Preparacionistas de la IA: cuando tener un plan B laboral no es tan descabellado

Preparacionistas de la IA: cuando tener un plan B laboral no es tan descabellado

El debate sobre si la IA generativa es buena o mala para el futuro del trabajo es constante. Están los que lo ven como solución a muchos problemas, y quienes lo señalan como un peligro. Ambas partes tienen algo de razón; su uso se expande y ya hay compañías que consideran que les sale más rentable un programa que una persona

El caso de la gente que tiene una relación con un bot: “Quiero que vuelva mi Chloë”

A comienzos del verano, el periódico británico The Guardian publicó un artículo que provocó sudores fríos en muchos lectores. En el texto, que se puede leer traducido al castellano en este medio, se recogían los testimonios de varias personas que habían perdido su trabajo a causa de la Inteligencia Artificial generativa. Un locutor de radio, una redactora de publicidad, una ilustradora, un actor de doblaje y un diseñador gráfico dejaron de tener empleos porque a las empresas les salían más caros que un bot. Algunos encontraron otro puesto en su sector y otros en uno diferente, pero todos comparten perplejidad: eran conscientes de que les podría pasar, pero no tan rápido.

El debate sobre si la IA generativa es buena o mala para el futuro del trabajo es constante desde que, en noviembre de 2022, se lanzó ChatGPT. Hubo personas que lo encontraron como solución a muchos problemas mientras que otras lo señalaron como un peligro. Las primeras ven a las segundas como luditas y negacionistas, mientras que las segundas tachan a las entusiastas de ilusas e irracionales. Puede que ambas partes tengan algo de razón, pero es innegable que su uso se expande de forma veloz y hay compañías que consideran que les sale más rentable un programa que una persona —cuestan menos o nada, producen más, no reclaman derechos laborales— ya han hecho recortes de personal. Y otras no tardarán. Ante esta realidad, tener un plan B laboral se perfila como imperativo, sobre todo en algunos sectores.

El escritor y profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School Enrique Dans publicó en su página web un artículo acerca de esta realidad titulado Llega la gran reconversión laboral de la inteligencia artificial generativa. En él señala algunos de los gremios que más tienen que temer por su permanencia. A corto plazo, bajo su criterio, los más amenazados son: “Los gestores funcionales cuyo valor añadido se limita a ensamblar informes, los analistas que describen datos sin interpretarlos, el back-office rutinario de recursos humanos o contabilidad, e incluso los operarios de líneas repetitivas en plantas poco automatizadas”.

Según su análisis, de momento, se salvan “los profesionales con necesidad de criterio creativo o ético (diseño conceptual, derecho digital, etc.), los técnicos de integración capaces de afinar modelos, los trabajos de alta complejidad manual que exigen improvisación en entornos no estructurados, y, por supuesto, los cuidadores, docentes y sanitarios, cuyos núcleos de valor tienden a residir en cuestiones como la interacción humana y la empatía”.

Valeria se olió la tostada hace tiempo y decidió cambiar de sector antes de que la obligasen a hacerlo, explica a elDiario.es. Ella se dedicaba a la fotografía y vio que para las pequeñas empresas era más fácil escoger un software de retoque automático que contratar a un profesional. Cambió de carrera y se pasó a la sanidad donde “la automatización es menos posible”, recuerda.

Por su parte, aunque no le preocupa demasiado que la IA generativa destruya su empleo de traductor, David también ha pensado en opciones laborales que no sean tan fáciles de reemplazar por un bot. De hecho, tiene un plan B y también un C, por si acaso. En principio, le gustaría dedicarse a algo relacionado con la aeronáutica: “Azafato de avión, por ejemplo. Trabajar para Qatar Airways y estar todos los días volando me haría feliz”. Si ese plan se chafa, su alternativa sería montar una empresa de multiservicio en Menorca: “Obras pequeñitas como colgar cuadros, arreglar tuberías, electricidad y todo esto, un servicio manitas. En la isla escasean y tendría un trabajo garantizado porque sería muy difícil que eso lo hiciese la IA”, expresa.

Hay una parte de factor humano que es insustituible. Un dosier de prensa te lo hace una IA, pero aguantarle la chapa a un autor y hacerle de canguro, psicólogo, etc., no

Antonio
departamento de prensa en una editorial

Antonio, que trabaja en el departamento de prensa de una editorial, tiene un plan B muy claro: “Jubilarme”, bromea. Aún le quedan bastantes años para llegar al mínimo de la cotización, pero piensa que, a día de hoy, su puesto no está en peligro: “En lo de aguantar a autores hay una parte de factor humano que es insustituible. Un dosier de prensa te lo hace una IA, pero aguantarle la chapa a un autor y hacerle de canguro, psicólogo, etc., no”.

Sin embargo, hay quien piensa que ChatGPT, por ejemplo, puede ser un buen terapeuta además de consultor. Hace unos días, Microsoft despidió a más de 9.000 empleados, casi todos de la división de videojuegos, en la última ronda de recorte de plantilla. Mientras tanto, continúa con su inversión de 80.000 millones de dólares en centros de datos para entrenar modelos de IA. Ante esta sangría laboral, Matt Turnbull, alto ejecutivo de Xbox Game Studios, publicó un post en LinkedIn en el que se mostró preocupado por el impacto psicológico que esto podría haber causado en quienes perdieron su trabajo y les dio una recomendación: pedid consejo a la IA. Poco después borró su mensaje porque, por lo que sea, no sentó nada bien.

Quién lo va a contar

Aunque Dans no menciona a los periodistas en su artículo, este sector es uno de los que más amenazado se siente por la Inteligencia Artificial generativa. Tanto por la posibilidad de que herramientas como ChatGPT escriban artículos —de momento aún no es capaz de hacerlo sin errores— como por el desplome de tráfico dirigido a los medios desde que Google instaló Gemini (la IA que ofrece respuestas resumidas a las búsquedas que realizan los usuarios sin necesidad de hacer clic en las publicaciones). Matías S. Zavia fue uno de los primeros del sector al que sustituyó un bot y lo comunicó sin ambages en un tuit que se viralizó: “Una IA me quitó el trabajo, literalmente”.

En agosto de 2023, los responsables de la edición española de Gizmodo convocaron a los trabajadores a una reunión de Google Meet y les despidieron. Los empleados ya tenían pistas de sus intenciones: ya se habían hecho ensayos de automatización de contenidos en la edición inglesa, con resultados cuestionables, pero que no impidieron que siguiesen adelante. “Las pruebas tuvieron un corto recorrido y la edición en español se automatizó por completo adaptando el contenido con traducciones, sin editores humanos”, explica Matías. “También tuvo un recorrido mediano porque había muchos errores en las traducciones. Ahora tiene otro dueño con otro concepto, hay un trabajo un poco más humano por detrás”, matiza.

Afortunadamente, en poco tiempo a Matías le surgieron varias oportunidades en el ámbito de la comunicación. Decidió seguir con su carrera periodística como redactor especializado en ciencia y tecnología y ahora trabaja en Xataka. Además, dirige el podcast Monos Estocásticos que, precisamente, trata sobre Inteligencia Artificial con sentido del humor. Su plan B no pasa por alejarse del oficio, sino por diferenciarse de ‘la máquina’. “Aparte del periodismo urgente y local, para distinguirnos en el resto de ramas del periodismo y de la creación de contenido creo que no queda otra que conseguir una conexión humana con el lector y con el oyente”, sostiene.

Delia Rodríguez, periodista y escritora especializada en tecnología, Internet y sociedad, sostiene que la Inteligencia Artificial generativa forma parte de “una revolución tecnológica que comenzó con Internet y el móvil y que está transformando el conocimiento humano”. Para ella, aunque las empresas tecnológicas no consigan lograr su objetivo de “alcanzar una superinteligencia mayor que la humana”, las IAs mejoran a todo trapo y es imposible que el mercado laboral no cambie. La cuestión es la velocidad real a la que lo haga, si los empleos que se pierdan se reemplazarán por otros o cómo influyen los intereses sociales, políticos y económicos en el proceso, entre otros factores. “El futuro está literalmente en construcción ahora mismo”, enuncia.

En lo que respecta a su ámbito profesional, considera que la Inteligencia Artificial generativa ha irrumpido como en su momento lo hizo internet, pero más rápido. “Puede que no te quite directamente el trabajo una máquina, pero si trabajas en una industria del conocimiento tu sector se va a quedar irreconocible, para bien o para mal”, comenta. Lo compara con otros como la traducción, la ilustración o la programación informática, donde ya ha pasado: “Con estos precedentes me parece suicida no tener una visión global de lo que está ocurriendo en el mundo y entender muy bien cuál es tu posición, tus fortalezas y debilidades”, afirma.

Para ella, el periodismo aún está a tiempo de reaccionar colectivamente para que sus profesionales no se vean de pronto en una situación irreversible y pone de referente a los actores y guionistas de Hollywood, que lograron proteger sus derechos a base de huelgas y movilizaciones. Por su parte, dice que “no es que tenga un plan B, es que estoy ya en ello, aunque la IA no es el único motivo”. Su objetivo actual es alejarse de la gestión y centrarse en su voz porque, como Matías S. Zavia, cree que “los humanos vamos a seguir valorando la autoría de otros humanos durante mucho tiempo porque estamos programados para confiar en ella”. Además, continúa con su aprendizaje sobre el cambio tecnológico: “Supongo que alguien tendrá que contar lo que está pasando”.

Puede que no te quite directamente el trabajo una máquina, pero si trabajas en una industria del conocimiento tu sector se va a quedar irreconocible, para bien o para mal

Delia Rodríguez
periodista y escritora

El oasis de la Administración Pública

La Inteligencia Artificial generativa se ha unido a otros problemas previos como la precariedad laboral o la dificultad para conciliar vida personal y trabajo. Por eso, el plan B de algunos profesionales pasa por presentarse a una oposición. Si el funcionariado siempre ha sido una opción segura, ahora cada vez lo parece más y de hecho, se nota en cuestiones como el aumento de personas de más de 30 años que se presentan a estos exámenes.

Miguel es periodista y tiene claro que si pierde su trabajo, su objetivo será aprobar una oposición: “Las razones, sobre todo, son de conciliación y de seguridad laboral. En este momento de mi vida, priorizo eso por delante de progresar en un ámbito donde cada vez es mayor la incertidumbre laboral y que, por lo general, exige mucha dedicación y no está bien pagado”. Si finalmente llega el momento de poner en práctica su plan B, escogería un área de gestión o administración municipal en su ciudad o lo más cerca posible.

Pero ¿es el funcionariado una opción tan segura como parece? ¿Podría la Inteligencia Artificial generativa acabar con esta condición? Alejandro García Díaz, socio-abogado de SOCILEGAL Abogados, declara que aquellos que han conseguido un puesto fijo en la Administración pública no tienen nada que temer porque tienen garantizado al 100% su trabajo hasta la jubilación. “Debemos destacar que el Estatuto Básico del Empleado Público recoge en su artículo 14, que los funcionarios tienen el derecho a la ‘inamovilidad’ en su condición de funcionario de carrera”, señala. Eso quiere decir que no pueden despedirlos salvo por causas tasadas por ley, que son: “La renuncia, la pérdida de la nacionalidad, la jubilación total, la sanción disciplinaria que implique la separación del servicio o la pena principal o accesoria mediante sentencia penal firme de inhabilitación absoluta o especial para cargo público”, especifica.

“Otra cosa es que las tareas dentro de la Administración de los funcionarios (sobre todo aquellos que pertenecen a los Cuerpos Generales) puedan verse modificadas, o existan reestructuraciones en sus funciones debido a la aplicación de la IA”, comenta, aunque remarca que no perderían su condición de funcionarios. Además, considera que no existen indicios de que la Administración pública vaya a sustituir a los empleados que se jubilan por bots. De hecho, los datos indican que la jubilación masiva de los babyboomers está generando convocatorias de empleo público “históricas”, dice.

Según el experto, el artículo 9.2 del Texto Refundido del Estatuto Básico del Empleado Público define que “los funcionarios por razón de su relación de especial sujeción con la Administración, ostentan la intervención directa o indirecta en la ejecución de potestades públicas (entre las que se encuentra, por ejemplo y entre otras, la sancionadora o la de ser fedatarios públicos)”, por lo que él considera que “el ejercicio de tales funciones resulta poco probable que pueda ser sustituido a corto plazo por la IA”.

Aunque presentarse a una oposición parece el plan B más razonable, no está al alcance de todo el mundo porque preparar unos exámenes para la Administración pública requiere tiempo y dinero (para conseguir, precisamente, ese tiempo y para pagar extras como academias, apuntes y tasas). Esos factores también marcan las posibilidades de reciclarse profesionalmente con formación extra en el mismo sector o para cambiar a otro ámbito. Está por ver si los cambios que traerá la IA generativa ayudarán a reducir las desigualdades sociales o todo lo contrario, pero es posible que la respuesta llegue pronto.