De rozar la tragedia al éxito mundial: O Marisquiño de Vigo, referente de la cultura urbana, cumple 25 años

De rozar la tragedia al éxito mundial: O Marisquiño de Vigo, referente de la cultura urbana, cumple 25 años

Marcado por el accidente de 2018 y por los vaivenes políticos, el festival celebra sus 25 años, en los que pasó de recibir 2.000 personas a más de 150.000

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Los festivales, igual que los humanos, también tienen su propia biografía. Y la del festival O Marisquiño, que este mes de agosto cumple en Vigo 25 años de vida, da para mucho. Su historia es la de un festival de barrio que ha crecido a un ritmo vertiginoso hasta convertirse en incuestionable referencia mundial de la cultura urbana. También como los humanos, el festival tiene su propio mapa de hitos y cicatrices. Marcado por el accidente que en el año 2018 dejó centenares de heridos y agitado por algunas turbulencias políticas, O Marisquiño siempre mostró una resiliencia asombrosa para sobrevivir a la zozobra y anticiparse a las tendencias.

“Cumplimos 25 años en un momento óptimo de visibilidad de todos los deportes urbanos. Cuando comenzamos en 2001, estaba muy lejos que modalidades como skate, breakdance o baloncesto 3×3 pudiesen un día ser deportes olímpicos”, rememora Carlos Domínguez, Pity, director del evento y del que un día partió la idea en la que ha dejado muchos años de vida. Domínguez lo vivió todo desde el minuto uno. Desde un festival que pasó de recibir poco más de 2.000 personas hasta llegar a los más de 150.000 espectadores que la organización estima que pasaron en las dos últimas ediciones. Los hoteles registraron una ocupación de un 100% y el impacto económico en la ciudad rebasaría más de 20 millones de euros, según los últimos datos del año 2022 aportados por la organización.

“O Marisquiño es, sin duda, el festival multideportivo más importante de España y una de las grandes referencias internacionales de cultura urbana. Su ambiente es increíble y su relevancia incuestionable”, explica el multipremiado deportista catalán Bienvenido Aguado, que suma diez ediciones volando con su bicicleta sobre las rampas de las cuestas empinadas de Vigo. Porque las imágenes icónicas de O Marisquiño son bicicletas voladoras, skaters que hacen competencia a las gaviotas dibujando filigranas en el cielo o espectaculares partidos de basket 3×3. Hasta hace poco siempre con las fotos de la Ría de Vigo como telón, pero que ahora ya podrían incorporar de fondo esa imagen rocambolesca de luces del alumbrado navideño instaladas en pleno mes de agosto.

La historia de O Marisquiño está marcada por el éxito, pero también por el accidente que en agosto de 2018 dejó más de 400 heridos, al colapsar una parte de las estructuras del muelle de Vigo. Miles de personas asistían a uno de los conciertos nocturnos del festival y todo acabó en una aciaga jornada de pánico. Aunque no hubo fallecidos y solo ocho personas resultaron hospitalizadas, el accidente marcó un punto de inflexión en la historia del festival y un momento crítico para su director. “Sin duda fue uno de los peores momentos de mi vida. Es una situación tan mediática que te rebasa. Sientes un enorme sentimiento de impotencia al ver tu nombre recurrentemente en los medios asociado al accidente, un momento muy difícil”, rememora con amargura Carlos Domínguez, aunque matiza que “nunca tuvimos ninguna imputación ni nunca tuvimos que ir a declarar”.

El accidente llevó a una comisión de investigación en el Parlamento de Galicia en la que Domínguez tuvo que comparecer, en medio de una tormenta política entre PP y PSdG. “En la comparecencia me sentí acorralado, envuelto en lo que parecía más un ataque directo y personal que otra cosa”, rememora apenado el director de O Marisquiño. Sin citarlo y marcando distancia con el pasado, es obvio que hace referencia al diputado del PP Alberto Pazos Couñago, en aquel momento portazoz de la Comisión de investigación del accidente de O Marisquiño en el Parlamento de Galicia. Esta situación de desgaste llevó a Domínguez a tomarse un tiempo alejando de la primera línea del festival.

Turbulencias políticas

A medida que crecía e prestigio de O Marisquiño, las turbulencias políticas también tocaron tangencialmente al festival, en un tira y afloja con diversas instituciones, e incluso con la advertencia en su momento por parte de la organización de cancelar el festival o de trasladarlo fuera de Vigo, e incluso fuera de Galicia. “No se trata solo del impacto económico del evento sino del impacto cultural y deportivo. Para nosotros, cuando el COI (Comité Olímpico Internacional), reconoció muchos de estos deportes urbanos como olímpicos, supuso un aval a nuestro trabajo de años”, explica el fundador del evento. En paralelo al crecimiento social del certamen, hubo también crecimiento de presupuesto, en un evento que debe construir cada año un gran número de infraestructuras efímeras.

“Este año el presupuesto rondará los 1,8 millones de euros, de los cuales el mayor porcentaje de apoyo será del Concello de Vigo”, explica Domínguez. En concreto, Vigo aporta 1,3 millones de euros. Ni la Diputación de Pontevedra, ni la Xunta de Galicia contribuyen a la financiación, a pesar de que esta última reparte aleatoriamente millones de euros a dedo a multitud de festivales de Galicia, la gran mayoría de ellos a considerable distancia del número de público y del impacto internacional de O Marisquiño. El resto de la financiación la cubren con patrocinios privados y recursos propios del evento. “Somos un festival con una gran proyección internacional y con un público muy joven”, comenta el director con orgullo sobre este festival de energía vibrante y que es capaz de renovar su público, frente a la mayoría de los festivales que no encuentran fórmulas para hacerlo.

O Marisquiño se ha convertido en uno de los grandes estandartes de Vigo y esto no ha pasado desapercibido para su alcalde, Abel Caballero. Consciente de la carencia de referencias culturaies de peso en la ciudad más allá de los conciertos de Castrelos, y con Vigo en caída libre en el ámbito cultural, Caballero apuesta casi todas las fichas al Marisquiño. Su fórmula híbrida entre deporte y conciertos musicales proyecta unos destellos de frescura y modernidad a los que la ciudad necesita aferrarse. El Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea, ranking de referencia, ubica la oferta cultural de Vigo en el puesto 41 de España, una clara desproporción en relación al puesto número 14 que ocupa entre las ciudades españolas de mayor población. Unos paupérrimos datos que la oposición del PP no pierde ocasión de echarle en cara.

Epicentro en la playa de Samil

Este año el festival se celebrará entre el 7 y el 10 de Agosto y, por segundo año consecutivo, traslada su epicentro a la zona de la playa de Samil, distanciándose del centro de la ciudad. “Cuando hay un cambio siempre hay dudas e incertidumbres. Pasamos de fraccionar el evento por la ciudad a trasladar todo a Samil. Aunque se rompen los hábitos de la gente, el pasado año tuvimos una gran afluencia y esperemos que el espacio se consolide”, explica el alma mater del evento. Excepto el espectacular descenso urbano, emblema del festival, todo el deporte y la música estarán centralizados en Samil, con un dispositivo de buses lanzadera que atraviesan toda la ciudad para trasladar al público.

“Como deportista lo he visto crecer cada año que regresaba. Cada vez más público, más deportes, más pasión y hasta más divertido. Vas comprobando como se construyó y fidelizó un público, por eso me encanta este festival”, explica desde el otro lado del teléfono el deportista Bienvenido Aguado, un clásico de la competición.

Uno de sus grandes rivales volverá a ser un año más otra estrella de los deportes urbanos, como el rider australiano Ryan Williams. Ganador de trece medallas en los X Games, las olimpiadas de deporte urbano, Williams será una de las grandes atracciones, además del skater brasileño Marcelo Batista. En esta modalidad de skate, el público podrá disfrutar de Natalia Muñoz y la coruñesa Julia Benedetti, olímpicas en esta modalidad, además del brasileiro Italo Romano, estrella del skate adaptado, que realiza sorprendentes trucos, nombre que reciben las acciones, a pesar de perder sus dos piernas en un accidente.

No menos espectacular será la competición de basket 3×3, modalidad en un constante auge, en la que estarán los campeones del mundo Pablo de Blas y Guim Expósito, formando parte de dos equipos diferentes. Como en todo festival de cultura urbana, no faltarán señas de identidad como breakdance, grafiti o las ya clásicas batallas de gallos, con virtuosos de la improvisación oral.

Electrónica y sonidos urbanos

Para el público ávido de descubrir propuestas musicales, O Marisquiño es un festival ideal que busca siempre ensanchar el universo musical de los espectadores. En esta edición habrá catorce actuaciones musicales distribuidas en dos escenarios, uno centrado en los sonidos urbanos y otro en las propuestas con más esencia electrónica. Por el primero pasarán artistas como West Dubai, Ralphie Choo, La Cendejas o Parkineos y por el segundo nombres como Cora Novoa, Viviana Casanova o Argia. Hace 25 años sería impensable imaginar que este festival de barrio se convirtiese en referente de la cultura urbana mundial. Casi tan impesable como que, en pleno mes de agosto y rozando los 40 grados, las luces de navidad ya estén instaladas sobre las cabezas de los riders y los skaters.


Álvaro Esquivel en O Marisquiño, en Vigo