
Me acerco a los 70, ¿debería seguir haciéndome revisiones ginecológicas anuales con citología y ecografía?
Miriam Al Adib, ginecóloga, responde: «Si no hay factores de riesgo ni síntomas, las revisiones ginecológicas pueden espaciarse, e incluso finalizar algunos controles, como la citología o la ecografía. Pero si hay antecedentes personales relevantes o síntomas nuevos hay que hacer seguimiento»
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Me acerco a los 70, ¿debería seguir haciéndome revisiones ginecológicas anuales con citología y ecografía?, ¿hay alguna otra pauta recomendable en cuanto a prevención y cuidado ginecológico a partir de los 60 y largos?
Es una pregunta muy pertinente y que muchas mujeres se hacen al llegar a esta etapa de la vida. La respuesta no es la misma para todas, porque depende de varios factores: tus antecedentes personales y familiares, si has tenido alguna patología ginecológica previa, si estás en tratamiento hormonal, y por supuesto, si tienes algún síntoma o malestar.
Empecemos por los cribados que se realizan de forma generalizada en España:
Cáncer de cuello de útero (cérvix)
El cribado del cáncer de cuello de útero ha evolucionado mucho en los últimos años. Actualmente, la recomendación en mujeres entre 35 y 65 años es hacer una prueba del Virus del Papiloma Humano (VPH) de alto riesgo cada cinco años. Esta prueba ha demostrado ser más eficaz que la citología para detectar lesiones precancerosas.
Una vez que una mujer llega a los 65 años, si ha tenido al menos dos pruebas negativas consecutivas (ya sea citología o VPH) en los últimos 10 años, y no tiene antecedentes de lesiones de alto grado, se puede dar por finalizado el cribado. Esto es válido en mujeres sin factores de riesgo adicionales. Pero si has tenido lesiones previas, infecciones persistentes por VPH, un sistema inmune debilitado o antecedentes familiares relevantes, es probable que tu ginecóloga recomiende continuar con controles más allá de esa edad.
Por tanto, no siempre es necesario seguir haciendo citologías cada año a partir de los 65, salvo que haya motivos concretos que lo justifiquen.
Cáncer de mama
El programa de cribado de cáncer de mama con mamografía se realiza cada dos años entre los 50 y los 69 años en la mayoría de comunidades autónomas. Algunas ya están ampliando el cribado hasta una horquilla de edad mayor, y en mujeres con antecedentes familiares o factores de riesgo elevados, puede mantenerse más allá de esa edad de forma individualizada.
Si en tu caso no hay antecedentes ni hallazgos previos, y las últimas mamografías han sido normales, podrías dejar de hacerlas a partir de los 70. Pero si tu ginecóloga o tu médica de familia lo considera necesario, se puede continuar con un seguimiento personalizado.
¿Y qué pasa con la ecografía ginecológica?
La ecografía transvaginal no forma parte de los cribados sistemáticos en mujeres asintomáticas. Es una herramienta muy útil cuando hay síntomas, antecedentes de patología uterina u ovárica, o cuando se está en tratamiento hormonal, pero no es necesario hacerla anualmente si todo está bien y no tienes molestias. De hecho, hacer ecografías rutinarias sin una indicación clara puede llevar a sobrediagnósticos, es decir, a detectar hallazgos sin relevancia clínica que generan preocupación innecesaria.
¿Y entonces qué controles sí son importantes a partir de los 60?
– Mantener revisiones generales de salud: tensión arterial, colesterol, glucosa, salud ósea, función renal, etc.
– Cuidar la salud sexual y urinaria: muchas mujeres no hablan de estos temas, pero es frecuente que aparezcan cambios en la mucosa vaginal, sequedad, molestias en las relaciones o síntomas urinarios que pueden mejorar con tratamiento local o cambios en el estilo de vida.
– Vigilar cualquier síntoma nuevo: sangrado tras la menopausia, dolor pélvico persistente, cambios en el tránsito intestinal o urinario, bultos o secreciones deben ser motivo de consulta.
– Mantener una buena salud del suelo pélvico: el entrenamiento adecuado y los cuidados del periné son clave para prevenir prolapsos y pérdidas de orina.
En resumen, a partir de los 70 años, si no hay factores de riesgo ni síntomas, las revisiones ginecológicas pueden espaciarse, e incluso finalizar algunos controles, como la citología o la ecografía. Pero si hay antecedentes personales relevantes o síntomas nuevos es fundamental hacer un seguimiento individualizado.
El objetivo de la medicina preventiva es cuidar, no medicalizar. Escuchar tu cuerpo, mantener hábitos saludables y consultar cuando hay algo que no encaja sigue siendo la mejor estrategia, tengas la edad que tengas.