El remo femenino escribe su leyenda en las paladas de Donostia Arraun Lagunak

El remo femenino escribe su leyenda en las paladas de Donostia Arraun Lagunak

El proyecto de Donostia Arraun Lagunak cumple 60 años y vive su época dorada: cuatro ligas, tres Banderas de la Concha y un camino abierto hacia la igualdad en el remo

Las traineras, el fenómeno deportivo, social y tradicional de cada verano en la costa vasca

El 24 de agosto, el club Donostia Arraun Lagunak hizo historia, al proclamarse campeón por tercer año consecutivo de la Liga Euskotren. De esta manera, se consolidaba indiscutiblemente como el club a batir en una competición que se disputa desde 2009. En estos 16 años, solo un club tiene más ligas que el donostiarra: San Juan con 5 títulos. Tres de ellos los consiguió bajo la batuta del actual entrenador Juan Mari Etxabe, un hombre que llegó al club de la capital guipuzcoana para un proyecto prometedor. Pero detrás de estos éxitos recientes y épocas de gloria, se encuentra una figura clave que no solo ha luchado por su club, sino también por el remo femenino: Itziar Eguren, presidenta de Donostia Arraun Lagunak.

Un día después de la finalización de la liga, en el caserío Lugareñe, Eguren muestra una gran felicidad. El último Trofeo Euskotren descansa en el piso de arriba, junto a los otros tres y a las doce banderas conseguidas durante la temporada. Entre fotografías históricas en blanco y negro, correspondientes a otras épocas, sobresale el color de las instantáneas más preciadas de la etapa reciente de un club que cumple 60 años.

“De joven fui remera. Como mi hermano, comencé en Ur-Kirolak, un club con mucha historia, que actualmente ha superado el siglo de vida”, comienza Eguren. Sin embargo, vivió de primera mano el contexto social de los años noventa respecto al papel de la mujer en el remo: no se entendía que las mujeres remaran en banco fijo. “Hasta entonces, el papel de la mujer se limitaba a casos aislados, como la regata de las Bateleras en Pasajes de San Juan, el día de San Ignacio, pero siempre en clave festiva, no deportiva”. Ser consciente de aquel contexto deportivo resulta esencial para Eguren, que no quiere olvidar de dónde vienen, antes de la creación de la Liga Euskotren y las grandes Banderas de la Concha.


Itziar Eguren, presidenta de Donostia Arraun Lagunak

A finales de 2007, la ciudad vivió un cambio considerable. Con el objetivo de crear una trainera competitiva que representara a Donostia, se unieron Ur-Kirolak y Donostia Arraun Lagunak, para dar lugar a Kaiarriba Donostiarra. “En su momento se dijo que, además de tener trainera masculina, con el tiempo también habría una femenina. Mucha gente se volcó con el proyecto. Muchos se fueron allí en busca de grandes éxitos, y aquí nos quedamos vacíos”. Fue entonces cuando comenzaron los conflictos entre los clubes.

“El proyecto de unificación no contemplaba una trainera de mujeres, por lo que decidí quedarme en Donostia Arraun Lagunak”. Eguren empezó como delegada y más tarde pasó a ser presidenta.

Cuando en 2009 se creó la Liga Euskotren -la liga femenina de remo en banco fijo-, en sus primeras ediciones se competía entre selecciones, donde destacó la fuerza de la gallega. “Pensé que desde Gipuzkoa también debíamos dar un paso al frente. La liga cumplió su función, pero también lo hizo la Federación Guipuzcoana de Remo al apostar por el remo femenino. Pusieron todos los medios para organizar una liga entre clubes”.

En 2018 Donostia Arraun Lagunak ganó su primera bandera de la liga en Ondarroa. “Fue el día del cañonazo de la Semana Grande de Donostia, la víspera de la ‘Ama Birjina’. Un día inolvidable. Este año hemos repetido en Ondarroa, ganando de la misma manera que entonces, remontando y me vinieron a la cabeza todas las remeras y remeros que apostaron en este proyecto desde el principio”, recuerda emocionada. Un año más tarde, pasó a ocupar la presidencia del club.

La llegada de Etxabe

Etxabe estaba en la directiva de San Juan en 2020, cuando su hija, Lorea Etxabe, decidió dejar el club de Donibane y unirse al proyecto de Donostia Arraun Lagunak. “Un buen día mi hija me comentó que los entrenadores andaban con poco tiempo y que quizá podría echar una mano”, relata. El veterano remero no se sentía cómodo en aquel momento en San Juan, por lo que siguió los pasos de su hija. “Probamos, fluyó, y me dijeron que si quería coger las riendas, adelante”.

“Etxabe es una persona con muchísima experiencia”, asegura Eguren. En su trayectoria ha ganado tres Banderas de la Concha con San Juan, y posteriormente formó parte de Urdaibai y Castro Urdiales, antes de su etapa como entrenador en Castro, Santurtzi, Urdaibai y San Juan -tanto en categoría femenina como masculina-, antes de llegar a Arraun Lagunak. “Ha estado en equipos top y en clubes más grandes. Cuando vino, hubo un proceso de adaptación por ambas partes. A veces chocábamos porque él nos pedía cosas que yo no podía darle”.

-“Joe, Itziar, es que te lo tengo que pedir”, decía el entrenador.

-“Ya, pero no te lo puedo dar”, respondía la presidenta.

“Eso era doloroso para mí. No había suficiente dinero para hacer todo lo que se quería en aquel momento”, explica Eguren. Aquellas conversaciones eran frecuentes al principio, pero poco a poco se fue alcanzando un entendimiento. “Soy exigente, siempre quiero más”, admite Etxabe. Eguren, por su parte, reconoce que “ha presionado, porque sabía que había de donde sacar”.


Festejo Donostia Arraun Lagunak

Hoy, el entrenador valora sobre todo la actitud de las remeras. “La ambición que tienen estas chicas es impresionante. Si muchos equipos masculinos tuvieran la misma, otro gallo les cantaría”. “Prácticamente, mantengo el bloque del año pasado, con el que perdimos una sola jornada. Y mantener esa hambre cuesta”, afirma el entrenador después de la jornada en tierras gallegas. “Estoy disfrutando mogollón. Es un grupo encantador en todos los sentidos, también en lo humano. En la furgoneta de vuelta de Galicia había tanta felicidad, que se nos hizo corto el viaje”. Tras unos segundos de silencio, confiesa: “Pero me duele hacer las alineaciones. No me caso con nadie y soy justo”.

Mientras tanto, Eguren reflexiona desde Lugareñe sobre los retos del club. “Las instalaciones son viejas, y el caserío está bastante apartado y escondido. Hemos presentado un proyecto para su remodelación, manteniendo el caserío pero añadiendo nuevos edificios de la misma altura. Queremos ser un club de remo, pero también un espacio para el barrio, para que puedan organizar reuniones, usar el gimnasio…”. La presidenta subraya también la necesidad de coordinarse con los barrios Txomin Enea y Martutene. “Han pasado ya muchos años desde que presentamos el proyecto”.

Eguren es consciente de que están abriendo un camino. “Hasta ahora las remeras tenían como referencia a los remeros, pero no todo lo que funciona en los hombres sirve para las mujeres. A la hora de celebrar, las chicas se levantaban, abrazaban… y las nuevas remeras van interiorizando estos gestos. No consiste en imitar, sino en interiorizar. Son ellas mismas, inconscientemente, quienes están abriendo camino en el remo femenino”.

La más preciada

24 de agosto a las 19:30, el equipo formado por Jule Arkotxa, Nahikari Azkue, Aiora Belartieta, Maider Bereau, Lucia Canal, Ane Diaz, Zuberoa Egurrola, Maren Etxabe, Lorea Etxabe, Udane Goenaga, Nahia Goenaga, Joana Halsouet, Naroa Landa, Marcia Rosalia Larrea, Naiara Martin, Ania Perez, Beatriz Piñeiro, Ane Sanchez, Xubane Arantza Uribarrena y Ane Villagarcía pudo celebrar el nuevo título junto a sus seres queridos. Por la mañana, el club había invitado al alcalde de Donostia, Eneko Goia, a subir al barco donde se entregaba el trofeo. “Pensamos que el alcalde tenía que ver lo que supone que un equipo donostiarra gane la liga. Creo que debía estar ahí. Me agradeció el gesto”, remarca Eguren.


Arraun Lagunak

Sin embargo, la coincidencia con el partido de la Real Sociedad a la misma hora impidió que la plaza de la Constitución se llenara. “Es la realidad, estamos en una ciudad, no en un pueblo. Otros años, Piratak nos ha hecho una bienvenida espectacular, pero esta vez no coincidió con la Semana Grande”.

Antes de subir al balcón del antiguo ayuntamiento, las chicas ondeaban las doce banderas obtenidas en la competición, rodeadas de familiares, amigos y aficionados. Desde arriba, repitieron el gesto mientras cantaban ‘La marcha de San Sebastián’. Durante la tarde, la Concha estuvo muy presente. “Nunca ha sido fácil ganarla. Este año también va a estar muy disputada. Es normal que haya una resaca emocional, pero no debemos relajarnos”, advertía Eguren desde Lugareñe.

Tras enseñar unas fotografías e imágenes en la oficina del club, la presidenta se dirige al lugar donde reposan los cuatro Trofeos Euskotren y las tres Banderas de la Concha. “Nuestra primera Concha fue especial. Entonces entendí lo que significaba ganarla. Es una sensación impresionante. En 2021, en la época de la pandemia, antes de la final, una amiga me dijo que dejaría su balcón para que saliéramos con la bandera si ganábamos. Cuando lo conseguimos, le pedí a Naiara Martin que subiera con ella. Ella no sabía que estaba hablado, pero subió la bandera por todas las escaleras y, al llegar arriba, abrió la puerta y en la cocina había una botella de champán. La abrieron y salieron al balcón con la bandera. Esos momentos son inmortales”.