Un supervisor del 112 ante la jueza de la dana, sobre la situación horas antes del Es-Alert: «Complicado es un eufemismo»

Un supervisor del 112 ante la jueza de la dana, sobre la situación horas antes del Es-Alert: «Complicado es un eufemismo»

El testigo E. B. S., con 25 años de experiencia, declaró que «nunca» se había registrado tal «concentración de llamadas en las que hubiera un peligro real para la integridad física y la vida de las personas»

Una catedrática experta en el barranco del Poyo dice ante la jueza de la DANA que la alerta fue “insuficiente e incorrecta”

Cinco horas antes del envío del Es-Alert a los móviles, la situación sobre el terreno a consecuencia de la dana del pasado 29 de octubre ya era extremadamente complicada. Así lo refrendó ante la jueza instructora un supervisor del 112 que vivió de primera mano los hechos. “Decir complicado era un eufemismo”, afirmó E. B. S. el pasado 1 de julio, según reza el acta de su declaración a la que ha tenido acceso este diario. En sus 25 años de experiencia en el teléfono de emergencias de la Generalitat, con episodio cíclicos de lluvias, “nunca habían tenido una concentración de llamadas en las que hubiera un peligro real para la integridad física y la vida de las personas”. Se trata de una declaración similar a la que hiciera uno de los técnicos del 112 en otra testifical del pasado 12 de junio, en la que dijo que “nunca” había visto un número tan alto de llamadas.

El hombre entró a trabajar en el turno de tarde, de 15.00 a 23.00. En la primera fase de su turno, el “protagonismo” de las llamadas provenía de la zona de Utiel, aunque “a lo largo de la tarde había llamadas de decenas de municipios”, aunque el origen “cambiaba según pasaba el tiempo”. “Las llamadas iban salpicando municipios que ahora entiende que iban siguiendo la ribera del Magro hasta la zona de Algemesí y Alzira”, agregó en su testifical.

De la zona de Utiel, “se pasó” a Chiva, Cheste, “un poco después” Riba-roja, Torrent “y luego se mezclaban, todo eso salpicado con otros municipios”. Sin embargo, a partir de las 19.00, “el protagonismo total fue para la zona del [barranco del] Poyo hacia abajo”. También explicó que en el 112 reciben las llamadas de auxilio de gente que no hace referencia específicamente al nombre del río que se está desbordando. “Además, ese día hubo muchos barrancos que se desbordaron y no eran del Magro o del Poyo”, apostilló.

Un “diluvio universal” en “media provincia”

El supervisor resumió la situación del 29 de octubre: “La sensación era que un diluvio universal afectaba a media provincia. En ese momento era complicado de saber”.

El testigo reveló que, ante la avalancha de llamadas, el 112 puso en marcha una “operativa extraordinaria” con la activación de la grabación VRV, un mensaje automático que indicaba “algo así” como: “Estamos en un episodio de lluvias, si tiene alguna emergencia manténgase en línea, si no deje la línea libre”.

Todas las agencias integradas en el ‘CoordCom’, la caja negra de la emergencia que registra las decisiones operativas, estaban “saturadas” ante las numerosas incidencias.

El “abanico de la gravedad” de las llamadas “iba variando”. Para E. B. S. y sus compañeros del 112 fue un desafío ponderar cuáles eran las más prioritarias.

“Su SAIH era lo que la gente les decía”

En la sala del 112, situada en un edificio anexo del complejo de l’Eliana donde se reunía el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) a partir de las 17.00, no visualizan el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). “Ellos no tienen SAIH, su SAIH era lo que la gente les decía, pero él no lo sabía con exactitud, la gente informa de que se inunda un local o se arrastra un vehículo”, según reza el acta de su declaración.

El testigo también explicó que los supervisores realizan un informe de naturaleza interna sobre el trascurso del turno (“esos informes se pueden solicitar”, dijo).

El servicio del 112 se reforzó para aquella jornada. Sin embargo, uno de los problemas que sufrieron es que, tal como reseñaba un informe de la Guardia Civil aportado a la jueza instructora, los telefonistas no oían a las personas que pedían ayuda.

La sala del 112 estaba “desbordada”

En un momento en que la sala estaba “desbordada”, la “mitad de las llamadas que cogía no se escuchaba nada, tenían el mismo problema, solo escuchaba su propia voz”.

El teléfono de emergencias no llegó a colapsar como tal, ya que “entraban” durante todo el turno, “pero a nivel de comunicaciones hubo gente que no pudo contactar con el 112, aunque pudieran entrar en el sistema, los tiempos de espera ese día no eran los de un día ordinario y luego otros que no pudieron entrar en el sistema, por problemas de saturación de línea”.

La cola de entrada de llamadas fue aumentando durante la jornada, conforme se incrementaba la carga, llegando a “100 y pico”. Con ese delicado panorama, el filtro de las llamadas resultaba especialmente complicado, según el testigo: “Es fácil priorizar con las primeras llamadas, pero con las llamadas vitales es muy complicado priorizar”. “¿Cómo priorizas vitales con vitales”?, se preguntó.