
La Agencia de Seguridad Aérea investiga por qué se estrelló una avioneta pilotada por un militar experimentado en Mallorca
Charles Michael Gordon, de sesenta años, había servido en una de las siete ramas en las que se divide el Ejército de los Estados Unidos. Han fallecido él y su hijo de trece años
Un avión de Iberia aterriza de emergencia en Barajas después de colisionar con un pájaro
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) investiga la causa del accidente que el pasado fin de semana causó la muerte de dos personas frente al Port de Sóller, en Mallorca. Eran un padre y un hijo, de sesenta y trece años, tripulantes de una avioneta especializada en acrobacias. El modelo en el que volaban, un Team Rocket F4 Raider, se estrelló contra el mar y se hundió en las cercanías de es Cap Gros, el faro que marca la entrada a una de las bahías más importantes de la costa norte de la isla. La tragedia sucedió alrededor de las ocho de la tarde del sábado.
Después de que los buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas localizaran y rescataran los cuerpos al mediodía siguiente, fueron trasladados a Palma para que se realicen las autopsias en el Instituto de Medicina Forense. La Guardia Civil, según informa su departamento de prensa, ha cedido después el testigo de la investigación a AESA, una agencia estatal dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. elDiario.es ha intentado ponerse en contacto con su servicio de comunicación, pero no ha obtenido respuesta.
La causa del siniestro todavía no ha trascendido, pero, al no haber ninguna otra aeronave implicada, sorprende debido a la experiencia del piloto. Como han publicado varios medios locales como Última Hora y Mallorca Daily Bulletin, Charles Michael Gordon había servido en la US Air Force, una de las siete ramas en las que se divide el Ejército de los Estados Unidos.
Especialistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y agentes de los servicios marítimo y aéreo de la Guardia Civil buscan los cadáveres de las víctimas.
Gordon y su hijo despegaron desde el aeródromo de Binissalem, una pequeña pista situada a apenas diez quilómetros del lugar del accidente. Allí guardaba el militar retirado la aeronave –con matrícula estadounidense– que pilotaba cuando hacía parada en Mallorca. Según publica Última Hora, el sábado ya había realizado un primer vuelo a primera hora de la mañana. Solo. Por la tarde, alzó el vuelo con su hijo. “Lo conocíamos de vista porque no era un socio habitual del club. Es el segundo año que venía. Venía los meses de verano y estaba una temporada por aquí. Había sido piloto de la Navy de Estados Unidos, un piloto con experiencia en portaaviones, con F14, con F18 [cazas bombarderos supersónicos, aviones de guerra]. Era un piloto muy experimentado”, explicó ante una cámara de los servicios informativos de IB3 Televisió Enrique Bruguera, uno de los usuarios de este campo de vuelo que cuenta con escuela y aeroclub.
El impacto de una de las alas sobre el agua
La página F1 Aircraft recoge las características del Team Rocket F4 Raider. Pese a medir poco más de seis metros, la avioneta puede superar los 300 km/h. Cada ala abarca una superficie de unos diez metros cuadrados. El “impacto de una de ellas sobre el mar en una maniobra” fue lo que, según explican fuentes del Ajuntament de Sóller, provocó el hundimiento. El equipo de gobierno plantea esta hipótesis después de hablar con varias personas que se encontraban en la bahía el sábado cuando el aeroplano realizaba sus maniobras mientras el sol caía sobre el mar. Algunas, como han difundido medios locales, quedaron grabadas en varios móviles. Uno de esos teléfonos, el de Miquel Arbona, sirvió para alertar del suceso al 112. Eran las 20.07h. Según publica el digital Crónica Balear, Gordon había lanzado un mayday –el código de emergencia utilizado para pedir auxilio– al aérodromo de Binissalem apenas unos minutos antes.
La avioneta se estrelló a “ciento cincuenta metros” de la embarcación de Arbona. Este aficionado a la náutica volvía de excursión con su familia. Como cuenta en las páginas de Diario de Mallorca, entonces decidió “marcar en el GPS” las coordenadas exactas del suceso para ofrecerlas después a los servicios de rescate y facilitar la compleja operación de recuperar dos cadáveres que estaban “a treinta metros de profundidad”. Eso decía la sonda de su barco.
Es el primer accidente de aviación con víctimas mortales en las Illes Balears en seis años. En 2019, el choque entre un ultraligero y un helicóptero dejó siete fallecidos en Son Bonet, un aeródromo a las afueras de Palma que cuenta con tráfico de pasajeros privado. La tragedia más grande se vivió en Eivissa allá por 1972: un vuelo comercial procedente de Valencia chocó contra el cerro de ses Roques Altes. Murieron 104 personas.