¿Quién utiliza el comedor escolar? Melilla es el lugar con más pobreza y menos uso; en la rica Euskadi llegan al 80%

¿Quién utiliza el comedor escolar? Melilla es el lugar con más pobreza y menos uso; en la rica Euskadi llegan al 80%

Más de la mitad de los menores en riesgo de pobreza no cuenta con ninguna ayuda para comer en su centro; la ONG Educo calcula que el coste de ofrecer un servicio universal y gratuito sería de 6.196 millones de euros, menos del 10% del gasto total en Educación

Un millón de niños y niñas se quedan sin beca de comedor: “Si me tengo que gastar 120 euros no llego a final de mes”

Más de un 1,3 millones de niños que viven en situación de pobreza en España no reciben ayuda alguna para el comedor escolar. Son más que los que sí tienen beca (980.000 menores) y la estadística sigue sin cuadrarle a la ONG Educo. “El 34,6% de la infancia y adolescencia en España está en riesgo de pobreza y exclusión social, pero solo el 15,13% del alumnado ha recibido una beca o ayuda al comedor escolar”, se lee en el informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, en el que la organización evalúa cada año la situación de los comedores escolares. Un espacio, recuerdan los especialistas, donde se hace mucho más que comer.

“Hay una brecha importante entre quienes querrían ir y quienes van”, valora la ONG, “una brecha por falta de plazas y por falta de becas. El 48,9% de los niños y niñas de primaria y el 3% de adolescentes de la ESO en los centros públicos disfrutan del comedor y el mediodía escolar. Los datos de asistencia crecen lentamente”, admite Educo, “pero no responden a los deseos y necesidades de la infancia y las familias”. Al menos no a los de ese millón largo de menores de familias en situación de pobreza sin ayuda alguna.

Además, la realidad es muy diferente según el territorio, destaca Educo. La media de asistencia a los comedores que recuerda la ONG –48,9% en primaria, en Secundaria son residuales– oculta grandes diferencias regionales, tal y como se ve en el siguiente gráfico, con picos superiores al 80% en la Comunitat Valenciana o Euskadi y prácticamente la nada en Melilla (4%) o Ceuta (14%), los únicos dos territorios que gestiona el Ministerio de Educación y dos de las zonas más pobres de España.

La ONG admite que en los últimos años la situación ha mejorado, con subidas de la cobertura en todas las comunidades autónomas. Pero sigue siendo insuficiente, valoran, sobre todo si tiene en cuenta que utilizar el comedor escolar va mucho más allá de hacer una comida. “Poder ir al comedor escolar y quedarse al mediodía en la escuela, entre las clases de la mañana y las de la tarde, forma parte del derecho a la educación de la infancia”, asegura su presidenta, Pilar Orenes. “No solo porque una buena alimentación garantiza un mejor rendimiento escolar sino también porque durante este tiempo los niños y niñas aprenden hábitos nutricionales, se relacionan con sus compañeros y compañeras de clase de otro modo, gestionan los conflictos que puedan surgir y aprenden a disfrutar de ese tiempo libre”.

Por eso, la experta pide que las becas y ayudas cubran el total del coste del comedor, ya que la mayoría de las que se conceden son parciales (cubren el 80%, el 60% o el 40% del precio del comedor) y las familias tienen que asumir el resto del coste. Un gasto, que puede rondar los cien euros al mes, que en ocasiones supera sus posibilidades económicas. “Muchas familias que viven en contextos económicos complicados no pueden pagar la diferencia y sus hijos e hijas solo se quedan en el comedor algunos días, poniendo en riesgo esa comida completa al día, entre otros beneficios porque el espacio mediodía no solo alimenta, sino que también educa, cuida, protege y enseña a convivir”, sostiene la directora de la ONG.

Lo resume con una frase Donald Bundy, del Consorcio Mundial de Investigación sobre Salud Escolar y Nutrición y uno de los principales expertos mundiales en la materia: “Si tenemos a un niño o niña que está malnutrido y no presta atención o se duerme, no importa lo buenos que sean tus libros de texto, no vas a conseguir un buen resultado educativo”. Bundy explicaba en una entrevista con elDiario.es que asegurar una comida diaria a todos los escolares no es tan caro como podría parecer.

Educo recogió el guante y ha calculado que ofrecer un servicio de comedor escolar universal y gratuito le costaría al estado 6.196 millones de euros al año. La cantidad representa menos del 10% del gasto educativo total y un 0,39% del PIB. “Puede parecer una cifra alta, pero es cuestión de voluntad política poder conseguirlo. España invierte poco en educación pública (el 4,2% del PIB) y aunque sumáramos ese 0,39% del coste del comedor, seguiríamos estando por debajo de la media europea (que es del 4,7%) y muy lejos de países como Suecia (7,2%) o Finlandia (6,3%)”, valora Orenes.

Para muchas familias supondría un empujón invaluable. Rocío Tonato va a sufrir este año el paso de su hija a Secundaria, donde los comedores escolares desaparecen de facto. Solo el 19% de los centros tiene uno, según Educo. Entre eso y que la jornada escolar es continua a esa edad (acaba al mediodía), apenas un 3% de los estudiantes de la ESO come en el instituto. La hija de Tonato no será uno de ellos y su madre tendrá que hacer un esfuerzo mayúsculo. “[Mi hija] ha dejado de recibir la comida a una hora determinada y se ha acabado la variedad de alimentación. También es un esfuerzo económico, ahora gasto unos 200 euros más al mes. Es que no llego. Ni yo ni tantas familias”, cuenta.