Estos cinco pueblos bonitos de Castilla-La Mancha son fascinantes y perfectos para una escapada de septiembre

Estos cinco pueblos bonitos de Castilla-La Mancha son fascinantes y perfectos para una escapada de septiembre

Castilla-La Mancha se convierte en esta época en el destino perfecto: esta región de interior es un mosaico de pueblos llenos de historia, arquitectura y paisajes naturales sorprendentes

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Ha comenzado septiembre y durante este mes, en el que nos sumergimos en el otoño a partir del día 22, las apetencias viajeras cambian y nos llevan a desear visitar lugares tranquilos, escondidos entre las montañas o situados en plena serranía, pequeños pueblos con patrimonio y rodeados de naturaleza.

No queda más remedio que aclimatarse a la nueva rutina, sin perder del todo la desconexión propia del verano. Castilla-La Mancha se convierte así en el destino perfecto: esta región de interior es un mosaico de pueblos llenos de historia, arquitectura y paisajes naturales sorprendentes.

Es el caso de estos cinco municipios de Castilla-La Mancha, reconocidos por la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, y que invitan al viajero a perderse en sus calles, al tiempo que en sus alrededores: Almagro, Alcalá del Júcar, Atienza, Letur y Pastrana.

Almagro (Ciudad Real)

Almagro, en pleno Campo de Calatrava (Ciudad Real), es un destino imprescindible para los viajeros que buscan historia, arte y gastronomía con sabor manchego. Su Plaza Mayor, reconocida por sus galerías verdes acristaladas, es el corazón de la villa. Desde allí se accede al Corral de Comedias, perfectamente conservado desde el siglo XVII y, además, un escenario vivo donde cada verano se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico.


Corral de Comedias

La ciudad ofrece mucho más: conventos, palacios renacentistas y museos que narran la historia de un lugar que fue centro económico y cultural gracias a la Orden de Calatrava. Algunas de estas joyas son el Museo Nacional del Teatro, el Convento de la Encarnación o el Palacio de los Fúcares, antigua sede de banqueros alemanes en el siglo XVI. Al pasear por sus calles empedradas se van revelando casonas solariegas y plazas pequeñas llenas de encanto.

Entre los platos típicos destacan el pisto manchego, las migas y, sobre todo, las famosas berenjenas de Almagro. Por otro lado, dormir en un parador histórico o en una casa rural del casco antiguo permite vivir la ciudad con calma. Almagro es, en definitiva, un viaje al Siglo de Oro.

Alcalá del Júcar (Albacete)

En la provincia de Albacete, enclavado en un profundo cañón excavado por el río Júcar, se encuentra Alcalá del Júcar, uno de los pueblos más pintorescos de Castilla-La Mancha. Su silueta escalonada de casas blancas, coronada por un castillo almohade del siglo XII, parece colgada de la montaña y regala una de las estampas más bellas de la región.


Alcalá del Júcar

El casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, invita a perderse por calles empinadas y túneles que comunican viviendas excavadas en la roca. Varias de ellas pueden visitarse, como las Cuevas del Diablo o las Cuevas de Masagó, que además albergan bares donde disfrutar de una copa con vistas impresionantes al cañón.

El puente romano, sobre el río, es otra parada obligatoria antes de subir al castillo y contemplar la panorámica. Los amantes de la naturaleza encontrarán en los alrededores rutas de senderismo, piragüismo en las aguas del Júcar.

Atienza (Guadalajara)

En la sierra norte de Guadalajara, entre montañas y sabinas centenarias, se alza Atienza, un pueblo medieval que conserva intacto su aire histórico. Su silueta está dominada por el castillo roquero, una fortaleza de origen árabe reconstruida en época cristiana, desde cuya torre se obtienen vistas panorámicas de la comarca.


Atienza, en la provincia castellanomanchega de Guadalajara

El casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un laberinto de calles empedradas que conducen a plazas llenas de encanto, como la Plaza del Trigo, escenario de ferias medievales y celebraciones populares. Entre sus monumentos destacan la iglesia de San Juan del Mercado, la iglesia románica de Santa María del Rey y el Museo de la Trinidad, que guarda piezas de arte sacro de gran valor.

La visita a Atienza no está completa sin probar su gastronomía serrana. El cabrito asado, las sopas castellanas y los torreznos son platos imprescindibles. Para el postre, no faltan las rosquillas caseras.

Además, los alrededores ofrecen rutas de senderismo entre parameras y valles solitarios.

Letur (Albacete)

En la Sierra del Segura, al suroeste de Albacete, se encuentra Letur, un pueblo de origen árabe que conserva todo el encanto de su trazado medieval. Sus casas blancas encaramadas a la roca, las calles estrechas y empinadas y los restos de murallas transportan al viajero a otra época. El casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, sorprende por sus arcos, adarves y miradores que regalan vistas a un entorno natural de gran belleza.

Uno de los rincones más pintorescos son las pilas de agua cristalina que recorren el pueblo, herencia de su pasado andalusí, donde todavía hoy corre el agua de manantial. La Iglesia de la Asunción, del siglo XVI, y la ermita de San Sebastián son paradas imprescindibles en la visita cultural.

La naturaleza es protagonista en los alrededores: senderos hacia la Cascada de Letur, rutas por barrancos y pozas, y actividades como barranquismo o rutas a caballo hacen de este destino un lugar perfecto para los amantes del turismo activo.


Letur, en la provincia castellanomanchega de Albacete

Es imposible abandonar Letur sin haber probado el atascaburras, las gachas manchegas y la caldereta de cordero.

Pastrana (Guadalajara)

En la Alcarria de Guadalajara, rodeada de olivares y colinas, se alza Pastrana, una villa ducal con un legado histórico que la convierte en uno de los pueblos más bellos de Castilla-La Mancha. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, conserva el trazado medieval y la impronta renacentista de los Mendoza.

El emblema de la localidad es el Palacio Ducal, donde vivió recluida la princesa de Éboli, cuya ventana enrejada recuerda uno de los episodios más célebres de la historia española. También destacan la Colegiata de la Asunción, con un museo de tapices flamencos del siglo XV considerado único en Europa, y conventos como el del Carmen, fundado por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.


El convento del Carmen en Pastrana, en la provincia castellanomanchega de Guadalajara

Pasear por sus calles empedradas conduce a plazas tranquilas y rincones que parecen detenidos en el tiempo. La gastronomía es otro de sus atractivos: el cordero asado al estilo alcarreño, las migas y la miel de la Alcarria, reconocida con Denominación de Origen, forman parte de la experiencia.

Pastrana es también conocida por su relación con Camilo José Cela, quien recorrió la Alcarria y dejó testimonio de sus paisajes y gentes en su famosa obra de viajes. Hoy, muchos visitantes llegan atraídos por esa evocación literaria.