
La Mareta, el palacio canario donde veranea Pedro Sánchez y que fue un regalo del rey Hussein de Jordania
Vacaciones – Situada en Lanzarote, esta residencia de uso estatal ha pasado a ser una constante en los veranos del jefe del Ejecutivo
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La llegada del verano supone un cambio temporal en la actividad institucional, y también abre la puerta a un periodo de desconexión para el presidente del Gobierno. Como jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez tiene a su disposición diversas residencias oficiales que puede utilizar en estos periodos, aunque sus escapadas estivales suelen coincidir con una pausa más amplia en su agenda pública.
Estas vacaciones no implican una desvinculación total de sus funciones, pero sí suponen una reconfiguración del foco político y mediático en torno a su figura. Esa relativa pausa de actividad ha convertido sus elecciones veraniegas en una constante observada desde hace años, tanto por su entorno más cercano como por la oposición. Dentro de esa tradición reciente, su presencia en Lanzarote ha ido consolidándose como un hábito, como ocurrió en su momento con Aznar y el complejo de Quintos de Mora o con Zapatero y la residencia de Las Marismillas, en Doñana.
De regalo diplomático a enclave reservado a figuras de primer nivel
El complejo de La Mareta, ubicado en la costa de Teguise, ha pasado de ser una residencia regalada por el rey Hussein de Jordania al rey Juan Carlos I a convertirse en uno de los enclaves más singulares dentro de las propiedades gestionadas por Patrimonio Nacional.
El arquitecto Fernando Higueras y el artista César Manrique firmaron el diseño, bajo la petición expresa de que la casa se integrase en el paisaje, sin alardes exteriores. Esa premisa se cumplió, aunque el interior incluía todas las comodidades propias de un palacete destinado a recibir a autoridades de alto rango.
El complejo cuenta con diez bungalós, dos piscinas, helipuerto, acceso directo al mar y una superficie construida de cerca de 2.000 metros cuadrados, además de zonas ajardinadas con lago. La elección del lugar no responde únicamente al aislamiento o al clima, sino también a su equipamiento logístico, que permite mantener niveles altos de seguridad sin necesidad de recurrir a estructuras externas adicionales.
La Mareta se ha convertido en su destino predilecto en los últimos años
La construcción original también guarda un simbolismo diplomático. Aunque el rey Hussein nunca llegó a ocuparla, su cesión a Juan Carlos I reforzó las relaciones entre ambas casas reales. Esa relación inicial quedó recogida en el diseño del complejo, que evita cualquier elemento ornamental excesivo en su exterior, pero combina materiales nobles en el interior. El nombre del recinto hace referencia a un antiguo depósito de agua excavado en la tierra, un guiño a las formas tradicionales de aprovechar los recursos hídricos en la isla.
Durante las últimas décadas, por sus dependencias han pasado mandatarios extranjeros y miembros destacados de la realeza europea. Mijaíl Gorbachov, Helmut Kohl y Václav Havel figuran entre los huéspedes que visitaron el complejo cuando este aún se destinaba a estancias de carácter institucional.
La familia real abandonó el complejo, pero Sánchez lo ha recuperado como habitual
En diciembre de 1999, la familia del rey Juan Carlos escogió el enclave para celebrar la Nochevieja, pero la visita quedó marcada por el fallecimiento de María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del entonces monarca. Ese suceso selló un punto de inflexión para la familia, que no volvió a utilizar la residencia de forma conjunta.
A pesar de aquel episodio, La Mareta continuó dentro de la cartera de bienes estatales, y en 2015 el actual rey Felipe VI propuso que el complejo se pusiera al servicio de la promoción turística del país. Desde entonces, el Ministerio de Turismo gestiona su uso en colaboración con Patrimonio Nacional, aunque su ocupación sigue siendo puntual y vinculada a decisiones de alto nivel. Su mantenimiento supone un coste mensual cercano a los 10.000 euros, según los datos recopilados por el diario ABC, un coste que se mantendría con uso o sin él.
Más allá del verano, el presidente también ha elegido este destino en otras épocas del año, lo que ha consolidado su asociación con el lugar
Pedro Sánchez ha sido uno de los dirigentes que más veces ha hecho uso de esta residencia desde su llegada a La Moncloa, aunque también han acudido a ella sus predecesores en el cargo. En los últimos veranos, su estancia en La Mareta se ha repetido, consolidando la percepción de que se trata de uno de sus destinos preferidos dentro de la red de residencias estatales. Además de sus visitas estivales, también se ha desplazado hasta allí en otras épocas del año, como en Navidad.
La última vez que los reyes Felipe y Letizia visitaron La Mareta fue en 2005, durante unas vacaciones de invierno con la princesa Leonor. Desde entonces, ningún miembro de la familia real ha vuelto a utilizar el palacio.
Pese a su uso cada vez más habitual, La Mareta mantiene una ocupación discreta, gestionada con criterios institucionales, pero también adaptada a las necesidades del presidente y su entorno familiar. Para algunos, es un rincón más del patrimonio estatal. Para Sánchez, parece haberse convertido en su residencia veraniega preferida.