No es de mi competencia
Con los incendios vuelve la guerra de competencias. La guerrita más bien. Gobiernos autonómicos que reclaman al central que asuma su responsabilidad, gobierno central que acusa a gobiernos autonómicos de escurrir el bulto, juristas recordando a quién corresponde la gestión de emergencias, tertulianos tertulianeando… y la ultraderecha y sus redes echando otra vez la culpa al Estado de las Autonomías
En cada desastre, accidente o problema mayúsculo que desborda la capacidad de respuesta, siempre hay al menos una certeza. Entre tanta incertidumbre y desconcierto, sabemos que habrá algo previsible: otra guerra de competencias. Alguien dirá que no es de su competencia, alguien acusará a otro de no asumir sus competencias, alguien se declarará incompetente o acusará de incompetente al otro… Da igual una pandemia, una dana o, ahora, un gran incendio: el “no es de mi competencia” resonará como si fuese el bartlebyano “preferiría no hacerlo”. Si Larra escribiese hoy su genial “Vuelva usted mañana” para señalar los males nacionales, bien podría titularlo “No es de mi competencia”.
Ni siquiera es necesaria una catástrofe, vale con un problema de menor alcance, en principio más manejable pero donde también se oirá el “no es de mi competencia”. Lo vimos hace meses con los cientos de personas acampadas cada noche en el aeropuerto de Barajas sin que nadie se hiciese cargo: el ayuntamiento de Madrid, AENA, el gobierno autonómico y el central se pasaban unos a otros la pelota con el mismo argumento: “no es de mi competencia”. Y mientras, cientos de personas durmiendo en la terminal, y los trabajadores del aeropuerto obligados, ellos sí, a asumir competencias que no les corresponden para atender a personas sin hogar.
Ahora con los incendios vuelve la guerra de competencias. La guerrita más bien. Gobiernos autonómicos que reclaman al central que asuma su responsabilidad, gobierno central que acusa a gobiernos autonómicos de escurrir el bulto, PP que acusa al gobierno central de no estar a la altura, PSOE que acusa a la derecha de no haber hecho su trabajo en materia de prevención, juristas recordando a quién corresponde la gestión de emergencias, tertulianos tertulianeando… y la ultraderecha y sus redes echando otra vez la culpa al Estado de las Autonomías, que esto con un Estado centralizado, fuerte y machote no pasaba.
Si recuerdas, los muertos madrileños en las residencias de mayores durante la pandemia eran competencia de Pablo Iglesias; los muertos por la dana valenciana eran competencia de Teresa Ribera, la confederación hidrográfica y la AEMET; y ahora las miles de hectáreas quemadas son competencia del presidente y los ministros que están de vacaciones y no envían más aviones. Y lo mismo con los muchos agujeros de los servicios públicos, la sanidad o la educación, donde las competencias están claramente delimitadas, pero siempre podemos escupir hacia arriba.
Mientras, muchos trabajadores viven en el desborde permanente y asumiendo, ellos sí, tareas que no les deberían corresponder. Sin que ninguno se queje con lo de “no es de mi competencia”. Sucede en muchos sectores, tanto privados como públicos, donde demasiadas cosas funcionan porque hay alguien que se echa a la espalda funciones extra. Los mencionados trabajadores de Barajas con los sintecho, por ejemplo. O el profesorado, cada vez más exprimido: conozco no pocos docentes de instituto, y alguna directora de centro, que además de impartir matemáticas o inglés se desempeñan a diario como trabajadores sociales, psicólogos, sanitarios, terapeutas de familia y hasta policías. Y ninguno se desentiende diciendo que “no es de mi competencia”, aunque deberían.