No solo los alumnos, crecen los profesores que recurren a ChatGPT: «Me ahorra tiempo en muchas tareas»

No solo los alumnos, crecen los profesores que recurren a ChatGPT: «Me ahorra tiempo en muchas tareas»

Un creciente número de docentes utiliza la Inteligencia Artificial para ganar agilidad en la elaboración de informes y documentación, pero también para idear propuestas de aula o modificar actividades

De los nativos digitales a la generación ChatGPT: «La mayoría de alumnos lo usan»

La Inteligencia Artificial, y más concretamente ChatGPT, se ha convertido desde su irrupción en uno de los principales aliados de los estudiantes, sobre todo desde la ESO hasta la universidad. En paralelo a los debates sobre sus usos y riesgos, que divide a los profesores –los hay más optimistas y más pesimistas–, la mayoría del alumnado la da ya por hecho como una herramienta más para el desempeño de las tareas escolares. Pero no son los únicos: también crece el número de docentes que ha descubierto la utilidad de la IA para sus necesidades.

“Cada vez se está extendiendo más su uso, en mi colegio lo adoptan cada vez más docentes cuando ven que a otros nos sirve para ahorrar tiempo en muchas tareas, sobre todo las que son burocráticas”, expone Abigail Guzmán, maestra de Infantil en Sabadell. Desde el pasado curso, esta docente explica que lo ha incorporado sobre todo como asistente de redacción para documentos extensos, de programación o de evaluación, pero también para hacer tormentas de ideas a la hora de preparar o modificar actividades de aula.

Estos son de hecho algunos de las principales utilidades que les ven los docentes tanto a ChatGPT como a las demás aplicaciones de inteligencia artificial que son modelos de lenguaje, diseñados para procesar y redactar textos con apariencia de naturalidad. La mayoría lo han incorporado por su cuenta, experimentando y descartando prácticas junto a compañeros, algo habitual en el mundo docente. Aunque también es cierto que administraciones como el Ministerio de Educación cuentan con guías sobre su uso educativo publicadas ya en 2024.

Hay escuelas en las que los informes son de 6 o 7 páginas por cada uno de los 20 alumnos. A veces, cuando me bloqueo para desarrollar alguna idea por enésima vez, ChatGPT me ayuda y gano bastante tiempo

Manel
docente

Quienes han detectado también ese creciente interés, que no siempre se traduce en utilización en los centros educativos, son los profesores especializados en tecnología, así como los formadores de docentes. Es el caso de Christian Negre, profesor de la Escola Pia de Calella (Barcelona). “He tenido que decir que no a propuestas de formaciones porque no llego a todas”, dice. En sus cursos de IA para este verano, el Departamento de Educación se vio obligado a ampliar plazas tras recibir 2.700 solicitudes.

Las expectativas docentes

A lo largo del último curso, varias encuestas constataron además que el desembarco de la IA en el universo educativo no solo se reduce a la parte estudiantil, aunque al mismo tiempo reflejan el temor de los docentes a que su incorporación por parte de los alumnos entrañe más riesgos que beneficios. Según el European Teacher Survey 2025 de Sanoma Learning –empresa finlandesa que compró la editorial Santillana al grupo Prisa–, solo el 14% cree que llegará a mejorar el aprendizaje de sus pupilos en el futuro. La encuesta incluye docentes españoles y de otros países europeos.

De forma parecida, la encuesta de GAD3 para Empantallados mostraba que el 39% de los profesores intuían su impacto como positivo; el 26,5%, negativo y el resto todavía no lo sabían.

Sin embargo, al mismo tiempo, estos y otros estudios detectan el progresivo aumento de docentes, sobre todo los más jóvenes, que ven útiles las herramientas de IA, aunque con una amplia disparidad de usos e intensidades. Según el trabajo de la firma finlandesa, casi todos lo han probado alguna vez, mientras que un 30% ya lo emplea habitualmente y, de estos, un 18% cada semana o incluso con mayor frecuencia. Los usos que mencionan son sobre todo preparar materiales, modificarlos para personalizarlos o también traducir textos.

Los grandes ‘lobbies’ siempre dicen que servirán para optimizar el trabajo, pero a veces el tiempo lo acabas teniendo que invertir en otra exigencia que el sistema se ha inventado

Christian Negre
docente especializado en educación digital

Una de las principales conclusiones a las que llegan los docentes es el ahorro de tiempo en tareas de escaso valor, algo que sucede también en otros sectores profesionales. “Los docentes, y también otros profesionales, debemos redactar una gran cantidad de documentos, y ChatGPT a veces te ayuda si introduces los elementos que quieres abordar”, expone Manel, docente de Primaria en Figueres (Girona). “Evidentemente, esto no es hacer un copiar-pegar, porque después revisas el texto y lo adaptas”, añade este maestro.

Esto vale para programaciones de unidades didácticas e incluso para redactar informes de evaluación de final de trimestre o de curso. “Hay escuelas en las que los informes son de 6 o 7 páginas por cada uno de los 20 alumnos. A veces, cuando me bloqueo para desarrollar alguna idea por enésima vez, ChatGPT me ayuda y gano bastante tiempo”, dice. Aunque recuerda que lo hace sin introducir datos que identifiquen al alumno o al centro.

¿Tiempo para el alumnado?

Como contrapunto, Negre, docente especializado en educación digital, desconfía de entrada de los discursos que presentan las nuevas herramientas tecnológicas como eficaces ahorradoras de tiempo. “Los grandes lobbies siempre dicen que servirán para optimizar el trabajo, pero a la larga a veces el tiempo que sacas de una tarea lo acabas teniendo que invertir en otra exigencia que el sistema se ha inventado”, apunta. “Si ese tiempo generado te compensa con una atención real al alumnado, entonces fantástico”, dice.

Negre lleva ensayando los usos educativos de ChatGPT desde que salió en 2023, igual que ha probado otras apps de IA. Para él, utilizarlas para redactar más rápido informes, o incluso correos electrónicos a las familias, o para diseñar baterías de ejercicios, no tiene mucho sentido. Sí lo tiene, añade, buscar cómo puede aportar mayor calidad a las propuestas didácticas en el aula. “A mí me ha servido para enriquecer algunas propuestas, para hacerlas más profundas”, argumenta.

Como docente sabes cuál es la temática, los objetivos de aprendizaje y los criterios de evaluación, pero quizás te faltan ideas para una actividad, y la IA a veces te da ejemplos que te pueden ser útiles

Abigail
docente

Pone un ejemplo con sus alumnos de la Escuela Pia de Calella, en una asignatura de Comunicación Audiovisual de la ESO. “Por equipos tenían que hacer una pequeña secuencia de unos 15 segundos en la que aparecieran distintos ángulos. Yo tenía algunas pensadas, pero le pedí ayuda para mejorarlo a la IA y me planteó incorporaciones a la propuesta inicial”, dice. “Era una actividad buena y que me funcionaba, pero también era mejorable”, sostiene.

ChatGPT como motor de propuestas, o como lluvia de ideas, es otra de las ventajas que le han encontrado algunos docentes, que antes debían bucear entre blogs, webs de recursos y libros para elaborar actividades, materiales didácticos y lo que se conoce como situaciones de aprendizaje. “Como docente sabes cuál es la temática, los objetivos de aprendizaje y los criterios de evaluación, pero quizás te faltan ideas para una actividad”, detalla Abigail. “La IA te hace una lluvia de ideas de la que muchas veces no ves propuestas viables, pero a veces sí te da ejemplos que te pueden ser útiles”, afirma.

En su regreso de vacaciones para preparar un nuevo curso, el 2025/2026, todo parece indicar que el uso de la IA seguirá expandiéndose dentro y fuera de las aulas, igual que las discusiones sobre cómo afrontarlo. El desembarco en las últimas dos décadas de los ordenadores, móviles y otras herramientas digitales, que ahora vive un proceso de revisión, ofrece algunas pistas. Pero de momento los manuales de la Administración educativa ya apuntan tanto a sus ventajas como a sus potenciales peligros.