Una técnica que repara sin abrir: la cirugía que facilita el tratamiento de rodilla y hombro

Una técnica que repara sin abrir: la cirugía que facilita el tratamiento de rodilla y hombro

La artroscopia es una técnica mínimamente invasiva especialmente eficaz en lesiones de rodilla y hombro

Huesos, cartílagos, músculos, ligamentos o tendones pueden resultar dañados como consecuencia de lesiones o enfermedades. En la mayoría de los casos, una exploración física y estudios de imagen permiten diagnosticar la afección. Sin embargo, en ciertos casos puede ser necesario realizar un estudio de imagen adicional.

La artroscopia permite la visualización directa del interior de una articulación y, por tanto, ayuda a confirmar o descartar diagnósticos que generan duda y que no pueden solucionarse con otras técnicas de diagnóstico por imagen. Pero el verdadero avance ha sido poder reparar o reconstruir las estructuras dañadas con pequeñas incisiones.

¿Qué es la cirugía artroscópica?

La cirugía artroscópica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite visualizar las distintas articulaciones con un atroscopio, un tubo delgado con una cámara y luz en su extremo, y reparar así las estructuras dañadas con la introducción de instrumental específica mediante pequeñas incisiones que suele medir menos de diez milímetros.

La cámara muestra la imagen de la articulación, lo que permite ver, por ejemplo, toda la rodilla: el cartílago, los ligamentos y la zona debajo de la rótula. Así, el cirujano puede valorar la gravedad o el tipo de lesión y, si es necesario, reparar el problema.

“Con esta técnica tratamos patologías complejas sin necesidad de abrir completamente la articulación, lo que reduce el dolor, agiliza la recuperación y permite una reincorporación más temprana a la vida activa”, reconoce la Doctora Natalia Ruiz Micó, jefa del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario General de Villalba, centro que realiza más de 500 intervenciones artroscópicas al año, consolidando así su experiencia en este tipo de cirugía mínimamente invasiva.

Si bien se trata de una técnica que lleva ya muchos años de andadura, la mejora constante de los instrumentos y la experiencia acumulada han hecho que actualmente sea aún más vigente y eficaz que nunca. “Hoy podemos solucionar lesiones que antes requerían cirugías abiertas mucho más agresivas”, afirma la jefa del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del hospital. Y, además, no tiene una edad límite: “adaptamos la técnica al perfil clínico del paciente para obtener el mejor resultado posible”, afirma la especialista.

Artroscopia para lesiones articulares

La cirugía artroscópica se puede realizar en cualquier articulación, pero se emplea sobre todo para tratar lesiones articulares que afectan a la rodilla, la cadera, la muñeca, el pie, el tobillo, el codo y el hombro. Una de las particularidades de esta técnica es que permite obtener una visión detallada de estructuras que, mediante una cirugía abierta, sería difícil de conseguir. Como admite la Doctora Ruiz Micó, “permite una más rápida recuperación al no tener que cicatrizar todas las partes blandas que rodean la zona y, además, posibilita una exploración más minuciosa”.


Sesión de rehabilitación tras una lesión de rodilla

Es especialmente ventajosa en el caso de lesiones como roturas meniscales de rodilla, del ligamento cruzado anterior, roturas del manguito rotador o las luxaciones recurrentes, patología que pueden afectar tanto a deportistas como a personas mayores o activas, que la artroscopia puede resolver con “excelentes resultados funcionales”, reconoce la Doctora Ruiz Micó.

Pero también es especialmente valiosa en las revisiones de roturas ligamentosas ya operadas, la reparación de raíces meniscales o las inestabilidades de hombro que necesitan aporte óseo mediante técnica de Latarjet y las transferencias tendinosas para roturas irreparables del manguito rotador.


Dolor de hombro durante un entrenamiento

Con la artroscospia es posible desplazarse por toda la articulación, lo que permite acceder a estructuras que estarían fuera del alcance con un abordaje tradicional, tanto para el diagnóstico como para su tratamiento.

Recuperación rápida tras la artroscopia

Si hay algo que este procedimiento mínimamente invasivo ha facilitado ha sido la recuperación. El daño tisular es mínimo, y estos pocos milímetros de pequeñas incisiones suponen menos trauma para los músculos y el tejido blando, lo que ayuda a reducir el dolor y la inflamación. Además, se trata de un tratamiento de precisión, que ofrece imágenes en tiempo real durante el cual los cirujanos pueden reparar desgarros o recortar cartílago dañado con una elevada precisión, sin que se vea comprometido el tejido sano.

Gracias a una menor hinchazón y rigidez en las articulaciones, la rehabilitación puede empezar antes, lo que permite recuperar la fuerza y el rango de movimiento más pronto.

“Aunque el tiempo de recuperación varía según la lesión, en general los pacientes intervenidos por artroscopia se recuperan antes, con menos complicaciones y mayor satisfacción que con otros procedimientos más invasivos”, reconoce la especialista. En el caso del hospital villalbino, “el plan postoperatorio se establece desde el mismo día de la intervención, el paciente sale del hospital con todas las citas programadas tanto con Cirugía Ortopédica y Traumatología como con Rehabilitación, lo que posibilita una recuperación estructurada y segura”, matiza la Doctora Ruiz Micó.