
El catedrático de la UB señalado publicó como propio un artículo sobre acoso sexual escrito por una investigadora
Según las pruebas recopiladas por elDiario.es, ese ‘paper’ que permitió a Ramón Flecha aparecer en una revista científica internacional de prestigio y aumentar su número de citas académicas, fue elaborado por una profesora cuyo nombre jamás ha aparecido en la firma
Seis mujeres señalan a un catedrático de la Universitat de Barcelona por pedirles masajes y sexo mientras era su jefe
El artículo científico Acoso sexual de segundo orden: La violencia contra los que rompen el silencio y apoyan a las víctimas se publicó en la revista Violence Against Women, una de las publicaciones internacionales referentes en la materia, el 26 de febrero de 2021. Estaba (y está) firmado por Ramón Flecha, el catedrático emérito de la Universitat de Barcelona y creador del grupo de investigación CREA señalado por varias mujeres por pedirles masajes, sexo y tareas domésticas y de intendencia mientras él era su superior. Sin embargo, según las pruebas recopiladas por elDiario.es, ese artículo, que permitió a Flecha aparecer en una revista de prestigio y aumentar su número de citaciones académicas, fue elaborado por una investigadora cuyo nombre jamás ha aparecido en la firma.
“Ramon dice que digas tu como proceder. crees que lo debe mandar ya? si es que si, ya se que li has hecho, pero mandanos de nuevo el texto del mail definitivo y el arxivo del articulo definitivo y nos dices como se deberia mandar” [sic], puede leerse en un correo electrónico enviado por una profesora de la Universitat de Barcelona, miembro del grupo CREA, a esta investigadora el 6 de noviembre de 2018. Ella responde ese mismo día: “Sí! Mejor mandarlo ya pq quedará muy bien (…) hacerlo con antelación. Creo que lo mejor es mandarlo como respuesta al correo que ella le escribió con las últimas indicaciones. Os daré lafecha exacta de ese correo para que sea fácil localizarlo. Hoy mismo os lo envío todo” [sic].
En ese correo, la investigadora hace referencia a la editora de la revista Violence Against Women. Fue a través de ella como esta investigadora, especializada en violencia de género, recibió la sugerencia de enviar una propuesta académica para participar en el número especial que la revista publicaría para conmemorar su 25 aniversario en 2019. Ella, según los correos a los que ha tenido acceso elDiario.es, le sugirió escribir sobre el acoso sexual de segundo orden y, más adelante, le dijo que sería Ramón Flecha quien firmaría el artículo.
En esos mismos correos, que comienzan en 2017 y terminan en 2021, puede leerse cómo la investigadora pide indicaciones a personal de CREA, incluido Ramón Flecha, sobre la autoría del artículo. “Respecto a los nombres para el articulo en el SI VAW (celebración 25 aniversario) sobre SOSH, me confirmáis? Olga me dijo que me esperara pq lo acabaríais de hablar y si no que os escribiese yo para confirmar” [sic], pregunta la investigadora en un correo electrónico. En una respuesta, Flecha dice que será él quien lo haga, pero que será gracias al “argumento” que, asegura, la investigadora le dio para que el autor fuera él.
Contactada por elDiario.es, esta investigadora, que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que ella nunca pidió a Flecha que firmara el artículo ni mucho menos pidió encargarse ella para que luego constara él como autor. “Cuando doblegan tu voluntad, como él lo hizo durante años, puedes llegar a ceder ante estas presiones, a no reaccionar… pero eso no quita que sigue siendo un abuso”, asegura ella, que cuando escribió este artículo llevaba más de diez años vinculada a CREA.
En otro correo de finales de agosto de 2018, la investigadora le escribe a Ramón Flecha: “Hola Ramón, Te adjunto el artículo de VAW. Aunque suenen un poco raro aparecen términos como perpetrador, transeúnte, etc Para seguir la terminología de la revista. Por otro lado, tal y como comentamos en julio, he incluido un resumen de los relatos como anexo, creo que eso da consistencia a la metodología ya que permite conocer de manera ampliada cada caso de SOSH que ha contribuido a los resultados”. Él le responde: “Había hecho una lectura rápida en papel del artículo y, por supuesto, me había encantado (…). ¿Cómo seguimos? ¿Lo traduzco al inglés con alguien que sepa mucho inglés y te lo miras luego? ¿Cómo vamos de plazo?”.
La respuesta
A preguntas de este medio, Ramón Flecha asegura que el contenido de ese artículo es “contribución” suya: “Un artículo científico no es una obra literaria. Su valor está en el contenido que transmite, en el descubrimiento científico o intelectual que explica, no en su redacción. El medicamento que un premio nobel descubre en laboratorio no es una contribución científica de quien lo explica en un artículo sino de quien lo ha creado”.
Repreguntado sobre si escribió o no el artículo, el catedrático afirma que la investigadora y él tuvieron tres conversaciones largas sobre la autoría en las que él le propuso firmarlo ellos dos junto a otras dos personas que también habían contribuido “a esa aportación de diferentes formas” pero que ella se negó “rotundamente” e insistió en que fuera él quien lo firmara, “y en CREA hay 100% de libertad individual para que cada persona haga lo que quiera con su tiempo y con su firma”. “Tengo mails de ella en los que explicita la alegría con la publicación de ese artículo cuyo contenido es contribución mía”, insiste. Flecha no ha respondido a la petición para que aportara alguna prueba sobre el trabajo de campo hecho para el artículo o sobre el número de entrevistas que se hicieron y a quiénes. A pesar de que su campo de especialización ha sido la educación, Ramón Flecha se define en redes como el “Científico nº 1 (ranking mundial) en Gender Violence”.
La mujer reconoce que en ningún correo se negó a hacer ese trabajo: “Entre los correos que nos intercambiamos durante cuatro años sobre este artículo, no hay ninguno en el que yo me niegue a hacer ese trabajo. Pero lo cierto es que durante años me había ido anulando por completo y, a su vez, sembrado un estado de terror. No me negué, pero mis respuestas siempre estuvieron condicionadas por el miedo a las consecuencias, las ganas de sobrevivir en la academia, lograr una plaza estable, no ser desprestigiada… Estar durante cuatro años trabajando en un artículo para él no puede entenderse como un voluntariado, una acción altruista… Las horas y el esfuerzo los puse yo, sacrificando parte de mi tiempo dedicado a otras obligaciones laborales y vida personal, pero el único beneficiado fue él. Siempre nos hizo creer que nuestra vida académica y bienestar personal dependía de él. De hecho, cuando salí de CREA, el primer mensaje que hizo llegar a mi universidad, a través de otros compañeros, es que mi trayectoria académica estaba acabada”.
Más correos
El hilo de correos electrónicos sigue. La investigadora le cuenta que va a enviar el artículo a una empresa de traducción y que van bien de plazo para enviarlo. En un mail, la profesora redacta incluso el texto con el que Flecha debe dirigirse a la editora de Violence Against Women para enviarle el artículo. En otro correo electrónico también avisa a otras compañeras de CREA: “Os he avisado rápido porque quiero volverlo a imprimir en papel y mirarlo después de los últimos cambios que hice de bibliografía antes del último envío”.
Tiempo después, una profesora e integrante de CREA reenvía a la investigadora la petición que la editora de la revista le ha hecho a Ramón Flecha para introducir modificaciones en el texto. “Prepara respuesta y busca su ok para mandar ok? Y entiendo que te pones a ello no?”, le escribe. Unas semanas más tarde, ya en octubre de 2019, esta mujer vuelve a escribirle: “Un poco urgente. me puedes mandar el doc del artículo. asegúrate que es la ultima versión”. En el texto del mensaje puede leerse cómo una de las editoras de la revista Violence Against Women había escrito a Ramón Flecha para informarle de que, además de la versión en pdf del artículo que había enviado, necesitaban también una versión en Word.
elDiario.es ha podido comprobar que tanto el encargo de la traducción del artículo a la empresa American Journal Experts como el pago por ese servicio están a nombre de esta investigadora. También la existencia de varios correos electrónicos en los que es ella quien envía los cuestionarios a varias personas entrevistadas cuyos testimonios aparecieron en el paper y quien les explica en qué está consistiendo la investigación.
Una de las personas que formó parte del equipo de publicaciones de CREA durante esos años también confirma que fue esta investigadora quien se encargó de esa publicación y de quien ese equipo hizo seguimiento. “Ella hizo todo el trabajo, no recuerdo bien cómo, pero en un momento se dice que es Ramón quien firmará y nadie lo cuestiona, tampoco se podía cuestionar”, asegura.
Explica también cómo era el funcionamiento que le permitió estar al tanto de lo que sucedía: “Quienes estábamos en el llamado equipo de publicaciones de CREA hacíamos de intermediarias entre Ramón y quien se encargaba de los artículos, nos reuníamos con él para decidir las autorías, la gente que trabajaba en una investigación nos tenía que poner en copia para tenernos al tanto y nosotras les escribíamos para pedirles o recordarles algo”. Esta profesora señala que era extraño que un paper estuviera firmado por solo una persona, tal y como sucedió en este caso, y que el hecho de que se tratara de una publicación en una revista referente internacional en violencia de género suponía para él “un escudo de protección”.
Finalmente, el artículo no se publicó en el número especial por el 25 aniversario de la revista, sino en una publicación aparte el 26 de febrero de 2021.
“Es solo un ejemplo de lo sufrido”
“Yo no me imaginé que él iba a querer firmarlo, él estaba más centrado en temas de educación. Esto es una muestra de cómo lograba doblegar nuestra voluntad, nuestro consentimiento. Para mí este artículo es solo un ejemplo de toda la explotación laboral que hemos sufrido”, relata la investigadora, que durante ese periodo daba clases en su universidad, preparaba sus propias publicaciones y lideraba un proyecto de investigación. La académica asegura que ya no querría aparecer como autora o coautora del artículo, porque se trata de “hecho puntual” que forma parte de “una manera de funcionar organizada de manera premeditada para extraer unos beneficios concretos a base de utilizar, herir, dañar, aprovecharse… de otras personas”.
En el resumen del artículo publicado finalmente en Violence Against Women puede leerse: “El acoso sexual de segundo orden (SOSH)es el acoso que sufren las personas que acompañan y apoyan a las víctimas de la violencia contra las mujeres. Dado que la gran mayoría de los programas actuales se centran en promover la intervención de los espectadores, para que dichos programas tengan éxito es necesario conocer el acoso sexual de segundo orden y actuar contra él. A través de narraciones, este artículo proporciona pistas inéditas. Trabajar en estrategias de seguridad para las personas que apoyan a las víctimas, promover redes de solidaridad que también aborden el SOSH y garantizar el cumplimiento de las políticas institucionales resultan ser factores centrales que pueden ayudar a prevenir y/o trascender el SOSH”.