
Los perfiles de los detenidos en la oleada de fuegos desmontan la tesis de la «trama incendiaria» de PP y Vox
Pese a que Feijoó dice que «el 80% de los incendios son intencionales» la estadística oficial de la Fiscalía sostiene que solo uno de cada cuatro fueron provocados; en lo que va de verano hay 41 arrestados por este motivo, y muchos de ellos responden a los arquetipos conocidos
Verano catastrófico: 2025 es ya el peor año de incendios del siglo XXI y registra los fuegos más voraces de la historia
“Hay una actividad de terrorismo incendiario en España. El 80% de los incendios son intencionados”. El responsable del PP, Alberto Núñez Feijóo, cree que hay una trama incendiaria que está prendiendo fuego a España. Para el de Vox, Santiago Abascal, es toda una conspiración, ideológica además: “Los españoles siempre indefensos ante el terrorismo climático, los españoles siempre sin medios y los gobiernos siempre con ideologías de por medio”.
Pero en los últimos cinco años, dos de cada tres incendios forestales que se investigan –los que se sospecha que no tienen una causa natural, como puede ser la caída de un rayo– tienen su origen en una negligencia o un accidente. Solo uno de cada cuatro fue intencionado con el objetivo específico de ver el monte arder por diferentes motivos, según datos de la memoria de la Fiscalía General del Estado de 2024, una estadística que como poco cuestiona las teorías de las derechas respecto a la eclosión de fuegos en el país. La Fiscalía no explicita en su memoria qué porcentaje del total de incendios se investiga por considerarse fruto de la acción humana (voluntaria o involuntaria), aunque varios informes calculan que son aproximadamente el 90%.
Los que son provocados con la única intención de que el monte arda, aunque minoritarios, tienen personas concretas y motivaciones detrás, aunque en ocasiones sea complicado localizar a unas y determinar las otras. Pero también sucede y, en la mayoría de ocasiones, son bastante prosaicas: crear pastos, perjudicar a alguien, obtener un beneficio (normalmente económico), etc. Entre los últimos conocidos, en la Aliseda (Extremadura) la caza fue la motivación del vecino que, según la Junta, prendió una parcela en dos puntos diferentes.
En los últimos dos meses y medio, las Fuerzas de Seguridad del Estado han detenido a 41 personas e investigan a otras 127 por iniciar fuegos, según datos del Gobierno de este viernes. Una labor siempre complicada. “El incendio forestal es un fenómeno delictivo con una alta incidencia y una tasa de esclarecimiento policial muy bajo”, escribe el comandante de la Guardia Civil Andrés Sotoca en su tesis Perfil criminológico del incendiario forestal. Estudio empírico basado en la evidencia, de 2016.
Las cifras de estos meses, inferiores de media a las de otros años, ahondan en la negación de la teoría conspiranoica alentada en redes y algunos medios de comunicación: en 2023 fueron detenidas 402 personas por incendios (33 al mes); el año anterior fueron 482 (40 cada 30 días). Este verano van 41 en dos meses y medio.
Falta información
Además, como recuerdan expertos y diferentes organismos, falta mucha información respecto a los incendios forestales –Civio recuerda que en tres de cada cuatro incendios la causalidad es supuesta, no segura, entre otras cuestiones porque el propio fuego destruye la evidencia– y respecto a quienes los provocan, porque formalmente solo se puede catalogar de “incendiario” a quien tiene una sentencia, y estas no son tan numerosas. “Los procesos de investigación de incendios son lentos”, explica Félix Pérez, presidente de la asociación de agentes forestales de Galicia Aprafaga. “No hay valor probatorio. De un mecherazo en el monte no quedan pruebas ni vestigios. Se hacen muchas entrevistas, investigaciones, interrogatorios, pero no queda el arma del delito en el monte y es muy complicado tirar hacia atrás en el tiempo. Puedes tener sospechas, pero una sospecha no lleva a nadie a la cárcel”, recuerda.
Dejando de lado el fenómeno de los pirómanos (son personas afectadas por un trastorno mental, como establece uno de los pocos estudios específicos al respecto: “La piromanía es una condición excepcional y es más probable que este tipo de autores tengan otro tipo de patología psicológica”), los expertos explican que no existe un perfil único del incendiario, aunque en general sí comparten algunos rasgos comunes, como se observa a partir de los detenidos.
Suelen ser varones, entre jóvenes y de mediana edad (incluso un menor de edad fue detenido en Santiago de Compostela hace unos días), con un objetivo más allá del fuego por el fuego, que puede ir desde el beneficio propio hasta el perjuicio ajeno: quemar unos pastos, vengarse de un vecino, una desavenencia con la junta de montes, espantar animales…
Ocho tipos
Hace ya casi 20 años que Greenpeace realizó un estudio para tratar de averiguar quién quema el monte y por qué. La ONG estableció ocho tipos de incendiarios y su parte de culpa:
El “agricultor irresponsable”, que con sus periódicas quemas de rastrojos ocasiona más del 31% de los incendios y el 13,9% de la superficie quemada.
El “ganadero inconsciente”, que con sus quemas para la regeneración de pastos ocasiona el 21,5% de los incendios y produce el 26,5% de la superficie quemada.
El “mal cazador”, que provoca fuegos para favorecer a determinadas especies cinegéticas, ocasionando el 2,1% de los fuegos y el 4,37% de la superficie quemada.
El “imprudente”, que con sus hogueras y colillas mal apagadas ocasiona el 6,7% de los incendios y el 7,8% de la superficie quemada.
El “pirómano”, persona trastornada sin intención de hacer daño pero que provoca el 7,5% de los incendios y el 4,9% de la superficie quemada.
El “asocial conflictivo”, persona altamente conflictiva, con problemas de integración social y de drogodependencias que provoca el 3% de los incendios y el 4,6% de la superficie quemada.
El “interesado”, ciudadanos que buscan aprovecharse de los efectos de los incendios forestales por diversos motivos y que generan el 0,6% de los incendios, 0,3% de la superficie quemada
“Don Importante”, que desde un despacho y con sus decisiones provoca, según los cálculos de la ONG, el 2,6% de los incendios y el 6,7% de la superficie quemada.
En aquel 2007, estos ocho perfiles representaban al 60% de los incendiarios identificados, eran responsables de tres de cada cuatro incendios con causa conocida y quemaban el 70% de la superficie forestal cada año en España.
En el año 2001, el Departamento de Análise do Servizo de Policía Xudicial y la Unidade de Policía Xudicial da Zona de Galicia analizaron el perfil de las personas relacionadas con los incendios. Para ello se estudió a 667 personas, con especial foco en 271 autores de incendios intencionados o de móvil dudoso. De aquel informe salió que 249 eran hombres y 22 mujeres; el 98% tenía nacionalidad española y cometió los hechos muy cerca de su lugar de residencia; el 90% actuó en solitario y un 10% provocó más de un incendio.
La Guardia Civil realizó un intento similar con una muestra de 530 imputados y detenidos en el periodo 1998-2005. Las conclusiones de ese estudio fueron similares al anterior: 472 hombres y 58 mujeres, todos españoles menos seis, que actuaron con “proximidad geográfica con el lugar de residencia”; cuatro de cada cinco actuó solo y un 17% tenía antecedentes; sus motivaciones iban desde regeneración de pastos hasta “desequilibrados que gozan con el fuego o con el despliegue de medios de extinción”, pasando por disputas entre vecinos o limpiezas de fincas.
(Casi) siempre varones
Estos días se suceden las noticias de las detenciones de presuntos autores de fuegos y los perfiles de los detenidos y sus motivaciones, cuando trascienden, parecen corroborar esos marcos teóricos.
Este pasado martes la Guardia Civil arrestó a un hombre de 48 años por provocar de manera intencionada un incendio en Colmenar Viejo, en Madrid, el pasado 12 de julio. En lo que va de año, se ha detenido a seis personas por un delito de incendio forestal en la Comunidad de Madrid, que son los presuntos responsables de casi una veintena de fuegos que se apagaron este año en la autonomía y que afectaron a El Molar, Fresnedillas de la Oliva, El Escorial, Valdemorillo, San Martín de Valdeiglesias y Ciempozuelos.
En Galicia, la Guardia Civil detuvo a un hombre de 47 años como presunto autor del primer gran fuego forestal del verano en la comunidad autónoma, que se dio en Vilardevós, Orense, y quemó más de 500 hectáreas. El hombre tenía antecedentes por provocar incendios y había sido desterrado de su anterior pueblo.
Un día antes, la Guardia Civil había detenido a otro hombre, de 33 años, como supuesto autor de varios incendios en los alrededores de Badajoz. El varón, que fue sorprendido in fraganti, se enfrenta a un presunto delito contra la seguridad colectiva cometido mediante el uso intencionado del fuego, al poner en riesgo la vida y la integridad de las personas, así como el medio natural.
En Córdoba, en el último mes se ha detenido al menos a dos jóvenes, de 19 y 23 años, a otro varón de 46 y a un cuarto hombre, este último como presunto responsable de cuatro fuegos.
Otra categoría diferente son las negligencias o accidentes que se descontrolan. Ejemplos de estos se pueden encontrar en Zamora, donde la Guardia Civil detuvo a un hombre como presunto autor de un incendio por imprudencia provocado por un depósito irregular de residuos y vidrios que prendió como consecuencia del efecto lupa, según informó Europa Press.
Entre los últimos casos registrados en este apartado hay dos detenidos que provocaron un incendio forestal por encender una hoguera durante una acampada. Fue tan poco provocado este fuego que uno de ellos resultó herido intentando apagarlo.
Otro habitual son las quemas que pretenden ser controladas pero sobre las que se pierde el control. Ha sido el caso de un investigado en El Bierzo, que tendrá que hacer frente a una acusación por hacer uso de fuego para realizar labores de limpieza de herbáceos de manera imprudente y grave, ya que, presuntamente, estaba quemando rastrojos y eso fue el origen del siniestro que acabó afectando a 130 hectáreas de terreno.
El agente forestal Pérez despeja la idea de tramas o conspiraciones: “En los incendios hay causas (naturales, accidentales o intencionadas) y motivaciones. Y para cada incendio hay una motivación”.