Un hospital pediátrico de vanguardia resiste el ataque de Milei

Un hospital pediátrico de vanguardia resiste el ataque de Milei

Trabajadores sanitarios del Hospital Garrahan reclaman salarios dignos y defienden la salud pública frente a la motosierra

“Yo entrego la vida por el Hospital Garrahan. Salvaron a mi hija de seis años que tenía un tumor de Wilms”, dice Karina Nieto con emoción. La mujer, así como miles de personas de a pie y organizaciones sociales y sindicatos, han acompañado a los trabajadores de la salud en un día de movilización desde el hospital pediátrico, pasando por el Congreso, hasta Plaza de Mayo. Reclaman salarios dignos y repudian las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei.

El Garrahan es el principal hospital pediátrico de Argentina y un centro de vanguardia en tratamientos de las enfermedades graves y de alta complejidad que padecen niños y niñas en el país. Desde que el ultraderechista Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, blandiendo la motosierra contra la inversión pública, han renunciado 210 trabajadores del renombrado hospital.

Lo que empezó como la protesta de los llamados residentes, jóvenes médicos recién incorporados al sistema de salud, ha sido un reclamo in crescendo. Los residentes trabajan entre 60 y 70 horas semanales y hasta junio cobraban 797.000 pesos por mes (687 dólares). A raíz de las medidas de fuerza, el gobierno les otorgó un aumento de 300.000 pesos. Una familia tipo (dos adultos y dos menores) necesita ingresos de al menos 1.110.063 por mes para cubrir sus necesidades básicas y no caer en la línea de la pobreza, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Alejandro Lipcovich, trabajador administrativo y delegado sindical del Garrahan, señala que el aumento salarial solo lo cobraron los médicos residentes. “Hay residentes de otras profesiones como bioquímicos, enfermeras, trabajadores sociales, con lo que aquí hubo una discriminación. Hace una semana el Ejecutivo nombró a Mariano Pirozzo como Director Médico. Es alguien por fuera de la institución, sin experiencia en pediatría y que ha estado de interventor en el Hospital Sommer y en el Hospital Bonaparte, despidiendo a un montón de gente. Es un mensaje político de amedrentar a los trabajadores”.

Entre los principales reclamos que impulsan los trabajadores sanitarios es un aumento del salario inicial a 1.800.000 pesos (1.400 dólares), ya que estiman que con la megadevaluación al inicio del gobierno ultra hubo una pérdida del 50% del poder adquisitivo; rechazan la precarización del régimen de residencias, exigen la aprobación de la ley de emergencia pediátrica que se debate actualmente en el Congreso y repudian el nombramiento del nuevo director médico del hospital. Hay 510 menores internados todos los días, sumado a las numerosas consultas ambulatorias y se realizan 10.000 cirugías al año.

Emblemático en América latina

Victoria Villar, médica pediatra que trabaja en el área de Oncología como jefa de Clínica, afirma que en el Garrahan se tratan chicos con las enfermedades más graves del país. “No hay otro lugar en Argentina que reemplace los tratamientos que se hacen en el hospital. En mi sector atendemos hoy 40% de los cánceres infantiles que se diagnostican por año en Argentina, con tratamientos que ponen a nuestros pacientes con altas tasas de curación como si se trataran en los mejores centros internacionales, como el hospital materno infantil Sant Joan de Déu (de Barcelona), aunque no tiene el volumen de pacientes que nosotros tenemos. El Hospital Garrahan es referencia como centro de trasplante, en neonatología y cirugía fetal. Realmente el hospital no tiene un lugar a donde derivar a sus pacientes”.

Karina Nieto cuenta que el 3 de marzo de 2024 llevó a su hija de seis años al Hospital Garrahan por un cuadro de fiebre. “Mi hija es autista. Pensábamos que podía ser una neumonía. Le hicieron estudios y resultó ser un tumor de Wilms en el riñón. Solo nosotros los papás sabemos cómo es vivir algo así. La operaron dos veces. Yo al Hospital Garrahan le debo todo. Hoy Morina está bien, con controles cada dos meses”.

Walter Bettinelli, técnico radiólogo, con un salario de 900.000 pesos, describe su realidad y la de sus compañeros: les cuesta mucho llegar a fin de mes. “En mi caso tengo un emprendimiento de compra y venta de insumos para comercios. Algunos manejan un Uber. Muchos médicos se han ido del hospital público a centros privados, y otros, se han ido a vivir a países vecinos como Uruguay”.

Carina del Toro, médica de medicina laboral, afirma que hace 15 años trabaja en el hospital y que su salario de 1.800.000 pesos no le alcanza, porque es madre soltera con dos hijos. “No llego nunca a fin de mes. Tengo una hija en el colegio y otra en la universidad. Pago la tarjeta de crédito y me quedo sin dinero a principios de mes. Estamos reclamando por el salario y también porque se van los profesionales especializados que forman los equipos médicos de trasplante y de cirugía. Al irse tanta gente que ha renunciado, se desarman los equipos. Los 200 que se fueron y otros tantos que se jubilaron no fueron reemplazados”.

Mientras la protesta se hacía sentir en la calle este jueves, el ministro de Salud, Mario Lugones, desmintió en X que se esté retirando la financiación al Hospital Garrahan y dijo que se trata de un reordenamiento para “terminar con los curros (trampas) legales y la mala administración”.

Paralelamente a las medidas de fuerza, adentro del Hospital Garrahan se realizaron cinco cirugías de alta complejidad, entre ellas un trasplante hepático infantil y neurocirugías. El paro y movilización fueron convocados por la Asociación de Profesionales y Técnicos del Garrahan y sumó el respaldo de sindicatos como la Confederación General del Trabajo (CGT), la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y organizaciones sociales y políticas.

La Universidad de Buenos Aires también expresó su apoyo y cuestionó las modificaciones al régimen de residencias médicas impulsadas por el gobierno de Milei, al considerar que eliminan derechos laborales y afectan la calidad del sistema público. La movilización concluyó frente a la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, bajo la consigna “no se vende, la salud pública no se vende”.