La maniobra política de Ryanair en Galicia: usar la hostilidad de la Xunta contra el Gobierno para hacer negocio

La maniobra política de Ryanair en Galicia: usar la hostilidad de la Xunta contra el Gobierno para hacer negocio

Tras el anuncio de la compañía aérea de suprimir un millón de plazas anuales en la comunidad escudándose en la subida de tasas, el ejecutivo autonómico acusa a Aena de marginar los pequeños y medianos aeropuertos

Ryanair cierra la base de Santiago, cancela vuelos a Vigo y Tenerife y los reduce en Asturias, Santander y Zaragoza

En su guerra abierta contra Aena —eso que la gestora de los aeropuertos españoles considera un “chantaje”—, Ryanair eligió con cuidado los puntos sensibles en los que golpear. Uno de ellos es Galicia, donde no ha tardado en encontrar un aliado en una Xunta avisada de antemano. El gobierno autonómico insiste en señalar como responsable de la decision de la compañía de bajo coste —cierre de la base de Santiago y fin de los vuelos en Vigo— a una empresa pública que, dice, margina a las terminales pequeñas y medianas, como las tres que operan en la comunidad en apenas 150 kilómetros. Mientras, un poco más al sur, Ryanair reúne a sus tropas en el Sá Carneiro de Oporto. Convertida de facto desde hace años en el primer aeropuerto de Galicia, la segunda ciudad de Portugal sólo tiene que sentarse a esperar la llegada de esos viajeros del norte que se están quedando sin alternativas.

El consejero delegado de Ryanair, Eddie Wilson, estimó en 200 millones de dólares la pérdida de inversión que supondrá para Galicia el cierre de su base en el Rosalía de Castro-Lavacolla, desde donde operaban dos aviones (tres hasta el verano). La plantilla no sabe todavía cuál será su destino después de este anuncio. Supondrá el adiós a las rutas de Madrid, Málaga, Alicante, Gran Canaria, Palma de Mallorca y Zaragoza y recortes con Tenerife, Valencia, Lanzarote y Londres. Sólo las conexiones con Sevilla permanecerán sin cambios. Con el cierre de la base compostelana el próximo mes de octubre y el fin de los vuelos desde Vigo a Londres y Barcelona en enero, Galicia perderá más de un millón de plazas al año, según explicaba el propio Wilson a La Voz de Galicia, el periódico de referencia de la Xunta, casi al mismo tiempo en que ofrecía su rueda de prensa.

A la Xunta, el anuncio no la había cogido por sorpresa. “Nos trasladaron su decisión”, respondió a elDiario.es un portavoz del gobierno gallego, que negó cualquier posibilidad de diálogo o negociación con la compañía porque “las competencias son del Estado”. En esa misma línea se manifestó de forma reiterada el conselleiro de Presidencia. Con Alfonso Rueda en Cantabria, fue Diego Calvo el encargado de cargar… contra Aena. Calvo criticó duramente el “trato” que la empresa dispensa a los aeropuertos pequeños y medianos, entre los que están los tres de la comunidad y dejaba entrever la creación de un frente autonómico para modificar esta política: “Le vamos a pedir que la cambie, en concreto a los gallegos, y el resto de comunidades harán cosas similares por lo que tenemos entendido”.

“Aena es una empresa pública y debería tener entre sus principales objetivos ahondar en el reeequilibrio territorial en toda España y apostar por los aeropuertos medianos y pequeños y no por los grandes que ya funcionan solos”. En lugar de eso, aseguró, “está centrada en conseguir más beneficios, que el año pasado fueron más de 1.900 millones de euros”.

Calvo anunció que la Xunta reclamara una reunión “urgente” del comité de coordinación aeroportuaria de Galicia, un órgano presidido por Aena y en el que están representados el gobierno gallego y los ayuntamientos de las tres ciudades con aeropuerto: A Coruña —donde no opera Ryanair— y Vigo, gobernadas por el PSOE y Santiago, con alcaldesa del BNG.

La baza del turismo

Para la portavoz del gobierno local compostelano, Miriam Louzao, el golpe de Ryanair volvía a demostrar “la necesidad que tenemos de un plan estratégico para los aeropuertos gallegos”. La nacionalista dejó clara su intención de sentarse en el comité para diseñar “una política aeroportuaria de país, coordinada y sin visiones localistas”

Louzao atribuye lo sucedido a un “conflicto” entre dos grandes empresas —Ryanair y Aena— “inmersas en una batalla por las tasas aéreas”. La también responsable de Turismo recordó que el incremento de esas tasas anunciado para 2026, el detonante de la actuación de Ryanair— “va en contra del desarrollo de los aeropuertos pequeños y medianos”, antes de señalar, también ella, los millonarios beneficios de la gestora de los aeropuertos durante 2024.

Ése es el argumento que la compañía aérea se está encargando de cebar. “Es una situación catastrófica para Galicia, pero al Gobierno y a Aena solo les importan los grandes aeropuertos”, aseguraba Wilson en la misma entrevista, donde jugaba con fuerza la baza del turismo: “Invitamos a Maurici [Lucena, presidente y consejero delegado de Aena] a hablar con los hoteleros, por ejemplo, de Galicia, a explicarles entonces quién chantajea a quién”.

Ese es uno de los asuntos que más preocupan en una ciudad turística como Santiago, donde llueve sobre mojado. “Tenemos que ver cómo evoluciona la demanda pero, hasta el momento, estamos en el mismo nivel de estancias pese a que Ryanair ya hizo una reducción importante en la oferta de plazas en la temporada de verano”, relataba Louzao.

Y tan importante, porque ésta no será la primera vez que Galicia salga especialmente malparada cuando Ryanair decide sacar la tijera. En enero anunciaron un plan de ajuste para el verano que redujo en 800.000 las plazas en todo el Estado. De ellas, la mitad cayeron en la comunidad gallega. Fue entonces cuando Santiago pasó de tener tres a dos aviones en su base, lo que supuso la pérdida de 360.000 asientos, un diez por ciento de los usuarios anuales de Rosalía de Castro-Lavacolla en 2024. A estas se sumaban las 40.000 de Vigo. Peinador sólo se quedaba sin una ruta, pero eso suponía el 60% de la operativa de la compañía en la terminal.

“Ryanair no es gente seria”

En el punto opuesto se instala el alcalde socialista de Vigo. “Nosotros ya no teníamos ninguna intención de renovar este contrato con Ryanair”, aseguró Abel Caballero. “No es gente seria y no cumple. Se van y nosotros consideramos que una empresa así no puede tener ningún contrato con el Concello de Vigo”.

La guerra entre el gobierno olívico y la compañía viene de lejos. Vigo firmó un contrato con Ryanair para la promoción de la ciudad en sus vuelos a Londres, un contrato “severa y seriamente incumplido”, en opinión del regidor. El Concello sancionó a la operadora primero con 17.414 euros y, poco después, con una segunda multa de 50.000 que “le exigimos y le vamos a seguir exigiendo que pague”.

La espantada de Ryanair permitió a Caballero recuperar una vieja denuncia: que la Xunta promociona el aeropuerto de Santiago en “competencia desleal” con el de Vigo. “Acabamos de tener la prueba: la empresa le quita el contrato y se van”.

Caballero no había hablado todavía cuando compareció Calvo, pero al conselleiro de Presidencia ya le preguntaron por qué la Xunta no movía ficha pero sí se colocaba en la foto con Ryanair cada vez que se presentaba un nuevo destino o se batía algún récord. “Lo que hace la Xunta es promoción turística en origen, pero la navegación portuaria es competencia del Estado y por eso les pedimos que la tomen en serio” y no traslade ese “trabajo” a la comunidad autónoma y los ayuntamientos con aeropuerto.

Mientras Ryanair marca el paso en Galicia, a 150 kilómetros al sur de Vigo —unos 120 desde la frontera— se hace fuerte en Oporto. En La Voz, Wilson sacaba pecho con sus trece aviones y 6,5 millones de pasajeros al año en una terminal, la del Sá Carneiro, que en 2024 se quedó a las puertas de los 16 millones, buena parte de ellos procedentes de Galicia, a los que se dirige con campañas publicitarias específicas. En ese mismo período, los tres aeropuertos gallegos no llegaron a los seis. Y, entonces, la compañía aérea aún no había sacado la tijera.