El lumbago es la incapacidad temporal más frecuente en Canarias por el estrés: prevenirlo y mejorar las condiciones laborales es clave

El lumbago es la incapacidad temporal más frecuente en Canarias por el estrés: prevenirlo y mejorar las condiciones laborales es clave

Un estudio alerta de que aumentan las bajas relacionadas con la salud mental y de que “la incidencia de la incapacidad temporal derivada de las enfermedades comunes y de los accidentes no laborales disminuiría si actuáramos contra los factores que la producen”

La carga laboral y la espera en Sanidad explican las bajas temporales en Canarias, que la patronal cuenta como absentismo

El lumbago es con diferencia la incapacidad temporal más frecuente en Canarias. La causa es fundamentalmente “el estrés, la ansiedad, las posturas inadecuadas, los movimientos repetitivos o la sobrecarga de esfuerzo”. Así se desprende del estudio Incidencia de la enfermedad común y del accidente no laboral, y costes económicos generados por la incapacidad temporal. Canarias (2018-2021) publicado recientemente y en el que se recuerda que “el grupo ocupacional de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores, es el más afectado”.

Los autores de esta investigación, Óscar González Morera, Luis M. Bello Luján y Patricia Barber Pérez, destacan entre sus conclusiones que “la tasa de incidencia de la incapacidad temporal ha sufrido un aumento progresivo entre los años 2018 y 2021, que nos sugiere un empeoramiento de la situación de la Salud Laboral en Canarias, influida por la pandemia de la COVID-19 con el aumento de casos relativos al virus, y la disminución de otros diagnósticos debido a las medidas de confinamiento”.

El lumbago copó tanto en 2018 como en 2019 el mayor número de incapacidades temporales (12.487 y 14.738 casos respectivamente) y en 2020 y 2021 aunque los casos de COVID-19 lideraron esas bajas temporales, el lumbago siguió ocupando los primeros puestos con 10.176 casos de IT en 2020 y 12.781 solo por detrás del COVID-19, que en esos años debido a las medidas restrictivas de confinamiento para atajar los contagios por la pandemia se dispararon las bajas por esta enfermedad.

“La lumbalgia sigue destacando como primera enfermedad o proceso crónico, sobre todo a partir de los 55 años, pero yo incluso diría que un poco antes. Y realmente no tiene que ver exclusivamente con tomar un peso determinado, sino que tiene que ver con la repetición de los ejercicios. Por ejemplo, las camareras de piso de los hoteles. Pero es que además, esa lumbalgia aparece también por la contractura muscular, por el estrés que el trabajador vive”, resume Luis M. Bello a esta redacción. Los autores creen que al estrés del trabajo se le suma el estrés de vivir.

Los problemas de salud mental han entrado en esta tabla en los últimos años. Si en 2018, la segunda causa de incapacidad temporal era la gripe (9.684) y la décima el “estado de ansiedad no especificado” (3.173); en 2021, el estado de ansiedad se ha incrementado una frecuencia de 9.116 casos.

“La duración media de la incapacidad temporal oscila entre los 32,9 días del año 2020 y 52 días del año 2018. A partir del 2018, disminuye año tras año, excepto en 2021 que aumenta a 33,9 días”, destaca el estudio, que añade que “durante el período de estudio se ha reducido significativamente la duración media de las bajas, si bien las mujeres se mantienen algo más en esa situación”.

Además, “el grupo de edad que ocasiona el mayor gasto por incapacidad temporal en cada año del cuatrienio estudiado es el de 46 a 55 años, y el que ocupa el segundo lugar es el de 36 a 45 años en cada año del conjunto estudiado, excepto en el 2021, que lo representa el grupo de edad entre 56 y más años”.

En cuanto a la distribución territorial, el área de Salud de Gran Canaria mantiene durante todo el periodo estudiado la proporción más alta de casos. Entre el 43% y el 45%. En segundo lugar, se encuentra la isla de Tenerife, con una proporción entre el 36% y el 41%. Y, en tercer lugar, con proporciones entre el 7% y el 9% se encuentra Lanzarote.

El estudio indica que “los costes por incapacidad temporal en enfermedad común y accidente no laboral en Canarias durante el cuatrienio 2018-2021 oscilaron entre los 568 millones de euros en 2018, 663 millones en 2019, 412 millones en 2020 y 589 millones en 2021. La suma total de este gasto asciende a una cifra superior a los 2 ́2 mil millones de euros”. No obstante, añade que en 2020, año de la pandemia, a pesar de los numerosos casos de COVID, las políticas de confinamiento para evitar los contagios, incluidos el teletrabajo, redujeron las bajas por incapacidad y, por tanto, los costes imputables a este concepto.

“La pandemia de COVID-19 ha tenido un efecto notable en la incapacidad temporal, tanto en el aumento de casos relacionados con el virus como en la reducción de otras bajas debido a las medidas de confinamiento”, incide el informe.

Cómo afrontar esta realidad y prevenir

En el estudio, se determina que “la incidencia de la incapacidad temporal derivada de las enfermedades comunes y de los accidentes no laborales disminuiría si actuáramos contra los factores que la producen” y en este sentido, los autores hablan de la promoción de la salud, también en el ámbito laboral, la prevención de la enfermedad, las actuaciones tempranas en la asistencia sanitaria o la rehabilitación pacientes, así como la correcta organización de los servicios de salud para conseguir entre otros objetivos, la disminución de las listas de espera quirúrgicas, consultas externas o las de exploraciones complementarias, son todas ellas actuaciones que conducirían a la disminución de este tipo de inasistencia al trabajo“.

Pero además creen que “hay que contar con un control adecuado de su gestión, y por último es de suma importancia la responsabilidad personal de la ciudadanía que depende de otros factores económicos, sociales y culturales”.

“Es recomendable que los médicos de familia realicen una valoración integral y personalizada de los pacientes, teniendo en cuenta no sólo los aspectos médicos, sino también los factores psicosociales y laborales que puedan estar influyendo en la aparición de una incapacidad temporal. Además, deben fomentar la comunicación con los empresarios para impulsar medidas preventivas y adaptar las condiciones laborales, favoreciendo un enfoque multidisciplinario en la gestión de la incapacidad temporal”, subrayan.

El estudio apunta que “en Canarias, más de cien mil trabajadores trabajan en el sector de la hostelería y que la lumbalgia constituye la primera causa de ausencia al trabajo durante el cuatrienio estudiado, que la misma, está influida especialmente por factores como el estrés y la ansiedad, las posturas inadecuadas, los movimientos repetitivos o la sobrecarga de esfuerzo”.

Por tanto, los autores ven clave poner en marcha programas para las empresas que incluyan medidas como “la organización de talleres de ergonomía, evaluación y rediseño de los espacios de trabajo, actividad física programada, alimentación saludable en el lugar de trabajo, pausas activas durante la jornada laboral con el fin de reducir el estrés y la fatiga y apoyo psicológico para mejorar la ansiedad”. Con ello creen que “podríamos evaluar con métodos sencillos, los efectos que se producirían en la mejora del estado de salud, y en consecuencia, sobre las tasas de incapacidad temporal por enfermedad”.

Un enfoque de género

Los autores Óscar González Morera y Luis M. Bello señalan a esta redacción que es importante aplicar la perspectiva de género en este estudio, ya que el estudio refleja que “el número de mujeres que han podido acceder al trabajo durante el cuatrienio estudiado ha aumentado de tal forma que la diferencia con respecto a los hombres es de solo tres puntos, sin embargo, la proporción de mujeres que han presentado una incapacidad temporal no ha disminuido, sospechando que los factores de orden social como las cargas domésticas y familiares, ya puestas de manifiesto por otros autores, continúan estando presentes”.

González Morare y Luis M Bello recalcan que las mujeres siguen sosteniendo los cuidados, que son las que además de ocupar sus puestos de trabajo son las que se encargan mayoritariamente de los cuidados tanto de los menores como de las personas mayores. “Las mujeres todavía siguen atendiendo más estas cargas familiares”, insisten. En ello inciden la falta de políticas de conciliación, añaden.

“Constatamos cómo la mujer presenta la baja en edades más tardías en relación con el hombre en casi todo el periodo de estudio (2018-2021), hecho en el que podría estar influyendo el retraso en su incorporación al mercado laboral, el aumento de la edad del embarazo o la mayor atención en esas edades a las cargas familiares”, resalta el estudio.

Los autores concluyen en que es clave insistir en la prevención y en el refuerzo de la Atención Primaria en este sentido. También valoran que se haya puesto en marcha desde Sanidad un sistema para prescribir actividad física, aunque creen que habría que seguir ampliándolo.