‘Agárralo como puedas’, una metralleta irresistible de chistes con la que Liam Neeson se ríe de sí mismo

‘Agárralo como puedas’, una metralleta irresistible de chistes con la que Liam Neeson se ríe de sí mismo

Akiva Schaffer, salido de ‘Saturday Night Live’, resucita la saga protagonizada por Leslie Nielsen que abanderó entre los 80 y los 90 la comedia paródica o ‘spoof movie’

El verano es para los ‘splashers’: los tiburones atacan con ganas (en las pantallas de los cines)

Describir el tipo de comedia al que pertenece el fenómeno Agárralo como puedas resulta conflictivo. Es decir, parece claro que se adscribe a la spoof movie (a la “parodia”), pero las parodias no pueden entenderse por sí mismas. Como sucede con la sátira —de la que se distinguiría, en principio, por la menor ambición intelectual de sus propósitos—, nos toparíamos con comedias caracterizadas por su referencialidad, comedias que “parodian algo”, siendo ese “algo” lo que determinaría el flujo del humor. Solo que no es eso lo que sucede exactamente en este subgénero.

Desde que los hermanos Marx o el Gordo y el Flaco protagonizaron las primeras parodias —todos eligiendo el western como blanco, con Los hermanos Marx en el Oeste y Laurel y Hardy en el Oeste—, ya iba quedando claro que el objeto parodiado no era tanto el centro como el marco: un escenario que solo definía hasta cierto punto la comedia. El subgénero pareció despuntar del todo a finales de los 60 con una película claramente destinada a burlarse de James Bond como era Casino Royale, siendo sin embargo uno de sus protagonistas, Woody Allen, quien daría la auténtica clave en las primeras comedias que dirigió. Toma el dinero y corre, El dormilón o La última noche de Boris Grushenko tenían referentes reconocibles —el cine de atracos, la ciencia ficción, la novela realista rusa—, pero no exigía a los espectadores que conocieran sus claves.

En su lugar, quería convencerlos de que se dejaran llevar por la asombrosa cantidad de chistes que atravesaba el metraje: tantos como para devaluar la importancia del argumento o los personajes. Y esta, en fin, es la clave de la spoof movie, que los ZAZ (la agrupación formada por Jim Abrahams y los hermanos David y Jerry Zucker) sintetizaron intuitivamente al reducir el metraje original de Aterriza como puedas de casi dos horas a apenas 88 minutos. La película resultante que llegó a cines en 1980 tenía un ritmo de gags por minuto como nunca se había visto. Tantos como para apuntalar una gramática propia, ya tanteada por Mel Brooks o el citado Allen antes de devenir fórmula para que los años sucesivos fueran una fiesta extenuante del chiste por el chiste. De la comedia absurda.

Esta comedia tuvo sus años de esplendor pero no se libró del declive. Fue alrededor del fenómeno Scary Movie y sus múltiples derivados, sufriendo acaso de lo endeble de su planteamiento —el filme que parodiaba originalmente Scary Movie, Scream, ya era en sí mismo una “parodia” del cine de terror— y sobre todo de una ansiosa dependencia de las obras de las que se reía, que condenaba cada entrega a la actualidad inmediata y al veloz envejecimiento de su humor. Hacia 2013, llegada Scary Movie 5, la spoof movie parecía agotada y la industria dejó de apostar por ella.

Una desconfianza en el subgénero que ahora desafía esta cuarta Agárralo como puedas con toda una declaración de intenciones: de los cerca de 950 chistes que tiene (aproximación prudente), apenas uno quiere parodiar algo concreto, como es Misión imposible. El resto es solo el chiste por el chiste.

Cómo se hace una parodia

Es decir: desde luego que Agárralo como puedas parodia el género policíaco. El razonamiento tras Police Squad! —la serie original que Agárralo como puedas expandía en 1988— venía a ser que los citados ZAZ querían cambiar el blanco de las bromas tras chacotearse de la saga Aeropuerto en Aterriza como puedas, eligiendo una serie de los años 50, Ballinger de Chicago —protagonizada por Lee Marvin, pero poco conocida en España— para tal fin. El acierto trascendental fue elegir a un actor sin experiencia en papeles cómicos como protagonista, Leslie Nielsen. Al igual que con el reparto de Aterriza como puedas, los ZAZ pensaban que cuanto más serios y “normales” parecieran los protagonistas (sin ninguna relación con la comedia profesional), mejor funcionaría el humor.

¿Por qué? Porque así los personajes formarían parte orgánica de un escenario absurdo, como de dibujo animado. La comedia convencional se sustenta en la tensión ante la sorpresa y en el equívoco entre expectativas, mientras que la spoof movie tal y como la perfeccionaron los ZAZ —descrita atinadamente por Rubén Romero Santos como una “variación palurda de Monty Python”— está inserta en un caos totalmente asumido por los personajes, frente al que se relacionan con desenfado, juegos de palabras y violencia física despojada de dramatismo. La referencialidad obligada de la parodia solo serviría, entonces, como una excusa desde la que poner en pie este complejo cosmos: una excusa delicada porque, antes que el potencial de la ficción parodiada, importa el ingenio de guionistas y directores para que la avalancha de chifladura sea digerible.


Paul Walter Hauser es el compañero de Liam Neeson

Estas exigencias son las que han impedido que la trilogía de Agárralo como puedas (1988-1994) haya tenido continuación durante 30 años. Sobre todo una vez falleció Leslie Nielsen en 2010, y a Paramount no se le ocurría otra cosa que fichar a Ed Helms como el nuevo Frank Drebin. Habría sido un error mayúsculo así que cabe alegrarse de que esta versión del proyecto no despegara: Helms es un actor cómico (uno de los protagonistas de Resacón en Las Vegas), frente al que Liam Neeson se antoja una elección mucho mejor en esta Agárralo como puedas felizmente consumada.

La trayectoria de Neeson ha pasado por muchas fases (fue Schindler, fue Qui-Gon Jinn en Star Wars), pero hoy por hoy se le conoce como el padre justiciero de Venganza y por innumerables películas de acción de bajo presupuesto entre las que podríamos destacar sus estupendas colaboraciones con Jaume Collet-Serra. Una vez elegido como Frank Drebin Jr., el hijo del personaje de Nielsen, no se ha esforzado por ser gracioso: mantiene su registro de tipo duro de métodos expeditivos, envuelto en un contexto delirante junto a Pamela Anderson. En pleno renacer de su carrera tras The Last Showgirl, Anderson se incorpora a la saga tras haber estado a punto de aparecer en la tercera Agárralo como puedas —cuando el papel fue a parar a la malograda Anna Nicole Smith—, como una mujer fatal que también acepta alegremente el sinsentido de todo.

Los fichajes protagonistas son adecuados, si bien la nueva Agárralo como puedas podría haber fallado por la ausencia de narradores lo bastante familiarizados con las reglas de la spoof movie. Y Akiva Schaffer no era exactamente eso: él viene de las filas de Saturday Night Live —donde se practica un humor sutilmente distinto, más propio del ritmo televisivo y el guiño cómplice—, y el estilo mostrado en sus películas como director —Popstar o la repelente Chip y Chop: Los guardianes rescatadores— no tenía que ver tanto con ZAZ como con esa escuela televisiva. Por suerte Schaffer y sus guionistas han sabido amoldarse, y Agárralo como puedas es un triunfo total.

La película más graciosa de 2025

Queda claro que el formato de la spoof movie es exigente. Hay que tener una sensibilidad muy concreta para engarzar tal rapidez de chistes y deformar las necesidades dramáticas de la ficción sin causar indiferencia o incomodidad. En ese sentido no se puede decir que Agárralo como puedas acierte siempre. En su acumulación desquiciada de tonterías, hay varias que no funcionan. Y a veces la puesta en escena de Schaffer parece sobrepasada por este ritmo, sin atinar a dar con el movimiento de cámara o el plano más oportuno para realzar la broma. Pero, a decir verdad, tampoco es que las películas de ZAZ fueran perfectas. Ni a las mejores les entraba el 100% de los gags.

En este sentido podríamos entender a la spoof movie como la expresión más pura y desafiante de comedia, tanto como deberíamos declarar a Agárralo como puedas un dignísimo y satisfactorio ejercicio de la misma. Los esfuerzos de Schaffer superan con holgura todo lo que el subgénero había llegado a proponer desde que los discípulos de Scary Movie dominaron el mercado, con tal contundencia como para pensar que estamos de vuelta en los 90 —cuando los ZAZ ya se habían separado, sí, pero eran capaces de entregarnos cada uno por su lado joyas como Hot Shots! o Mafia, ¡estafa como puedas!— al tiempo que nos preguntamos qué puede implicar para nuestra época una destilación tan fina y sofisticada de la spoof movie. Un subgénero que, sí, parecía más que muerto.


Leslie Nielsen en la ‘Agárralo como puedas’ original (1988)

Agárralo como puedas es, ante todo, una concienciada resurrección. Es lo que explica que las carcajadas que provoca estén bañadas en un halo de sorpresa —¿cuánto hacía que no nos reíamos así?, ¿cuánto desde que quisimos revisar una comedia para buscar los chistes que se nos habían escapado?—, sin que la operación se libre de ciertos condicionantes actuales. Al igual que películas previas como Puñales por la espalda 2 o Superman, el villano de Agárralo como puedas es un empresario de obvio parentesco con Elon Musk —en este caso por su especialización en los coches eléctricos—, siendo esta dependencia de un presente histérico —en una dosis tristemente proporcional al de la parodia— mucho más determinante que las citas o los guiños a otras ficciones.

El retrato del personaje de Neeson, de esta forma, prefiere reírse del actual descrédito social del cuerpo de policía —representado por la violencia despótica e hilarante que ejerce Drebin— tanto como de los clichés de hombres atormentados, que abocan a presentarlo como alguien anclado en la cultura pop de hace 20 años. Es una actualización refrescante del Drebin de Nielsen, que también acierta al enfatizar su romance con Anderson antes que la relación con sus compañeros policías. Como resultado, y no dejando de ser una de esas temibles “secuelas legado”, la única nostalgia de Agárralo como puedas es la necesaria para subrayar la esencial estupidez de todo.

La película de Schaffer es excelente y desternillante, una vuelta por todo lo alto a un subgénero extinto pero del que podría pasar a ejercer como vanguardia de su retorno a Hollywood. No solo por las posibles secuelas —que ya deseamos fervientemente—, sino por su adscripción a los ciclos actuales de la industria en cuanto a franquicias revividas. En paralelo al estreno de Agárralo como puedas se avecinan próximas secuelas de La loca historia de las galaxias de Mel Brooks, de Spinal Tap e incluso de Scary Movie. Algo que podríamos ver con temor, pero que aún embriagados por la grandeza del filme de Schaffer vamos a decidir encarar con optimismo.