
Los beneficios del aquagym: el ejercicio que no es solo para personas mayores
Los ejercicios de resistencia en el agua son debajo impacto y pueden proporcionar un entrenamiento completo a personas con cualquier nivel de forma
Como ya conocemos de sobra los beneficios del ejercicio físico, ya no hay excusa para no hacerlo. La pregunta ahora es, ¿qué tipo de ejercicio? No todos los ejercicios son adecuados o accesibles para todo el mundo. A medida que nos hacemos mayores, el ejercicio es una pieza clave para mantener la salud y el estado de forma con los años.
Por un lado, el ejercicio de fuerza ha demostrado sobradamente su eficacia para mantener y desarrollar la masa muscular y frenar el envejecimiento. Por otro lado, los ejercicios de larga duración e intensidad moderada como correr, ciclismo y en particular natación, son sencillos y se pueden realizar a cualquier nivel.
Pero nadar puede resultar aburrido para muchas personas, y si no se hace con la intensidad adecuada, puede quedarse corto para otras. Aquí es donde hace su aparición el fitness acuático, que combina el ejercicio en el agua con los entrenamientos de fuerza. Aunque se asocia a las personas mayores por su seguridad frente a las caídas, el aquagym puede poner en forma a todo el mundo.
El equilibrio entre fuerza y seguridad
El proceso natural de envejecimiento presenta una doble dificultad. Por un lado, hay una progresiva pérdida de masa muscular (sarcopenia) y fuerza en las articulaciones. Precisamente a causa del debilitamiento de los músculos, disminuye la densidad ósea (osteoporosis). El remedio para ambas es el ejercicio de fuerza e incluso los ejercicios de impacto como los saltos. Sin embargo, para las personas que ya tienen una musculatura y los huesos debilitados, el riesgo de caídas y de lesiones es alto.
La ventaja de hacer ejercicio en el agua es que las caídas ya no son un problema. Dentro del agua, la flotabilidad reduce el peso corporal. Esto permite hacer ejercicios que no estarían al alcance de las personas más débiles en condiciones normales. Al mismo tiempo, el agua ejerce una resistencia mucho mayor que el aire al movimiento. Es fácil de comprobar si intentamos caminar sumergidos en el agua hasta la cintura: cada paso es un gran esfuerzo. Por si fuera poco, la presión hidrostática del agua proporciona un “masaje” constante que mejora la circulación y reduce los edemas. Si el ejercicio es en agua templada, como la de una piscina climatizada, se relajan los tejidos y disminuye la percepción del dolor.
En un estudio con personas de mediana edad durante tres meses que hacían aquagym dos veces por semana en sesiones de 50 minutos cada una, los participantes mejoraron la fuerza explosiva (especialmente de las extremidades superiores) y se redujo la grasa corporal y la presión arterial, a pesar de que se hacían con una intensidad moderada.
Una revisión de estudios más reciente comparó el efecto del aquagym en personas con enfermedades crónicas y en personas sanas, de nuevo con dos o tres sesiones por semana. En el grupo sano, los efectos incluyeron mejoras en la fuerza, el equilibrio y la capacidad aeróbica. Las personas con enfermedades óseas experimentaron mejoras en el dolor, el equilibrio, la flexibilidad y la fuerza, y se registraron mejoras similares en otras con enfermedades coronarias, fibromialgia, diabetes, esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson.
El entrenamiento acuático también es una forma habitual de rehabilitación de lesiones deportivas y, por ejemplo, puede ser más efectivo que otras terapias para curar esguinces de tobillo en atletas o incluso lesiones medulares.
Otros ensayos han encontrado que el ejercicio en el agua no es necesariamente mejor que otros ejercicios “en seco” con pesas, ya que son menos intensos. Sin embargo, una encuesta registró que las personas que hacen aquagym se encontraban más satisfechas con los resultados y lo pasaban mejor, lo que contribuye a la adherencia, es decir, a la constancia en el entrenamiento.
Un entrenamiento de aquagym para todos
La versatilidad del aquagym permite aplicarlo tanto a la recuperación de una lesión hasta el entrenamiento avanzado de los atletas. Aunque hay ejercicios que se pueden realizar sin equipamiento, algunos sencillos instrumentos permiten aumentar la resistencia y la intensidad:
Mancuernas hidrodinámicas: las “pesas” son bloques de espuma que son ligeras cuando están secas pero incrementan resistencia al absorber agua y moverse, y permiten ejercitar brazos y hombros.
Manoplas palmeadas: tienen membranas interdigitales que amplían la superficie de mano, aumentando el trabajo de dorsales y pectorales al nadar hasta un 40%.
Tobilleras lastradas: son pequeñas aletas ajustables que añaden carga específica a movimientos de piernas, mejorando la propiocepción y los músculos estabilizadores durante patadas o elevaciones de rodilla.
Cinturones de flotación: mantienen la cabeza fuera del agua para que puedas hacer ejercicios con los brazos sin tener que mantenerte a flote.
Bicicletas sumergidas: es un equipamiento más caro. Estas bicicletas se fijan al fondo de la piscina y permiten hace sesiones de spinning donde la resistencia se regula por la velocidad de pedaleo.
Estos son algunos de los ejercicios que pueden realizarse en una piscina con el equipamiento adecuado:
Carrera en agua profunda: utilizando cinturones de flotación, se ejecuta una técnica de carrera sin contacto con el suelo. Al eliminar completamente el impacto, permite gastar hasta tres veces más energía que correr en tierra sin riesgo de lesiones.
Saltos pliométricos: parecidos al salto al cajón, pero realizado sobre un step bajo el agua.
Press de pectoral: se realiza con manoplas que ofrecen resistencia al movimiento.
Elevaciones laterales: agarrando las mancuernas hidrodinámicas y el agua hasta los hombros, se levantan los brazos hasta que queden horizontales.
Remo invertido: este ejercicio puede estar fuerza del alcance de las personas más débiles fuera del agua, pero dentro de la piscina, con una banda anclada al bordillo, resulta accesible a cualquiera.
Jumping jacks (estrellas) en el agua: se realiza el mismo ejercicio que fuera del agua, saltando para extender los brazos en horizontal y abrir las piernas, pero en este caso con mancuernas y tobilleras que aumentan la resistencia en el agua.
El aquagym es muy beneficioso para las personas mayores que sufren por la pérdida de fuerza y la fragilidad asociadas al envejecimiento, pero también puede ayudar a las mujeres embarazadas, la rehabilitación de lesiones en cualquier estado de forma y el tratamiento de las enfermedades crónicas. El hecho de que se realice habitualmente en clases colectivas añade un componente social que puede ser muy motivador.