
Anna Marchessi y Coria Castillo, las ‘Gordas, lisiadas y mamarrachas’ del teatro: «La diversidad es elitista»
Las actrices revientan la mal llamada normalidad en el Teatro del Barrio: «El creador de ‘Élite’ dijo que la gente no quería ver a gordos en la tele, ¿tú qué sabes qué quiere ver la gente?»
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Anna Marchessi y Coria Castillo se conocieron en el rodaje de la serie Fácil de Movistar, en la que encarnaban a dos de las cuatro protagonistas con discapacidad que vivían en un piso tutelado. Desde entonces, quisieron trabajar juntas y, tres años después, su deseo se ha materializado en Gordas, lisiadas y mamarrachas, la obra en la que están aprovechando para “reventar desde dentro el chiringuito” y que este fin de semana regresa al Teatro del Barrio de Madrid. Una función punki, macarra, directa y a ratos incómoda por la forma en la que ellas mismas bromean sobre “lo loco” que es que dos actrices no normativas ocupen un escenario.
Las intérpretes han volcado en el texto toda la rabia acumulada en forma de sátira, humor y proponiendo el mamarrachismo como solución a lo “conservadora” que consideran que continúa siendo la industria, los prejuicios, la sobredosis de etiquetas, la gordofobia, el elitismo de la diversidad y lo “atrasada y conservadora” que es la ficción española. Y todo ello aludiendo a metáforas de Harry Potter, Un, dos, tres… responda otra vez, Gran Hermano, El diario de Patricia y Supernanny, además de dardos a Ayuso, Almeida y la “tránsfoba” escritora JK Rowling.
¿Por qué una obra escrita y protagonizada por ambas es un experimento?
Anna Marchessi: Es verdad que en el mundo estandarizado del teatro ha habido muchos avances, pero por ejemplo el Centro Dramático Nacional, que ha evolucionado a la hora de percibir a los personajes y actores con discapacidad, todavía sigue incurriendo en cosas como decir que hay un elenco “mixto” cuando una obra tiene intérpretes con discapacidad, o que supuestamente no tienen discapacidad porque para mí todo el mundo la tiene; y otros que no.
La palabra experimento tiene esa pátina de sátira, de ironía, porque la gente nunca debería ser un experimento. Sí que hay un poco de reírnos de lo que nos ha dolido a lo largo de nuestra trayectoria. Es verdad que es maravilloso entrar por un subterfugio muy claro en la industria, que es tener un cuerpo signo que se lee como el de una persona con discapacidad, teniendo en cuenta que el 99% de los actores son camareros. Es un privilegio poder dedicarse a esto, pero una vez dentro, si puedes reventar el chiringuito, lo revientas.
Las actrices Anna Marchessi y Coria Castillo, durante la entrevista
Señalan el exceso de etiquetas y a quienes supuestamente tienen el poder de crearlas y asignarlas.
AM: Hay una sobredosis de etiquetas de significación del ser humano, que están muy bien como título personal para identificarse uno mismo, pero cuando otro te las pone a ti, igual tú no estás de acuerdo, porque todos somos seres humanos poliédricos. Es delicado.
Es que hasta está súper de moda que haya hasta un Ministerio de la inclusión, y la inclusión es una mierda, legitima y propicia la exclusión. Todo el mundo la usa como si fuera algo superguay, y la inclusión parte de una pátina paternalista de unos que están dentro, que tienen la bondad y generosidad de incluir a otros que supuestamente están fuera. Este planteamiento, ya de inicio, está mal. Deberíamos partir de la base de que todos estamos dentro, nadie está fuera. La inclusión no lo permite.
La inclusión es una mierda, legitima y propicia la exclusión. Parte de una pátina paternalista de unos que están dentro, que tienen la bondad y generosidad de incluir a otros que supuestamente están fuera
Hacen referencia a concursos como el Un, dos, tres… responda otra vez o Gran Hermano, ¿querían reivindicar quién está y quién no en estos formatos televisivos?
Coria Castillo: Sí, había una cosa de normalizar y dar espacio a las personas que no lo han tenido y siguen sin tenerlo. Estamos hablando de personas con discapacidad, pero también en mi caso de las que tienen un cuerpo que no es normativo, que de repente a todo el mundo se le llena la boca con decirte lo que puedes y tienes o no que hacer, y ya está bien. Yo hago toples en la playa y con el verano ya ha llegado al momento de las miradas, los comentarios, la gente que te dice cosas como “y tú por qué no te pones o no has intentado”, o es que “es por tu salud”. Que claro, como si las personas delgadas fueran inmortales.
¿Tanto las confunden con Gloria Ramos de Campeones y Laura Galán de Cerdita?
CC: Todo el rato.
AC: La gente no descodifica bien la diversidad. Es sintomático de cuan grabado está en nuestro inconsciente la falta de percepción de la diversidad porque es un sesgo completamente inconsciente, que no obedece a nada racional. Es completamente visceral. Te ven y dicen: “Hala, tú eres la de Campeones”. Y no.
CC: Además que para nosotras no tiene ningún sentido. Porque si objetivamente tú te pareces físicamente a la otra persona, pero en este caso, Laura y yo no nos parecemos absolutamente en nada. ¿En qué momento en la cabeza de la gente creen que somos la misma persona?
Entiendo que también porque si hiciéramos una lista de todas las actrices españolas, gordas hay significativamente menos.
CC: Actrices gordas hay muchas, lo que pasa es que visibilidad tienen muy pocas. Parece que siempre que se busca a una actriz con determinadas características, se dice, “pues esta”. Ahora con el tema racializado hay algo más de variedad, pero en su momento era igual. Entiendo, bueno y tampoco lo entiendo, porque de repente hacen Los Bridgerton y metes a gente racializada, y te lo comes con patatas y lo ves como supernormal.
Que en 2025 las personas racializadas tengan que seguir haciendo personajes típicos de prostituta o el que vende no sé qué; o que personas con discapacidad que tengan que justificarlo, o que personas gordas que tengan que hacer personajes con bulimia, un trastorno o un trauma con la gordura; pues es que a lo mejor no. A lo mejor es directora de recursos humanos de una empresa que no tiene ningún trauma con su vida.
AM: Son personajes históricamente centrados en su diversidad y en problematizar sistemáticamente su diversidad. Cuando hay una persona racializada está el “ay pobre, que vino en patera”, y a lo mejor es más español que tú. E igual con la discapacidad: “¡Ay pobre! ¡Qué vida de mierda tiene por tener discapacidad! ¡Qué desgraciada!”. Y no, a lo mejor soy mucho más feliz que tú. Buscamos que la industria empiece a trascender este tipo de relatos tópicos y dañinos, ponzoñosos, porque es como una rueda, un pez que se muerde la cola que la gente ve eso, percibe que eso es lo normal, correcto, natural más bien.
No son personajes dramáticamente interesantes porque están encasillados. El relato LGTBIQ+ ha trascendido porque antes eran los “pobrecitos”, qué traumática salida ha sido su salida del armario o que sus familias no les aceptan. Y ahora son poliédricos, complejos, con virtudes, defectos. En definitiva, personas reales. Lo que ha sucedido en el colectivo LGTBI, queremos que ocurra en cualquier otro perfil, no es tan complicado.
Hay personajes que da igual si sus intérpretes sean altas, bajas, rubias, morenas, gordas o lisiadas, podrían interpretarlas cualquier persona.
CC: Si ya en la vida ves a personas de todo tipo en cualquier trabajo, ¿por qué en la ficción estamos tan atrasadas? Y sobre todo en la española, que fuera ves personajes con más diversidad de personas, cuerpos y pensamientos, y en series que lo petan muchísimo.
AM: Aquí estamos mucho todavía en la etiqueta de: “Una serie sobre discapacidad. Ay no, Movistar no te la va a comprar porque ya han hecho Fácil”. Y puede que no tenga absolutamente nada que ver, porque para empezar, la discapacidad también es tan infinita como personas hay en el mundo.
El creador de ‘Élite’ dijo que la gente no quería ver gordos en la tele. ¿Tú sabes lo que quiere ver la gente? Porque habrá quien no quiera, quien sí, al que le dé igual, porque no está viendo a una persona gorda, está viendo simplemente a una persona haciendo lo que sea
Siendo dos actrices con ya una trayectoria, ¿en algún momento han sentido que debían dejarlo por falta de hueco?
CC: Yo ya estoy en el punto de escribirme cosas a mí misma y producirlas porque hay un momento en el que dices “no puedo luchar más”. Y tampoco tienes que ir tú dando lecciones a la gente de lo que tiene que hacer. Hay muchos productores y productoras que se les ha metido en la cabeza que lo que funciona es X fórmula.
Lo dijo el creador de Élite, que la gente no quería ver gordos en la tele. ¿Tú sabes lo que quiere ver la gente? Porque habrá gente que no quiera, gente que sí, a la que le dé igual, porque no está viendo a una persona gorda, está viendo simplemente a una persona haciendo lo que sea. Y si tú escribes una buena historia, y hay una buena trama detrás, hay que trascender el físico o las circunstancias de esa persona. Es que tenéis una venda puesta en la industria de lo que va a funcionar y lo que no.
AM: Aun a riesgo de que no nos contraten, la industria es muy conservadora. No se arriesga. Si la ficción tiene que ser un espejo de la realidad, hay que ponerse un poco las pilas, porque la industria se parece más bien poco a un vagón de metro. Y eso es preocupante.
Teniendo en cuenta que esta es la situación actual, ¿son optimistas de cara al futuro? ¿Ven voluntad de cambio?
CC: Yo soy optimista, pero desde mi perspectiva individual, porque yo sí que voy a hacer todo lo que esté en mi mano porque esto cambie, pero en la industria mainstream, lo veo muy poco.
AM: La diversidad a día de hoy es muy elitista. La maneja gente con dinero; y la lucha y la brecha de clases no están incluidas en esta diversidad. Y si la propia diversidad rechaza la clase media, la pobreza y la clase obrera; es muy difícil que represente la realidad social de las personas que viven en España. Por eso se creó, entre otras cosas, el Orgullo Crítico, porque el Orgullo es ahora una fuente de marcas, marketing, y no representa la lucha por la que nació.
Eso es un problema porque también hay inevitablemente un sesgo ideológico, que con el terreno que estamos viendo ganar a la derecha en el mundo, no va precisamente a promover que esa diversidad se refleje en la ficción española, que es de lo que estamos hablando ahora. Hay un sesgo que parece que no es negocio, pero sí existe, e ignorarlo sería muy inocente por nuestra parte.
Y contra todo esto, en la obra proponen el mamarrchismo como solución.
CC: El mamarrachismo es todo: la solución, el viaje, el punto de partida. Todo, porque al final es una actitud vital. Reírte de todo y tener una actitud mamarracha es algo muy revolucionario. Y más ahora, que te dicen cómo te tienes que comportar, que tienes que ser supercorrecta, superlista y saber estar. ¿Y por qué no te dejas ser tú y ser un poco más mamarracha? Si todas las personas afrontásemos grandes decisiones desde el mamarrachismo, a lo mejor nos iba mejor. Decir, ¿qué haría una mamarracha en esta situación?
AM: Ya que las cosas están mal, en lugar de ir llorando por las esquinas intentando encajar en moldes en los que nunca vas a encajar, mucho mejor ser libre y mamarracha. ¿Por qué no?
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Adrián Torrano, Javier Cáceres