
Escapadas junto al agua: siete pueblos de España con lago donde refrescarse
Pocos planes hay tan apetecibles como acercarse a un pueblo con encanto donde, además, tengas al alcance de la mano un lago o embalse en el que darte un chapuzón
Donde el baño está a un paso: pueblos con piscinas naturales integradas en el paisaje
Una escapada a un pueblo bonito siempre es un buen plan. Pero en verano, si aprieta el calor, no todos los destinos son igual de apetecibles. Por eso, nuestros protagonistas de hoy están elegidos con esmero, pues aun siendo de interior, tienen la suerte de estar junto a lagos y embalses que se encargan de refrescar el ambiente. Un baño, un paseo en barca, una tarde de kayak o una primera vez haciendo son alicientes más que suficientes para llevar el calor con mucha mejor cara.
Tener un lago o un embalse al lado le cambia la vida a cualquier pueblo. Aporta frescor, invita a quedarse más tiempo y se convierte en un plan que combina relax y actividades acuáticas. Lo mismo te apuntas a una ruta por la orilla que terminas tomando algo en una terraza con el agua al fondo. Es un verano diferente, pero sigue siendo verano.
San Martín de Castañeda, Banyoles, El Castell de Guadalest o Lanuza saben de qué va esto. Y junto a ellos, otros tres pueblos completan una lista perfecta para refrescarse, descubrir rincones nuevos y volver a casa con la sensación de que en verano hay vida más allá de las costas.
San Martín de Castañeda (Zamora)
San Martín de Castañeda es un pueblo pequeño y tranquilo, con vistas privilegiadas sobre el Lago de Sanabria. Sus casas de piedra se agrupan en la ladera del monte Suspiázo y su monasterio, con siglos de historia, aporta al lugar un aire especial. Pasear por sus calles es disfrutar del silencio, del sonido del viento y de la sensación de estar en plena naturaleza.
El Lago de Sanabria, junto a San Martín de Castañeda.
Ese lago que se ve desde el pueblo es el de Sanabria, el mayor lago glaciar de la Península Ibérica. Sus aguas frías y claras se extienden entre montañas y bosques. Tiene playas de arena, zonas para alquilar barcas o piraguas y hasta un catamarán solar que recorre sus aguas mostrando el fondo. Aquí se puede nadar, remar entre robledales o simplemente sentarse a contemplar el paisaje.
Banyoles (Girona)
Banyoles está entre el mar y la montaña, cerca de la Costa Brava y los Pirineos. Su casco antiguo es muy pintoresco, con plazas porticadas, calles medievales y un ambiente animado, sobre todo los días de mercado. Pero lo que marca el ritmo de la ciudad es el agua. Todo gira en torno a su gran lago, que ha dado nombre, vida e historia a la población.
Una kayakista en Banyoles.
El Estany de Banyoles es el lago natural más grande de Catalunya. Es largo, estrecho y se alimenta de aguas subterráneas que tardan casi un año en llegar hasta él. Se puede bordear andando o en bicicleta, en una ruta de siete kilómetros salpicada de miradores y pequeños rincones como las antiguas pesqueras. En verano hay zonas habilitadas para el baño, y es habitual ver a kayakistas, nadadores o grupos de remo entrenando en sus aguas.
El Castell de Guadalest (Alicante)
El Castell de Guadalest es uno de los pueblos más bonitos de Alicante. Se alza sobre una roca, con un castillo que domina el valle y calles estrechas llenas de casas blancas, tiendas de artesanía y pequeños museos. Desde lo alto se disfrutan panorámicas impresionantes, con montañas al fondo y el embalse brillando bajo el sol.
El Castell de Guadalest, un pueblo con vistas privilegiadas.
El embalse de Guadalest se construyó en los años sesenta y su color turquesa llama la atención desde cualquier punto del pueblo. Se puede recorrer a pie o en bicicleta, en una ruta sencilla y agradable. Aunque muchos solo se conforman con mirarlo, también tiene zonas de baño y permite practicar deportes como piragüismo o . Es un lugar perfecto para combinar paisaje y actividad.
Lanuza (Huesca)
Lanuza está en pleno Valle de Tena, rodeado de montañas y con casas de piedra y tejados de pizarra. El pueblo estuvo a punto de desaparecer tras la construcción de su embalse, pero sus vecinos consiguieron recuperarlo y devolverle la vida. Hoy es un destino muy apreciado en el Pirineo aragonés, sobre todo en verano, cuando acoge el festival Pirineos Sur, con conciertos en un escenario sobre el agua.
Kayaks en el embalse de Lanuza.
El embalse de Lanuza recoge las aguas del río Gállego y ofrece paisajes espectaculares. Aquí se puede nadar, tomar el sol o alquilar kayaks, , hidropedales o incluso barcos de vela ligera. El agua está fresca, pero en los días de calor resulta muy agradable. También hay una ruta fácil alrededor del embalse, ideal para caminar y disfrutar de las vistas.
Carucedo (León)
Carucedo está en El Bierzo, muy cerca de Las Médulas, ese paisaje rojizo moldeado por los romanos y sus minas. Es un pueblo pequeño, con casas de piedra y un ambiente tranquilo. Mucha gente lo utiliza como base para visitar Las Médulas, pero Carucedo también tiene sus propios atractivos, sobre todo si se busca naturaleza y calma.
El lago de Carucedo, en León.
El Lago de Carucedo es uno de los lugares más bonitos de la zona. Surgió en parte por las antiguas explotaciones de oro de época romana. Está rodeado de vegetación y cuenta con zonas de baño, chiringuito y alquiler de canoas. Además, es escenario de leyendas, como la de la ninfa Carissia que, dicen, vive bajo sus aguas. También se pueden hacer rutas sencillas por los alrededores, con buenas vistas hacia Las Médulas.
Iznájar (Córdoba)
Iznájar se asienta sobre un cerro y luce flores por cada rincón. Es uno de esos pueblos blancos andaluces que invitan a recorrer sus calles despacio. Tiene un castillo árabe, plazas con encanto y varios miradores desde los que se ve el embalse. Aunque es pequeño, guarda rincones llenos de historia y lugares perfectos para sentarse a tomar algo.
El conocido como ‘Lago de Andalucía, tras Iznájar
Ese gran lago es el Embalse de Iznájar, conocido también como Lago de Andalucía. Es el más grande de la región y cuenta con más de cien kilómetros de orilla. Aquí se pueden practicar deportes como vela, piragüismo o simplemente darse un baño en la playa de Valdearenas. El entorno mezcla montañas suaves, campos de olivos y aguas tranquilas que ayudan a llevar mejor el calor del verano.
Villafranca de los Caballeros (Toledo)
Villafranca de los Caballeros está en plena Mancha, entre campos llanos y paisajes que se vuelven dorados bajo el sol. Es un pueblo tranquilo, con iglesia, ermitas y calles anchas. Pero lo que lo hace especial es su complejo lagunar, declarado Reserva de la Biosfera. Aquí, el agua se convierte en protagonista y la naturaleza es parte de la vida cotidiana.
La ‘Playa de Toledo’, en Villafranca de los Caballeros.
La Laguna Grande es la joya de este conjunto de humedales. Sus aguas salobres acogen bañistas en verano y una rica vida animal durante todo el año. Tiene playas fluviales, zonas para practicar piragüismo y patines acuáticos. Es además un lugar excelente para observar aves, pasear por pasarelas de madera y disfrutar de atardeceres espectaculares sobre el agua.