
La promotora del Algarrobico recurre el proceso de expropiación y frena el plan del Gobierno de derribar el hotel este año
Azata del Sol, dueña del macrohotel ilegal construido en la costa almeriense, presenta un recurso de alzada justo un día antes de expirar el plazo para que el acuerdo de necesidad de ocupación de los suelos fuera firme. Se abre ahora otro plazo de tres meses para revolverlo, que echa por tierra las previsiones de la ministra y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero
La Junta de Andalucía se persona en el proceso de expropiación del Algarrobico tras su intento de pactar con el Gobierno
Azata del Sol, la promotora del Albarrobico, presentó este viernes in extremis un recurso de alzada contra el acuerdo de necesidad de ocupación de los terrenos donde se erige el macrohotel ilegal, en primera línea de la costa almeriense, lo cual dejar en suspenso durante tres meses el procedimiento de expropiación y, en consecuencia, hace tropezar el plan del Gobierno para demoler el inmueble este año.
Esos tres meses, de acuerdo con la Ley de Expropiación Forzosa, es el plazo para estudiar el recurso interpuesto por la promotora ante el Ministerio de Transición Ecológica contra la declaración de interés social de los terrenos donde se ubica el Algarrobico, un trámite que era obligatorio para justificar su expropiación.
Si el recurso es desestimado, el proceso se reactivará -como muy tarde en noviembre- en la siguiente fase de justiprecio, donde las partes -Gobierno y empresa- tratarán de pactar un acuerdo amistoso sobre el coste de los terrenos expropiados. El plazo para negociar el precio es de 15 días.
Pero si, como parece previsible, no hay acuerdo entre las partes, los propietarios tienen 20 días para presentar su oferta, la administración tendrá otros 20 días para aceptarla o rechazarla, y en caso de rechazarla, el expediente pasará a manos de un Jurado Provincial de Expropiación, que puede dilatar su resolución otros tres meses.
La resolución del Jurado pone fin a la vía administrativa, pero también puede ser recurrida ante la jurisdicción contencioso-administrativa, lo cual enfangaría aún más un proceso que arrastra dos décadas de impotencia para restaurar la legalidad en los tribunales, con dos sentencias firmes desde 2018 (sin ejecutar) sobre la reclasificación del suelo y la nulidad de la licencia del símbolo del urbanismo desbocado.
19 años después de que un juez paralizara las obras de El Algarrobico, la inmensa mole de 21 plantas y 400 habitaciones, enclavada en mitad de una playa de Carboneras (Almería), en pleno Parque Nacional de Cabo de Gata, el ambicioso plan del Gobierno para expropiar los terrenos y acelerar el derribo –primero dijeron en “cinco meses”, luego “antes de que finalizara el año”– se ha estrellado con la misma tela de araña que rodea esta historia desde el principio.
Fuentes del Gobierno confirman a este periódico que Azata del Sol presentó el recurso de alzada a pocas horas de que expirase el plazo para frenar el proceso de expropiación, este sábado 2 de agosto. “Están en su derecho, pero prevalecerá el interés general frente a la aberración urbanística que es el Algarrobico. Ahora el MITECO resolverá el recurso y seguirá con los trámites previstos”, advierten.
El pulso Montero vs Moreno con Algarrobico al fondo
La expropiación parcial del Algarrobico y las expectativas de empezar a demoler el macrohotel almeriense este mismo verano entraban dentro de los planes del Gobierno hasta el viernes. El parón supone, sobre todo, un duro golpe para la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero que, en calidad de candidata in pectore a las próximas elecciones andaluzas, fue quien viajó hasta la playa de Carboneras para anunciar el plan de expropiación.
Montero personalizó e hizo suyo el compromiso de agilizar el derribo del Algarrobico y, en su entorno, pensaban que las picas y las excavadoras entrarían en el recinto del hotel a las puertas de la campaña electoral de las andaluzas, previstas para junio de 2026 si el presidente Juan Manuel Moreno no las adelanta.
El Gobierno central sólo tiene competencias para expropiar una parte de los terrenos y, por tanto, para derribar la mitad del macrohotel. La Junta de Andalucía puede hacer lo propio con la otra mitad, que es de su competencia. La hipótesis de ver una parte del Algarrobico demolido y otra en pie, a las puertas de una campaña electoral, era una imagen potentísima que unos y otros han tenido en la cabeza desde el principio.
El Gobierno de Moreno también entendió el plan de expropiación como un salvoconducto electoral para la candidata socialista y, desde el principio, se opuso frontalmente, hasta el jueves pasado, cuando anunció por sorpresa su personación en el procedimiento, alegando que en cinco meses no había sido informado de los avances.
Formar parte del proceso, en cualquier caso, permite a la Junta tener voz en la toma de decisiones y controlar los tiempos de su rival para que no capitalice (al menos en solitario) la ambiciosa foto de las máquinas derribando la mole de ladrillo. El anuncio de Montero con el Algarrobico al fondo había orillado la iniciativa política de Moreno, que también prometió en su día el derribo del inmueble. Ambos políticos forcejearon en la distancia por ese activo político.
24 horas antes de personarse en el proceso de expropiación, la consejera andaluza de Medio Ambiente, Catalina García, había ofrecido a la ministra Sara Aagesen un pacto bilateral de alto nivel, como el que desencalló el conflicto en Doñana por la polémica ley andaluza para amnistiar regadíos ilegales junto al Parque Natural, pero el Ministerio dio la espalda y respondió que la hoja de ruta ya estaba marcada y era la vía de la expropiación.
El ambiente de polarización y crispación política, agudizado por la cercanía de las elecciones andaluzas, ha imposibilitado un acercamiento entre Gobierno y Junta de Andalucía para finiquitar la historia del Algarrobico, llena de matices e incoherencias tanto de administraciones socialistas como populares.
Esta misma semana, nueve después de la sentencia que le obliga a consignar en su plan urbanístico que El Algarrobico está en suelo no urbanizable, el Ayuntamiento de Carboneras dio el paso definitivo (aparentemente), para cumplirla. Casi una década ha tardado el Consistorio en declarar en Pleno que los terrenos donde se asienta el edificio destinado a hotel, levantado entre 2003 y 2006 en la playa del mismo nombre, son no urbanizables de especial protección.