Un secreto para Ayuso

Un secreto para Ayuso

La presidenta madrileña tiene tan asumido que vive en una «dictadura» que ha olvidado que sigue teniendo libertad para subir los sueldos de bomberos, médicos y profesores e incluso para cobrar impuestos a los más ricos

Ayuso, ante el fuego: vacaciones durante los incendios y críticas a Sánchez a la vuelta

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está contenta porque en la “dictadura bolivariana” que ella considera que es España, el Gobierno del “régimen” ha mejorado las condiciones laborales de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), las unidades especializadas en la extinción de fuegos dependientes del Gobierno central. “Por fin”, dijo ella el miércoles, nada más conocer el acuerdo entre el Ministerio de Transición Ecológica y Tragsa, la empresa que presta ese servicio y que está controlada al 51% por el Estado, que ha permitido subir los sueldos de los bomberos un 2,5%. Llama la atención que el propio equipo de la presidenta madrileña, entre todas las empresas que podría elegir, se hubiera decantado por una filial de esa autocracia que lidera el caudillo Sánchez para ponerla al frente del servicio de prevención y apoyo a la extinción de incendios forestales e inclemencias invernales de la Comunidad de Madrid.

La competencia sobre la prevención y extinción de incendios es de las comunidades autónomas y Ayuso encontró hace tres años una pequeña ventana de libertad en medio de la “dictadura” para externalizar el servicio y ponerlo en manos de Tragsa. Desde hace meses, los efectivos madrileños están en huelga. Una huelga “política”, dijo Ayuso tratando de descalificarla, como si hubiera alguna protesta laboral que no fuera política y, de paso, otra forma de despreciar la actividad a la que ha dedicado toda su vida profesional.

“Las reivindicaciones de los brigadistas, que se sucedían en toda España, pero solo con huelga en Madrid, por fin son atendidas por el Gobierno: el competente en sus salarios y condiciones. Eso sí, solo para los que prestan servicio al Ministerio de Transición Ecológica. Mientras, Madrid ya aprobó en junio el acuerdo con sus bomberos. Celebramos que por fin se haya cedido y ahora esperamos que lo hagan con las brigadas que trabajan en la Comunidad de Madrid”, escribió la presidenta madrileña nada más conocer la decisión del Gobierno que, como bien dijo ella, únicamente se ceñía a los bomberos dependientes del departamento que dirige Sara Aagesen.

Ayuso tiene tan asumido que vive en una “dictadura” que ha olvidado las rendijas de libertad que mantiene aún todo presidente autonómico. Un secreto que alguien debería revelarle: su gobierno todavía tiene la competencia exclusiva en la extinción de incendios y puede decir a la empresa a la que ha adjudicado el servicio, en este caso Tragsa, cómo quiere organizarlo y cuáles son las condiciones de salarios y laborales mínimas. En función de eso pagará también a la empresa. Los bomberos forestales madrileños denuncian que cobran salarios de 1.300 euros que se ven reducidos en algunos meses del año y que el convenio colectivo que deben suscribir con la Comunidad de Madrid lleva caducado desde 2008, hace 17 años.

Ayuso debe saber que es libre para subir los sueldos de esos bomberos, que interrumpieron su huelga en cuanto fueron requeridos para participar en las labores de extinción de la gran oleada de incendios que ha asolado la península en los últimos días, también en Madrid, con un muerto por el fuego en Tres Cantos. A pesar de ser habitante de una “dictadura bolivariana”, Ayuso pudo estar de vacaciones hasta el pasado viernes, cuando ya se había extinguido ese incendio en la localidad madrileña. Y solo reapareció para cargar contra Pedro Sánchez por haber actuado “tarde” ante los fuegos, a pesar de que la competencia es de administraciones autonómicas como la suya.

Si Ayuso está con las “reivindicaciones” de los bomberos de su región hay varias opciones que debería tener en cuenta para poder subirles el sueldo. Puede, por ejemplo, utilizar el medio millón de euros que, dentro de su libertad cercenada por la “dictadura sanchista”, acaba de destinar su gobierno para contratar a Gloria Estefan para que sea la pregonera de las fiestas de la Hispanidad del próximo octubre, una de sus batallas culturales.

Puede, sobre todo, revertir las continuas bajadas de impuestos que han aprobado sus ejecutivos en los últimos años provocando una enorme merma de los ingresos públicos, para poder destinarlos a los bomberos o a los sanitarios que se quejan de los continuos recortes en la sanidad pública y que reclaman mejoras laborales en Madrid. En solo seis años, la misma Ayuso sí ha conseguido rebajar todos los tramos del IRPF, favoreciendo más a las rentas más altas, ha suprimido impuestos, ha aumentado las bonificaciones sobre los impuestos de Sucesiones y Donaciones, un regalo de 1.300 millones de euros al año a las grandes fortunas de la Comunidad, y ha bonificado el 100% de varios tributos estatales.

Son miles de millones de euros perdidos que Ayuso puede recuperar y utilizar esa libertad, que todavía conserva, para mejorar la vida de bomberos, médicos, profesores… y de paso cuidar de los servicios públicos. Aunque el malvado Sánchez haya dejado voluntariamente “que todo se queme” y “todo se hunda”, la presidenta madrileña cuenta todavía con una mayoría absoluta holgada en la Comunidad de Madrid, tal vez la última grieta de libertad en su dictadura imaginaria.