Cómo nos reímos: el archivo granadino que recopila el humor de nuestro país de los últimos 120 años

Cómo nos reímos: el archivo granadino que recopila el humor de nuestro país de los últimos 120 años

Doina Repede, docente de la Universidad de Granada, ha creado el primer registro digital del humor oral en español, que recopila más de 10.000 chistes, monólogos y sketches desde 1902 hasta hoy para analizar cómo ha cambiado lo que nos hace gracia (y lo que no)

Escuchar historias, subir experiencias: así se preserva la memoria oral de la España olvidada desde un pueblo de Jaén

¿De qué nos reíamos hace cien años? ¿Y hace treinta? ¿Quién contaba los chistes, qué temas estaban permitidos y cuáles ni se rozaban? A esas preguntas intenta responder HumCor, un ambicioso proyecto que dirige la profesora Doina Repede en la Universidad de Granada. Un trabajo que combina la lingüística, la historia cultural y la arqueología tecnológica para reconstruir cómo ha evolucionado el humor en España en los últimos 120 años.

Más que una investigadora, Repede actúa como una arqueóloga del chiste: escarba en archivos, rebusca entre casetes y vinilos, restaura cintas que crujen al tocarlas y rescata monólogos olvidados para clasificarlos, datarlos y analizarlos. El resultado: más de 10.000 muestras reunidas en un corpus informatizado que documenta el humor oral en español desde 1902 hasta nuestros días. Un archivo único que permite trazar cómo han cambiado los formatos, los límites y los discursos de eso tan escurridizo que llamamos risa.

“Empecé investigando la cita directa, eso de ‘me dijo’, ‘le contesté’… Y pensé: ¿por qué no aplicarlo a los chistes? Empecé a buscar materiales y acumulé tanto que decidí hacer un corpus. Era la única forma de ordenarlo”, recuerda Repede. Aunque HumCor nació oficialmente en septiembre de 2024, llevaba ya tiempo gestándose. A día de hoy, incluye materiales en soportes tan diversos como radio, televisión, discos de pizarra, casetes, vinilos y plataformas digitales. Algunos archivos han sido comprados de segunda mano y muchos han tenido que ser restaurados: digitalizados, limpiados de ruidos y preservados sin alterar la voz original del humorista. “Nos llegaban cintas en un estado deplorable. Teníamos miedo de ponerlas por si se rompían”, cuenta entre risas.

De chistes elaborados a humor rápido

La búsqueda ha sido exhaustiva: programas míticos como Saque bola (1989), catálogos de discos antiguos, grabaciones de coleccionistas y humoristas olvidados. El archivo se ha vuelto tan amplio que ya supera las 10.000 piezas clasificadas por más de 20 criterios distintos: género, año, lugar de origen, tipo de humor o el sexo de quien actúa.

Entre los hallazgos más interesantes está la duración de los chistes. En las primeras décadas del siglo XX, un chiste podía durar tres minutos. Hoy algunos se resuelven en seis segundos. El ritmo se ha acelerado y también ha cambiado el formato: donde antes había un relato, ahora hay una ráfaga. La temática también ha mutado. Si en los años 40 el humor giraba en torno a escenas del médico, del transporte o de la familia, a partir de los años 70 se amplía el repertorio: sexualidad, política, religión, violencia. El humor se diversifica a medida que la sociedad se libera. “El boom fue entre 1970 y 2000. Tras la dictadura, la gente necesitaba expresarse, romper cadenas. Y el humor fue una vía de escape. Hoy en día, en cambio, hay menos producción y más fragmentación”, explica Repede.

Una de las grandes preguntas que sobrevuelan el archivo es si el humor antes era más inocente y ahora es más transgresor. La respuesta, según Repede, es compleja: hay de todo. “Sí, hay un humor más blanco en el pasado, pero también tenemos piezas tan groseras que no podemos subirlas abiertamente. Algunas están bajo contraseña porque hoy serían imposibles de publicar sin que nos cerraran la web”. En una cinta de los años 80, por ejemplo, se oye al propio Señor Barragán decir que no le van a dejar publicar el monólogo porque el contenido “es demasiado fuerte”. Y lo es.

El machismo del humor

Una de las líneas de investigación más llamativas del proyecto es la presencia femenina en el humor. O, más bien, su ausencia. Las mujeres aparecen muy pocas veces actuando solas, y cuando lo hacen es sobre todo a partir de los años 2000. Incluso hoy, muchas actúan en dúo con hombres o dentro de grupos mixtos. “Nos llamó muchísimo la atención. Las mujeres humoristas casi siempre aparecen acompañadas por un hombre. Hasta en 2020 sigue siendo poco representativo ver a una mujer sola contando chistes”, lamenta Repede. Otro hallazgo: los hombres imitan a mujeres, pero las mujeres no imitan a hombres. Un sesgo de género que atraviesa décadas de comedia.

Entre tanta evolución, hay algo que permanece: la vida cotidiana. El cuñado, la suegra o el vecino. Esos personajes siguen apareciendo desde principios del siglo XX hasta hoy. A veces con variaciones, a veces con el mismo chiste contado de forma diferente por distintos humoristas. “Lo cotidiano no pasa de moda. Se adapta, cambia el tono, cambia el contexto, pero siempre está ahí”, explica Repede.

Una de las partes más innovadoras del proyecto es la geolocalización de los humoristas. En los mapas interactivos que ya están disponibles en la web del corpus, se puede ver el lugar de origen de cada muestra. Andalucía, por ejemplo, lidera con mucha diferencia. “Tenemos muchísimas muestras de Andalucía, incluso de pueblos pequeños. Pero en Saquebola, por ejemplo, no hay nadie de Almería. Intuyo que en 1989 no había ni carretera para llegar”, bromea.

Y sobre los siempre debatidos límites del humor, Repede lo tiene claro: “No creo que haya límites. Todo depende del contexto, de quién lo cuenta, de cómo se cuenta. Hay chistes que hoy serían impensables, pero en su momento funcionaban. El archivo está lleno de esas tensiones”.

HumCor no es solo un proyecto lingüístico: es una herramienta para mirar de frente a nuestra historia cultural. Para entender de qué nos reímos, cuándo dejamos de hacerlo y cómo el humor ha servido, muchas veces, para decir lo que no se podía decir. “El humor cobra más importancia cuando una sociedad ha pasado por un periodo difícil. Es una forma de liberarse. Por eso merece ser estudiado y preservado”, concluye Repede.