
El hallazgo que reescribe la historia del mundo maya: aparece la tumba del primer rey de Caracol
El descubrimiento, realizado por los arqueólogos Diane y Arlen Chase en Belice, desvela una tumba intacta con joyas, cerámica y una máscara de jade vinculada al fundador de la dinastía
Un hallazgo genético reescribe la historia de una gran ciudad maya
Después de más de 40 años excavando en la ciudad maya de Caracol, en plena selva de Belice, los arqueólogos Diane y Arlen Chase, de la Universidad de Houston, han encontrado uno de los hallazgos más importantes de su carrera: la tumba del primer gobernante de la ciudad, Te K’ab Chaak, y han publicado la investigación en la web de la misma universidad. El entierro, datado hacia el año 350 d. C., no solo revela el lugar de descanso del fundador de la dinastía real de Caracol, sino que pone en duda teorías largamente sostenidas sobre la influencia de Teotihuacán en el mundo maya.
La tumba fue localizada en la Acrópolis Noreste del sitio arqueológico, en la base de un santuario familiar. El cuerpo fue acompañado por once vasijas de cerámica, tubos de hueso tallado, joyas de jadeíta, una máscara funeraria también de jadeíta, conchas del Pacífico y otros materiales perecederos. Según los investigadores, se trata del primer gobernante del que se tiene constancia arqueológica directa en Caracol, ya que el entierro coincide con los registros jeroglíficos conocidos.
La rectora y arqueóloga de la Universidad de Houston, Diane Chase, en la tumba recién descubierta del primer gobernante de la antigua ciudad maya Caracol y fundador de su dinastía real
La importancia del contexto histórico
El hallazgo no solo es relevante por su identidad, sino por lo que revela del contexto histórico. Hasta ahora, se consideraba que el contacto entre el mundo maya y Teotihuacán, la gran urbe del altiplano central mexicano, se iniciaba en el año 378 d. C. con un evento conocido como la “entrada”. Sin embargo, los elementos hallados en esta tumba, y en otros entierros próximos, sugieren que las conexiones comenzaron mucho antes. Se han identificado objetos y prácticas rituales típicamente teotihuacanas datados una generación antes de lo que se pensaba.
Entre los objetos hallados destaca una escena pintada en cerámica donde se ve a un gobernante maya con lanza en mano recibiendo ofrendas de deidades, así como la figura de Ek Chuah, dios del comercio. Cuatro vasijas retratan a cautivos atados, y algunas presentan asas en forma de cabeza de coatimundis, animales cuyo nombre en lengua maya (tz’uutz’) fue utilizado por gobernantes posteriores de Caracol.
Cuenco de cerámica maya con brida basal y cabeza de coatimundi
Lo que indican las investigaciones
El equipo estima que Te K’ab Chaak murió a edad avanzada, con una altura aproximada de 1,70 m y sin dientes. Su tumba forma parte de un conjunto de tres enterramientos datados hacia 350 d. C. en la misma acrópolis. Uno de ellos, una cremación central con obsidiana verde procedente de Pachuca (México), cuchillos ceremoniales y puntas de atlatl, podría corresponder a un miembro de la realeza que adoptó prácticas rituales de Teotihuacán, quizás incluso tras haber residido allí.
Estos datos apuntan a relaciones diplomáticas activas y complejas entre Caracol y Teotihuacán mucho antes de lo que se creía. “Ambas regiones estaban claramente al tanto de las prácticas rituales del otro”, señala Arlen Chase. “Estos vínculos eran llevados a cabo por los niveles más altos de la sociedad, lo que sugiere que los primeros reyes mayas, como Te K’ab Chaak, mantenían relaciones formales con Teotihuacán”, apuntan los autores de la investigación.
La dinastía de Caracol
La dinastía iniciada por este gobernante perduró durante más de cuatro siglos. Caracol se consolidó como una potencia militar y política en el sur de la península de Yucatán, con un sistema urbano avanzado y una red de caminos y mercados que desafiaba la idea de una sociedad estrictamente jerárquica. El trabajo de los Chase ha contribuido a cambiar radicalmente la comprensión de la civilización maya.
Actualmente, los investigadores continúan el análisis de la tumba: reconstruyen la máscara funeraria, estudian el ADN antiguo y los isótopos del esqueleto para extraer más información. Los resultados se presentarán en agosto de 2025 en un congreso sobre la interacción maya–teotihuacana en el Santa Fe Institute (Nuevo México). Como resumen de décadas de trabajo en la selva, Diane Chase lo resume así: “Si solo hubiéramos trabajado cinco o diez años en Caracol, habríamos tenido solo parte de la historia. El punto es que aún queda mucho por descubrir”.