
El caso de las parejas que rompen por una infidelidad financiera: “El dinero, como el sexo, sigue siendo un tema tabú”
Los ‘cuernos financieros’ son una traición silenciosa y, a veces, involuntaria, que puede destruir para siempre la confianza dentro de la pareja
El dilema de contarle todo a tu pareja o no: “Muchas veces detrás no hay una necesidad de conexión, sino de control”
Cuentas paralelas, inversiones arriesgadas, préstamos a terceros a espaldas de la otra persona, donaciones a familiares sin acuerdo previo o deudas que crecen en secreto… La infidelidad financiera es un monstruo con muchas cabezas y que puede presentarse debido a numerosas razones.
Es cierto que sobre ella no se han rodado películas ni escrito canciones, pero es mucho más frecuente de lo que se piensa y deja cicatrices tanto o más profundas que las deslealtades relacionadas con el amor o el sexo.
En el caso de que se descubran, su efecto es el mismo: dinamitar las bases fundamentales de una relación, disolviendo una confianza en el otro sin la cual es difícil continuar.
Qué es realmente la infidelidad financiera
A algunos podría parecerles un poco exagerado esto de llamar a este tipo de engaño “infidelidad”, ya que “solo” se trata de una mentira económica. Sin embargo, en opinión de los expertos, tanto desde el punto de vista emocional como práctico, la palabra no está en absoluto fuera de lugar.
“En psicología hablamos de infidelidad cuando se produce una traición o la ruptura deliberada de un convenio adquirido en la relación”, explica a elDiario.es María Bernardo, psicóloga sanitaria. “Si además la persona lo hace para evitar las consecuencias negativas de su conducta, como que su pareja se enfade, el nivel de traición se agrava”.
Eso es exactamente lo que ocurre en estos casos: no se trata de un descuido puntual, sino de una mentira (casi) siempre intencionada y generalmente reiterada, una ocultación de información económica relevante dentro de la relación.
“Se trata de una traición silenciosa que erosiona la confianza mutua”, apunta Amalia Guerrero, divulgadora de finanzas y autora del libro En casa las cuentas claras (Plataforma Editorial, 2021). “Lo más preocupante es que muchas veces no se percibe como una infidelidad real, pero puede causar tanto daño como una emocional”.
Una traición más común de lo que parece
Aunque no existen datos oficiales sobre este tipo de traiciones para nuestro país, un estudio realizado por Forbes Advisor junto a la compañía de investigación de mercados Prolífico en Estados Unidos, concluyó que un 38% de los adultos ha mentido en alguna ocasión a sus parejas sobre su situación financiera.
Amalia, basándose en su experiencia, opina: “Por todos los alumnos que han pasado por mi escuela y tras haber escuchado multitud de testimonios, me atrevería a decir que casi todo el mundo en algún momento de su vida ha sido infiel financieramente a su pareja de una u otra forma”, sostiene. “Aunque haya sido de forma inconsciente y con cantidades pequeñas”.
El impacto de descubrir una infidelidad financiera
Enterarnos de que nuestra pareja ha estado ocultándonos gastos, deudas o ingresos, no solo tiene consecuencias prácticas, que pueden llegar a ser graves, sino también emocionales y muy profundas. “La principal, sin duda, es la pérdida de confianza”, afirma Guerrero. “La persona que descubre que le han ocultado información económica siente que se ha resquebrajado un pacto de confianza con su compañero. No se trata solo de ocultar dinero, sino de todo lo que representa: una falta de transparencia, de compromiso o incluso de respeto al proyecto común”.
No se trata solo de ocultar dinero, sino de todo lo que representa: una falta de transparencia, de compromiso o incluso de respeto al proyecto común
A partir de ahí, según María Bernardo, se activa un círculo vicioso emocional difícil de frenar: “¿Con qué más me estará engañando? ¿Desde cuándo lo está haciendo? ¿Por qué no confía en mí para contármelo?”, enumera la psicóloga. “Descubrir que ya no puedes fiarte de tu pareja abre la puerta a emociones difíciles de gestionar como inseguridad, decepción e incluso rabia”.
Pero es que además, como decíamos, en este caso el daño no se limita al plano emocional. Como advierte Guerrero, también puede suponer un duro golpe para la economía compartida: “Desequilibrio en los presupuestos, decisiones erróneas porque no cuentas con la información real, y tensiones constantes. Los problemas con el dinero se van creando en secreto y de repente estallan, con todo lo que eso conlleva”.
Cómo detectar que algo no encaja
Una de las mayores dificultades para descubrir este tipo de traición es que, al no implicar a terceros, es muy fácil que pase desapercibida durante mucho tiempo. No obstante, siempre hay alguna pista que podemos detectar si prestamos un poco de atención.
Bernardo menciona algunas señales que deberían disparar nuestras alarmas. “Por ejemplo, que cuando queramos hablar de dinero, la otra persona utilice evasivas o se irrite si se tratan temas financieros”, relata la psicóloga. “Otras red flags podrían ser el descubrimiento de compras injustificadas o un uso excesivo de efectivo, movimientos sospechosos en cuentas o tarjetas, o reticencias a compartir información financiera”.
Por qué se produce
Si bien en todos los casos las razones por las que alguien es infiel a su pareja son muy diversas (pueden ir desde la baja autoestima a la insatisfacción, pasando por la venganza), las de los engaños financieros pueden llegar a ser todavía más retorcidas.
En opinión de Amalia Guerrero el problema parte de la dificultad de hablar de dinero con la pareja. “El dinero, como el sexo, sigue siendo un tema tabú”, explica. “No son solo números, sino todo lo que representa y todo lo que esconde detrás: historia, emociones, valores, inseguridades, creencias y muchas veces heridas o patrones que arrastramos desde nuestra infancia. Hablar de dinero con nuestro compañero o compañera sentimental nos hace sentir vulnerables. Tenemos miedo a ser juzgados, a no estar a la altura, a perder autonomía o incluso a que se genere un conflicto. Nadie nos enseñó a tratar con seriedad cuestiones financieras en casa y mucho menos a hacerlo con nuestra pareja de forma sana y sin reproches”.
Cuando en la pareja hay espacio para hablar sin juicio de lo que uno siente con respecto al dinero, es más difícil que aparezcan los secretos
Bernardo coincide: “Cuando en la pareja hay espacio para hablar sin juicio de lo que uno siente con respecto al dinero, es más difícil que aparezcan los secretos”. Pero ese espacio no siempre existe.
Las dinámicas desiguales en lo relativo al presupuesto familiar son un terreno fértil para la infidelidad financiera. Si uno de los dos lleva el control del dinero es posible que el otro se desconecte. “Y cuando el dinero solo lo gestiona uno, hay desequilibrios que tarde o temprano pasan factura”, explica Guerrero. “Es importante establecer roles financieros, al igual que se reparten las tareas del hogar”.
Además, la falta de educación financiera personal también es un factor clave. “Si no sabes gestionar tu propio dinero, ¿cómo vas a gestionarlo en pareja?”, señala la autora. Sin herramientas, lo que aparece es miedo, improvisación y culpa. Y desde ahí, mentir puede parecer una salida fácil.
Es importante establecer roles financieros, al igual que se reparten las tareas del hogar
Reconstruir después de la mentira
Tras descubrir una infidelidad financiera, el primer paso no debería ser tanto hacer números sino reparar la confianza perdida. Y eso no se consigue solo compartiendo las contraseñas del banco.
“Tiene que haber voluntad real de reparar”, asegura María Bernardo. “Esto incluye transparencia económica, pero también emocional”. La psicóloga recomienda crear un plan financiero conjunto y establecer espacios regulares para hablar de dinero sin tensiones. “Nunca va a apetecer hablar del presupuesto conjunto, así que hay que crear un espacio seguro para hacerlo”.
A estos espacios se refiere Amalia Guerrero como la “cita financiera”. Una vez al mes, sin móvil ni distracciones, para revisar ingresos, gastos, deudas, metas, roles y objetivos comunes. “No se trata de controlar al otro, sino de tomar decisiones juntos desde el amor y la responsabilidad”. Quizá de esta forma, aunque el daño económico ya esté hecho, podrá recuperarse la confianza.