas capas, de convertirlo en algo distinto. El tiempo dirá si permanecerá en las librerías o quedará en una fiebre pasajera; de lo que no cabe duda es que a más de uno le hubiera gustado tener un par en su kit de supervivencia el pasado 28 de abril, cuando se produjo el gran apagón en la península.