«Esto es un caos»: una mañana en un centro de salud de Sevilla

«Esto es un caos»: una mañana en un centro de salud de Sevilla

La masificación del centro de salud Amate, convertido en un «hervidero» tras asumir a los pacientes de La Candelaria, ilustra el «colapso» que atraviesa la atención primaria en Andalucía

Una ley contra el “colapso” de la sanidad pública: 57.000 firmas ciudadanas fuerzan a Moreno a repensar su modelo sanitario

Las colas en el centro de salud Amate se empiezan a formar a partir de las siete y media de la mañana. Este consultorio –ubicado en Cerro-Amate, uno de los barrios más humildes de Sevilla y con una de las rentas per cápita más bajas de España– es uno de los de mayor nivel asistencial del distrito sanitario Sevilla. En la puerta, mientras espera a que atiendan a su madre, Maica asegura que este centro “ha sido caótico toda la vida”. Pero, a la vuelta del verano, el caos se ha agravado al haber asumido también la carga asistencial del centro de La Candelaria, cerrado desde julio por obras.

Toni es uno de los pacientes de La Candelaria que esta mañana de septiembre se ha llevado “una sorpresa” al llegar a su centro de salud y encontrar la puerta cerrada. Un cartel le indicaba que debía dirigirse al de Amate, a unos 750 metros. Diez minutos después, se topa con la confusión que sobrevuela el consultorio vecino. En la fachada, dos carteles improvisados tratan de poner orden: “Cola Amate” y “Cola Candelaria”. Dentro, lo más llamativo es el ruido: un murmullo constante que se mezcla con resoplidos, gruñidos y algún grito de impaciencia conforme avanza la mañana.

“Demasiado bien lo están llevando”, reconoce Francisca, poniendo en valor la atención del personal de gestión y servicios que da la cara al otro lado del mostrador. Mari Ángeles, que llevaba tiempo sin acudir al centro de salud, se sorprende al ver a tanta gente aglomerada. “Pensaba que era por la vuelta del verano”, dice antes de que Francisca le explique que se debe a que “ahora somos el doble de pacientes”.


En el interior también se han establecido dos mostradores para atender a los usuarios de cada consultorio, aunque ello no evita que las confusiones entre los pacientes sean frecuentes

Pasadas las 11:00, unas 150 personas abarrotan el vestíbulo. Algunas, como Manuela, llevan esperando más de una hora para pedir cita en urgencias. “Mucha gente se queja y es normal, la cosa está muy mal, yo llevo tres semanas intentando coger cita y hoy he venido de urgencias porque no podía más con el dolor, pero todavía me queda un rato”, relata esta joven mientras el murmullo de fondo refleja la tensión acumulada.

A ojos de Teresa López, delegada sindical de UGT en el distrito sanitario de atención primaria de Sevilla, la sobrecarga que sufre Amate no es una excepción, sino un síntoma del “colapso” que arrastra la atención primaria en Andalucía. Ello enmarcado en la crisis que atraviesa el modelo sanitario andaluz y que ha llevado a las Mareas Blancas de Andalucía a sumar más de 57.000 firmas para impulsar una ley contra el modelo sanitario de Juan Manuel Moreno. Entre sus objetivos, aumentar la plantilla sanitaria con contratos dignos, reducir las abultadas listas de espera y, en definitiva, blindar el sistema sanitario público andaluz frente a la “estrategia deliberada de privatización” que le atribuyen al Gobierno del PP.

Malestar creciente que pagan los profesionales

En el caso de Amate, el problema de “masificación” no obedece a la falta de personal, sino de “espacio” y de infraestructura: se han agrupado las plantillas de los dos centros de salud, pero compartiendo el mismo material (el que había en Amate). Así lo explican a este periódico fuentes del centro de salud, que garantizan que “se está atendiendo a todos los usuarios”, aunque “no podemos ir más rápido porque el propio sistema se satura”. “Hacemos lo que podemos con lo que tenemos”, añaden con resignación los trabajadores, que intentan calmar las aguas explicando la situación cuando algún usuario pierde los nervios tras horas de espera.

Desde su puesto de la ONCE en la puerta del consultorio, José Carlos asegura que esa escena se repite cada mañana. “Aquí hay peleas todos los días, y más desde que vienen también los de La Candelaria”, cuenta. Los profesionales del SAS viven en primera línea una tensión que no les corresponde, según lamenta la delegada sindical de UGT, quien recuerda que el personal de gestión es “la cara visible del sistema, pero no el responsable de su deterioro”.


Las aglomeraciones se forman desde primera hora de la mañana, de ahí que haya carteles fuera del consultorio

Teresa López lamenta que sus compañeros administrativos tengan que soportar el alto grado de crispación y descontento que acumulan los pacientes. Algo que en el día a día se traduce en episodios de tensión y estrés continuos. Los propios profesionales trasladan la “presión” a la que se ven sometidos a diario. Lo cual produce un nivel de “desgaste emocional y mental”, que se ha visto intensificado al unificar dos centros de salud “muy demandantes”.

La delegada sindical de UGT en Sevilla denuncia, además, la falta de seguridad que se percibe en los centros de salud y “deja en una situación de indefensión total a los profesionales”. Al hilo, critica que la Junta haya creado recientemente el Observatorio de Agresiones a Profesionales del Sistema Sanitario Público, pero no aborde la raíz del problema: “Mientras no arregle las listas de espera, los retrasos en las consultas, pruebas diagnósticas y citas con especialistas… la gente seguirá pagando su frustración con el personal del SAS”, lamenta la representante sindical, que señala directamente como responsable a “la desastrosa gestión de la sanidad” del Gobierno de Moreno.

Un problema generalizado

Sin embargo, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) niega que exista un “colapso” en centros de salud como Amate y habla de “situaciones puntuales de mayor acumulación de personas”, como consecuencia de las obras en La Candelaria, cuya reapertura está prevista para el próximo lunes 15. Para Teresa López es “vergonzoso” que la Junta de Andalucía “eche balones fuera por no asumir su responsabilidad”. E insiste en que estos problemas no solo se viven en el centro de salud de Amate.

De momento, usuarios y profesionales de este consultorio sevillano esperan que la reapertura de La Candelaria alivie la presión. Pero temen que la vuelta a la normalidad no resuelva los problemas de fondo: listas de espera interminables, dificultad para conseguir una cita y falta de recursos. “Eso es en todos los sitios igual”, concluye Maica, que pertenece a Montequinto y ha acompañado a su madre al médico, después de pasar un mes y medio “entrando de madrugada en la aplicación para intentar coger una cita porque si no es imposible”.