
Una buena noticia que no basta
La tele y la radio públicas necesitan más periodistas como Pepa Bueno, pero mientras no haya un sistema que garantice la independencia y la transparencia de los medios públicos seguiremos al albur del capricho del político de turno
RTVE ficha a Pepa Bueno para presentar el Telediario 2
El fichaje de Pepa Bueno para la presentación del telediario es una buena noticia para la televisión pública y para quienes la vemos y creemos en su misión esencial en estos tiempos fragmentados y broncos. Una periodista con la solidez, visión y experiencia de Pepa es lo que necesita ahora la radiotelevisión pública, cada vez más presionada por la intervención directa del poder político y la falta de reglas internas.
Una vez más la radiotelevisión depende del buen hacer de periodistas concretos en la primera fila y entre bambalinas. Lo vemos en el trabajo diario de presentadoras y editoras como Alejandra Herranz, Ana Roldán, Lara Siscar y ahora Pepa Bueno, o de reporteros como Álvaro de Rojas -especialista en agricultura y pesca y a menudo autor de las mejores crónicas del telediario-, Javier Gutiérrez, el enviado internacional con larga trayectoria, y Érika Reija, ex corresponsal en Moscú y una de las más finas contadoras de realidades difíciles.
Hay muchos ejemplos cada día de la información en la televisión pública y en la radio de este buen hacer, que, por desgracia, sigue sin corresponderse con la buena actuación de políticos que se han negado durante años a garantizar la independencia con órganos no controlados por los partidos. El momento de relativa anarquía tras la llegada al poder de Pedro Sánchez en 2018 y las promesas de renovación democrática acabaron en el mismo sistema –o incluso peor– donde sigue sin haber reglas internas y externas para asegurar que los partidos de turno en el Gobierno no mangoneen según les apetezca y que los periodistas y otros trabajadores mantengan la neutralidad partidista y acepten la transparencia sobre sus condiciones.
El modelo existe, se llama BBC. No es perfecto, y de hecho hay un debate continuo sobre sus reglas de neutralidad y cómo se aplican. Pero el resultado es que la radiotelevisión pública es el medio con más alcance y más confianza del Reino Unido.
La polarización en la población en el Reino Unido es más baja que la registrada en España y en otros países en Europa, en particular lo que los académicos llaman “polarización afectiva”, es decir, la que te hace rechazar a otra persona por ser percibida como afín a otro partido político sin ni siquiera entrar en las ideas concretas, como si se tratara de un equipo de fútbol. En un sistema de información tan fragmentado y lleno de sesgos, partidismo y falsedades como el actual tener una radiotelevisión pública fuerte como la BBC importa mucho.
Cada mañana, escucho el matinal de la radio BBC4 y admiro la dureza con la que los periodistas entrevistan a los representantes de todos los partidos políticos, especialmente los políticos que están en el Gobierno porque tienen una responsabilidad especial.
Las preguntas y repreguntas que hacen son impensables en España. No me imagino a ningún presentador de un programa informativo de la radio o la tele pública en España preguntándole a un ministro del Gobierno “¿cómo la habéis fastidiado tanto?”, como hizo hace unos días el presentador del matinal de BBC en relación a una bastante fallida política de recortes que el Gobierno de Keir Starmer tuvo que modificar tras las críticas.
Sin duda, la tele y la radio públicas necesitan más periodistas como Pepa Bueno, pero mientras no haya un sistema que garantice la independencia y la transparencia de los medios públicos seguiremos al albur de la casualidad y el capricho del político de turno.