
La Voz del Paciente: el coro terapéutico que combate la depresión al ritmo de los Beatles
400 voces de pacientes, profesionales médicos, familiares y amigos protagonizarán una catarsis escénica en Santander en un concierto participativo que ahuyenta fantasmas y proporciona bienestar
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Esperanza Vinagre tenía 24 años cuando perdió la alegría. Fue como vivir sin amaneceres. Le dolía todo el cuerpo, tenía ganas de llorar constantemente y no soportaba la compañía de nadie, solo de su madre. El perímetro de su casa era su único refugio. Fuera, todo era aún más hostil. Después de buscar las causas de ese malestar con diferentes especialistas médicos llegó la respuesta. “Creo que esto lo genera tu propio cuerpo”, le dijo el psiquiatra. Ahora tiene 57 años y convive desde entonces con una depresión crónica. Una especie de estado de permanente e intenso pesimismo, un sentimiento perpetuo de tristeza y desesperanza que controla con medicación.
Pero hay un momento en que se abre una grieta de luz en esa tormenta de sombras. Sobre el escenario, cantando con impetuoso entusiasmo junto al coro de ‘La Voz del Paciente’, los fantasmas desaparecen, el ánimo se fortalece. “Es importante que no dependas solo de la química”, explica. En los conciertos, una canción, interpretada por más de cien voces, es capaz de desatar una purificadora catarsis colectiva. “Sabes que no estás solo, que otras personas sienten y padecen lo que tú tienes y cuando cantas parece que entra en los pulmones y en la cabeza una sensación de bienestar”, comparte el paciente y cantante Bienvenido Doalto.
“La primera vez que lloré sobre un escenario fue con La Voz del Paciente”, confiesa Esperanza. Había cantado en algunos otros coros antes de unirse, como enferma de depresión crónica a este grupo que reivindica alegría, compañía y energía, en el que además conviven profesionales de la salud mental, familiares y amigos.
La batuta de este peculiar coro, que exorciza con canciones en su mayoría vitalistas la enfermedad mental, la llevan a partes iguales un dúo de mentores: Singerhood y el laboratorio farmaceutico Johnson & Johnson, que se fusionaron para dar voz a personas con problemas de depresión a través de la música.
Félix Alarcón se define con mucha sorna como ‘el calvo de las startups’. No sabía música, tampoco sabía cantar, pero fue capaz de inspirar una aplicación bautizada como Singerhood que permite ensayar las distintas voces de casi 2.000 piezas clásicas y canciones contemporáneas de pop y rock. “Facilita que personas sin conocimientos musicales ni de canto sean capaces de cantar, aunque la filosofía del coro no es ser profesional”, subraya.
Félix Alarcón, impulsor de la aplicación Singerhood y de ‘La Voz del paciente’.
Un inicio como coro virtual
“Empezamos en la pandemia, siendo un coro virtual de ocho personas que ensayábamos desde nuestra casa”, explica Alarcón. Tras superar aquella etapa comenzaron a reunirse y organizar ensayos presenciales. El laboratorio Johnson&Johnson le propuso formar este coro que sigue impulsando como parte de su programa de Responsabilidad Social Corporativa.
“Toda la música cambia el ánimo, te puede llevar a muchos sitios”, garantiza Marcos Castán. “Nosotros hacemos arte”, proclama el director musical de esta iniciativa porque, a su juicio, el arte no está solo en los grandes auditorios y museos.
El próximo 11 de octubre unos 400 coralistas subirán al escenario del Palacio de Festivales de Cantabria en uno de los recitales participativos, que organizan periódicamente, acompañados de la Orquesta Sinfónica Juventil UIMP Ataúlfo Argenta. Bajo el epígrafe ‘1.000 cantando por la depresión’ el reto es reunir un millar de voces -cualquier interesado se puede inscribir- para cantar junto a Nena Daconte un repertorio ecléctico: desde Verdi a Miguel Ríos.
En Zaragoza, recientemente, se unieron 500 voces. Sevilla, Madrid, Murcia o Toledo son otras de las ciudades punto de encuentro de las voces de pacientes de toda España. En cada concierto explota la alegría a través de la fuerza de las voces, de canciones corales intensas y emocionantes que contagian de entusiasmo y hacen vibrar al público. La agenda del coro que dirige el profesional Marcos Castán para 2026 les subirá a escenarios de Valencia, Salamanca, Barcelona y Madrid.
Imagen del concierto de ‘La Voz del paciente’ en Sevilla.
30 coralistas en Cantabria
En Cantabria ‘La Voz del Paciente’ suma 30 coralistas que ensayan presencialmente los sábados por la mañana dirigidos por Sara Bolado. En la fotografía de cualquier actuación aparece el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. El doctor Jesús Artal también canta con sus pacientes, comparte con ellos la experiencia. No es raro que antes de salir por la puerta de la consulta les proponga unirse al coro. “Creo que he sido el profesional que más pacientes ha incluido en el grupo, unos 15 o 20, y tengo sus impresiones positivas de lo que representa para ellos”, puntualiza.
En la página web sobre el proyecto hay testimonios de todos los actores de esta iniciativa. “Entré en un proceso depresivo y canciones que toda la vida me habían gustado no me decían nada” -comparte el paciente y coralista Juan José Martínez- “pero cuando el doctor Jesús Artal me dijo de participar en este coro vi que las voces se van uniendo creando algo compartido”. “Distingo entre la música que te gusta escuchar a ti y la música que compartes con los demás”, añade.
Todos los grupos corales son terapeúticos -sostiene- pero ‘La Voz del Paciente’ une otros aspectos porque va dirigido a personas que conviven con la depresión. Dice que cuando el laboratorio le propuso participar en este proyecto necesitó un segundo para pensáselo y en ese mismo instante empezó la aventura.
Jesús Artal, jefe de Psiquiatría del Hospital Valdecilla.
Artal suele explicar que el deporte profesional no es sano, “lo que es sano es el ejercicio”. Cantar solo como profesional es estresante, puede fallar la voz, pero cantar en grupo añade beneficios como la activación social, el sentimiento de pertenencia a un grupo o la pérdida de la sensación de aislamiento.
Aunque se tenga una voz mediocre los efectos positivos de cantar se pueden centrar en la palabra armonía, en ser capaz de crear un sonido, lanzarlo al entorno, compartirlo con otras personas y percibirlo de nuevo de una forma armónica con el resto de las voces, lo que se llama empastamiento. Un mismo grupo cantando como una sola voz, aunque sea polifónica, “genera dopamina a tope, oxitocina, hormonas que tienen que ver con la sensación de bienestar”.
Hay muchas evidencias científicas de cómo el arte -contemplar una pintura, escuchar música- generan beneficios para la salud. “Pero no solo contemplar, yo puedo crear aunque no sea muy bueno cantando”, precisa. Suele decir en broma: “Tengo una noticia muy buena para muchos de ustedes: los beneficios de cantar en grupo no son solamente para aquellos que tengan buena voz”.
Cantar y convivir en grupo
No solo es subirse al escenario, el coro implica viajar en grupo, convivir, hablar, dialogar. Al principio, el jefe de Psiquiatría de Valdecilla viajaba a Madrid cada quince días para ensayar en compañía de sus pacientes. Cogían el tren, comían juntos, ensayaban y regresaban a casa.
“Cantar es como una terapia grupal, pero mucho más divertida”, asegura Artal. Despierta emociones, reduce el estrés y la ansiedad. “Podía haber ido al gimnasio o a hacer manualidades, pero para mí cantar es una terapia que trasciende lo musical, se crea una complicidad y un cariño, una relación entre personas que tenemos un mismo antecedente”, coincide Esperanza Vinagre.
Otro miembro del coro y paciente, Nacho Valero, dice que la música en la salud “es importantísima, es una paz… Conocer ‘La Voz del Paciente’ ha sido lo mejor que me ha podido pasar en mi vida”.
Una de cada cuatro personas va a tener un trastorno mental a lo largo de su vida y la depresión y la ansiedad son las más frecuentes. Don Quijote tenía razón: Quien canta, sus males espanta. Especialmente si se comparte escenario con Nena Daconte, la compositora y cantante que se ha volcado en el proyecto y que les acompaña en algunos de los recitales.
“Gracias a la música, muchos estamos aquí”, expresa Luz Díez. Sobre el escenario cada canción es una dosis de adrenalina. ‘La Voz del Paciente’ es un ejército de voces contra la depresión, un exorcismo que disuelve demonios y fantasmas, una defensa de la alegría a pleno pulmón.