Soledad y juventud: «Sentirse solo es uno de los problemas de la emigración»

Soledad y juventud: «Sentirse solo es uno de los problemas de la emigración»

Andrés tuvo que abandonar Colombia. La falta de documentación le impedía continuar con sus estudios y trabajar, circunstancias que en numerosas ocasiones encubren una soledad no deseada

El programa de detección de la soledad no deseada a través de las farmacias se extiende a los pueblos

Andrés tiene 23 años y desde hace cuatro vive en España. Tuvo que abandonar Colombia y su primer destino fue Andalucía. “Me mudé de Jerez a La Rioja porque mi madre ya estaba establecida en Logroño”. Y el choque confiesa fue “tremendo”. Y es que, aunque en Jerez tampoco tenía la documentación en regla ni permiso de trabajo “podía trabajar, sobrevivir y pagar mis gastos”. En La Rioja no. “En Logroño, los pocos trabajos que hay en negro están reservados a las mujeres, son trabajos relacionados con los cuidados de niños, personas mayores…”. Andrés estuvo mucho demasiado tiempo sin trabajar, “mucho tiempo parado”. Fue la puerta de entrada a la depresión porque “siempre me ha gustado estar activo y tener dinero con el que mantenerme”.

En Colombia, Andrés estudiaba Ciencias Sociales, pero al llegar a España tuvo que abandonar su formación. “Si no tienes la documentación en regla, tampoco puedes estudiar”. Hasta que conoció los programas de Cruz Roja en La Rioja. Su madre es la responsable de que Andrés llamara a la puerta de la entidad social porque ella quería que su hijo continuara formándose “y en Cruz Roja La Rioja sí que puedes acceder a ciertos cursos de formación con el pasaporte”.

Estamos empezando a ver que muchos chicas y chicos llegan a Cruz Roja en busca de un empleo, pero también nos dicen que quieren salir de casa, se está empezando a poner este problema encima de la mesa

Andrea Salguero
Trabajadora Social en Cruz Roja La Rioja

Andrea Salguero es trabajadora social en el Proyecto Acompaña de Cruz Roja, un programa al que llegan muchos jóvenes como Andrés. “Estamos empezando a ver que muchas chicas y chicos llegan a Cruz Roja en busca de un empleo, pero también nos dicen que quieren salir de casa, se está empezando a poner este problema encima de la mesa”. En Cruz Roja La Rioja conciben la soledad no deseada como un “problema transversal” que abordan desde el programa de acompañamiento a jóvenes “y también desde cualquier otra área y edad”.

200 personas al año

El programa en el que trabaja Salguero atiende a unos 200 jóvenes año con perfiles muy heterogéneos, pero advierte de que “la evolución está aumentado dada la casuística de la realidad que vivimos y a todos ellos intentamos ofrecer una atención individualizada y de calidad”. Y aunque habla de perfil heterogéneo, la trabajadora social de Cruz Roja en La Rioja sí ha detectado que la falta de oportunidades para emanciparse puede ser un denominador común. Y es que, muchos jóvenes como Andrés que acuden a Cruz Roja La Rioja en sus primeras entrevistas ya exponen que “además de buscar empleo y formación quieren conocer a otros chicos y chicas”. Y ese “conocer a chicos y chicas esconde una soledad no deseada”, advierte.

Es el punto de partida del programa de acompañamiento de jóvenes que cuenta con un trabajo social individual y grupal. “Cada uno de los técnicos y técnicas tenemos un grupo de jóvenes a nuestro cargo y nuestro objetivo es crear un vínculo de confianza, nos convertimos en una figura de referencia para estos jóvenes con los que trabajamos un proyecto individualizado con el que abordamos diferentes áreas como empleo, formación, salud física y emocional, asuntos jurídicos, relacionados con la vivienda… Trabajamos con ellos unos pilares de la emancipación y tratamos de que sean estables y duraderos”.

Tratamos de organizar actividades en las que se fomente un ocio saludable y entretenido para favorecer la relación de estos jóvenes de diferentes o realidades compartidas

Andrea Salguero
Trabajadora Social en Cruz Roja La Rioja

Y además, también se le da importancia al trabajo grupal. “Tratamos de organizar actividades en las que se fomente un ocio saludable y entretenido para favorecer la relación de estos jóvenes de diferentes o realidades compartidas y que puedan adquirir nuevas competencias sociales y laborales o potenciar las que ya tienen, intentamos que sean los protagonistas de estas actividades para fomentar la participación y el empoderamiento”. Ahora mismo, cuenta Salguero, “tenemos una huerta ecológica en la que además de impulsar una alimentación consciente, saludable y de temporada estamos ofreciendo a estos jóvenes un espacio más agradable para fomentar vínculos y conversaciones mientras trabajas en un huerto”.

Uno de los problemas de emigrar es eso, la soledad, la frustración de no poder hacer muchas cosas por no tener la documentación, ansiedades… y Cruz Roja La Rioja fue un alivio para mí

Andrés
Participante en el Proyecto Acompaña de Cruz Roja en La Rioja

La llegada de Andrés a Cruz Roja La Rioja fue “un alivio porque se ha encontrado con personas en su misma situación. ”He conocido a gente de prácticamente todo el mundo: Nigeria, Guinea Ecuatorial, Argentina, Brasil, Ecuador… y todos en la misma situación. Personas como yo que por distintos motivos hemos tenido que emigrar y a los que Cruz Roja La Rioja nos ha tendido la mano mientras se solucionaba el problema de la documentación“. Un apoyo importante que le han ayudado a no sentirse solo porque ”uno de los problemas de emigrar es eso, la soledad, la frustración de no poder hacer muchas cosas por no tener la documentación, ansiedades… y Cruz Roja La Rioja fue un alivio para mí“.

Cruz Roja es esa mano amiga que te ayuda sin esperar nada a cambio, algo muy importante en estos tiempos

Andrés
Participante en el Proyecto Acompaña de Cruz Roja

Con el tiempo reconoce que muchas de esas personas que conoció en Cruz Roja La Rioja ya son amigos. Pero de su paso por la entidad se lleva algo más. Realizó un curso de hostelería y ya lleva algo más de un año y medio trabajando de cocinero en un restaurante. “Siempre me ha gustado la cocina y tras realizar el curso básico de camarero hice las prácticas en La Trompeta de Plata de Logroño”. Allí la propietaria del establecimiento le permitió cierto contacto con la cocina. “Trabajé de camarero y también hice algo en cocina porque yo quería aprender los dos mundos”. Las prácticas se acabaron y la dueña del establecimiento lo quiso contratar, pero no fue posible. “Todavía no tenía la documentación en regla y me frustré mucho”. Con el tiempo, Andrés valora enormemente esa formación y esas prácticas. “Me sirvieron para mucho porque estoy trabajando en un restaurante de cocinero en el que voy a cumplir dos años”. Y por eso anima a la juventud que estén en su misma situación que acuda a Cruz Roja La Rioja a la que describe como “una mano amiga que te ayuda sin esperar nada a cambio, algo muy importante en estos tiempos”.